En las ciudades palestinas de Cisjordania ocupada, feudo del movimiento Fatah del presidente Mahmud Abás, ondea la bandera verde de su rival Hamás. Y es que al negociar el canje de presos palestinos por rehenes israelíes, el movimiento islamista ha hecho crecer su popularidad.
Cerca de 240 rehenes fueron capturados durante el inédito ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre, en el que los milicianos mataron a 1.200 personas, en su mayoría civiles, según las autoridades israelíes. En respuesta, Israel bombardeó día y noche la Franja de Gaza, gobernada por el grupo islamista desde 2007. Hamás afirma que casi 15.000 personas, también civiles en su mayoría, han muerto desde entonces.
Ambos bandos negociaron una tregua de cuatro días con la mediación de Catar, Estados Unidos y Egipto, que entró en vigor el viernes y comportó la liberación de 50 rehenes israelíes contra 150 presos palestinos retenidos en las cárceles del Estado hebreo. En virtud del acuerdo, Hamás lleva liberando desde el viernes a 13 rehenes diarios, e Israel, a 39 presos palestinos.
Ahmed Abdelaziz, de 63 años, acudió celebrar la liberación de los presos palestinos con sus hijos. “Estoy aquí por solidaridad y aprecio lo que hizo Hamás: ver a jóvenes salir de la cárcel gracias a la resistencia me da alegría”, le dijo a AFP. “La alegría de las familias de los presos, la movilización de la gente, todo eso me empuja a apoyar Hamás”, añadió.
A su alrededor, una multitud cargaba a los liberados a hombros, mientras estos sostenían banderas verdes y aseguraban rezar para que “Dios refuerce la resistencia”, una referencia a Hamás y otros grupos armados del territorio palestino.
“La historia empezó antes”
A las puertas de Ramala, en Cisjordania ocupada, la multitud también elogió a Hamás, pese a que esa ciudad albergue la sede de la Autoridad Palestina. “Dicen que Hamás es terrorista, todo el pueblo está con Hamás”, gritaban algunos de ellos. El grupo islamista está considerado como “terrorista” por Estados Unidos, la Unión Europea e Israel.
En Al Bireh, en cambio, ondeaban banderas amarillas, las del Fatah. La ciudad está al lado de Ramala y está gobernada por un funcionario electo de Hamás encarcelado por Israel al inicio de la guerra.
Pero Tareq al-Omla, uno de los presentes, lo tiene claro: Hamás tiene más legitimidad que su rival. “No actúa por su cuenta, sino por el pueblo palestino que está siendo atacado todos los días por soldados y colonos israelíes”, dijo.
¿Qué piensan de la violencia extrema que se cebó contra los civiles el 7 de octubre y las matanzas perpetradas en los kibutz y en el festival Tribe of Nova? “La historia empezó antes y la verdadera pregunta es qué le hacía Israel a los palestinos antes del 7 de octubre”, respondió Jihad Ayush, un manifestante, a AFP.
“Desafiar” a Israel
Para el politólogo Jihad Harb, las multitudes salen ahora “en masa” para “desafiar a las autoridades israelíes, que no quieren celebraciones y actos de apoyo a la resistencia palestina”. Si el acuerdo se prolonga, “la popularidad de Hamás se duplicará”, sostuvo. A falta de elecciones, los movimientos palestinos miden su popularidad con el apoyo que tienen en la calle.
Los últimos comicios se remontan a 2006. Hamás los ganó, pero Fatah se lanzó en una guerra fratricida con el movimiento islamista. Desde entonces, uno gobierna sobre en Franja de Gaza y el otro, en Cisjordania.
Harb recuerda que Hamás no solo ha ganado puntos en la actualidad, sino también en un contexto de desarrollo de la colonización, de redadas israelíes en Cisjordania y de la creciente normalización de las relaciones de los países árabes con Israel.
“Los prisioneros han unido a los palestinos desde siempre”, señaló a AFP Qaddura Fares, jefe de la comisión de prisioneros de la Autoridad Palestina, que, sin embargo, guardó silencio sobre el asunto. Su presidente, Mahmud Abás, no acudió a las celebraciones.
Con información de AFP.