Joe Biden vive sus momentos más duros desde que llegó a la Casa Blanca. Este martes, millones están a la espera de lo que tiene que decir sobre el caos y el terror en el que quedó sumido el país tras la retirada de tropas americanas. El discurso será las 14H45 (18H45 GMT), más de una hora más tarde del programa inicial y un día después de que el general Kenneth McKenzie anunciara el final del conflicto bélico más largo de Estados Unidos.
Acabar la última “guerra eterna” surgida de los atentados del 11 de septiembre de 2001 fue una de las mayores promesas electorales de Biden. Y la idea era abrumadoramente apoyada por la opinión pública. Pero tras 2.356 muertes de militares estadounidenses, muchos miles de heridos y un gasto estimado de 2,3 billones de dólares, la ofensiva en Afganistán para derrocar a los talibanes termina con los mismos insurgentes regresando al poder.
Y para muchos la retirada, que culminó con un solitario avión despegando a medianoche de Kabul con las últimas tropas y diplomáticos, realmente equivale a una derrota impactante. Biden, dueño de esa derrota, se encuentra ahora en un territorio políticamente peligroso.
Después de dos semanas de vuelos de evacuación, un esfuerzo titánico empañado por un atentado suicida que mató a 13 militares estadounidenses y decenas de afganos, Biden que el Pentágono y el Departamento de Estado anunciaran el final de la intervención el lunes. El domingo, el mandatario había recibido los ataúdes que contenían los restos de esos 13 militares abatidos, los últimos estadounidenses uniformados que murieron en una guerra no deseada por sus compatriotas desde hacía ya mucho tiempo.
El lunes, Biden apareció brevemente en público, durante una reunión virtual con funcionarios para discutir la respuesta al huracán Ida. Pero no aceptó preguntas de los periodistas. Y cuando el Pentágono anunció que el último avión había partido de Kabul, Biden emitió sólo una declaración escrita pidiendo una “oración de agradecimiento” a las fuerzas estadounidenses. Con su discurso esta tarde en la Casa Blanca, Biden tendrá la oportunidad de explicar su visión.
Los republicanos, encabezados por Donald Trump, el siempre crítico predecesor de Biden, describen la salida como un fracaso humillante, una derrota que supera incluso a la evacuación de Saigón de 1975 y una señal para el mundo de que Estados Unidos se ha rendido. Es probable que Biden presente un argumento bastante diferente: que acabar una guerra al otro lado del mundo nunca será lindo y que es el primer presidente en 20 años con el coraje de llevar a cabo lo que todos sabían que tenía que suceder.
¿Victoria o derrota?
Si bien la salida de Afganistán tenía apoyo popular, la forma en que se concretó sorprendió a los estadounidenses. El caos comenzó con el repentino colapso del ejército afgano entrenado por Estados Unidos, lo que permitió a los talibanes desplegarse por todo el país prácticamente sin obstáculos.
Ese cambio abrupto en el equilibrio de poder dio lugar a un extraordinario operativo de evacuación que duró dos semanas, en el que unas 120.000 personas, la mayoría aliados afganos, fueron trasladadas fuera del país por avión. No faltan las críticas sobre cómo se ejecutó esta operación.
Hasta 200 ciudadanos estadounidenses pueden haber quedado varados en suelo afgano por no haber podido llegar al aeropuerto de Kabul. El atentado suicida que mató a los 13 militares fue especialmente cruel, dado que cinco de las víctimas tenían solo 20 años, apenas habían nacido cuando comenzó la guerra.
Y el hecho de que toda la evacuación se hizo porque los talibanes lo permitieron fue una dolorosa constatación de la realidad. Pero Biden responderá que lo que pasó fue una victoria.
“Los últimos 17 días han visto a nuestras tropas ejecutar el puente aéreo más grande en la historia de Estados Unidos, evacuando a más de 120.000 ciudadanos estadounidenses, ciudadanos de nuestros aliados y aliados afganos de Estados Unidos”, dijo Biden en su declaración el lunes. “Lo han hecho con un coraje, profesionalismo y determinación incomparables”, destacó.
En esa declaración, Biden también reiteró las garantías de los funcionarios estadounidenses e internacionales de que los talibanes acordaron permitir la salida de aquellos que todavía permanezcan en Afganistán. Para el presidente, esto no fue un fiasco, sino un audaz escape de una pesadilla. El choque de narrativas podría determinar el mandato del demócrata, y el discurso de la tarde en la Casa Blanca será su oportunidad para defender sus argumentos.
*Con información de AFP