El presidente de Kenia, William Ruto, anunció este jueves 11 de julio la destitución de todo su Gobierno —excepto el ministro de Asuntos Exteriores y el vicepresidente— y del fiscal general, después de semanas de protestas en el país a raíz de los planes del Ejecutivo de subir los impuestos.
“Después de escuchar atentamente al pueblo de Kenia y de un análisis integral de la actuación de mi administración y de sus logros y desafíos, he decidido (...) destituir con efecto inmediato a todos los ministros y al fiscal general”, declaró Ruto en un mensaje televisado dirigido a la nación desde la State House, sede de la Presidencia en Nairobi.
De igual manera, el mandatario aseguró que los secretarios principales de cada cartera dirigirán los asuntos de los respectivos ministerios hasta que se nombre un nuevo gabinete. Ruto ha prometido medidas adicionales, lo que indica una mayor reorganización de su gobierno, que probablemente afectará a funcionarios más ineficientes.
La acción sigue a protestas en gran parte pacíficas, lideradas por jóvenes kenianos, que se han ampliado hasta convertirse en una campaña más amplia contra Ruto y su gobierno; algunas manifestaciones han degenerado en violencia mortal.
El mandatario también dijo que “emprenderá de inmediato consultas amplias en diferentes sectores y formaciones políticas, con el objetivo de establecer un gobierno de base amplia”.
Este gobierno, dijo, le ayudaría a desarrollar “programas radicales” para lidiar con la enorme carga de deuda del país, aumentar las oportunidades de empleo, eliminar el despilfarro gubernamental y “matar al dragón de la corrupción”.
Toda la crisis tiene como base inicial el rechazo al controvertido proyecto de ley de finanzas 2024, el cual rápidamente se convirtió en pedidos de una revisión total del gobierno y multitudinarias manifestaciones en contra del mandatario, las cuales fueron encabezadas por jóvenes que ahora exigen que “Ruto debe irse” del poder, algo que parece más que difícil hoy por hoy.
Las protestas finalmente llevaron al presidente Ruto a negarse a firmar la ley. Las manifestaciones, en las que decenas de miles de jóvenes salieron a la calle, terminaron en enfrentamientos con las fuerzas policiales, con resultados trágicos. Más de 40 manifestantes murieron y más de 300 resultaron heridos en la peor brutalidad policial vista en el país, lo que provocó una condena generalizada tanto a nivel local como internacional.