Desde que el Gobierno de Israel y el grupo terrorista Hamás acordaron la semana pasada una tregua de cuatro días, en vigor desde el viernes 24 de noviembre y prorrogada el lunes con el objetivo de liberar rehenes y prisioneros por ambas partes, la operación ha avanzado con notable celeridad. La ayuda de organizaciones humanitarias, como la Cruz Roja, junto con el respaldo de Estados Unidos, Catar y Egipto, como intermediarios, ha facilitado el proceso.
Este esfuerzo conjunto ha permitido que muchos de los secuestrados recuperen la libertad que tanto anhelaban. La colaboración internacional y la eficiencia en la ejecución de la operación destacan la importancia de la diplomacia, pero subrayan que aún queda trabajo por hacer. Es por ello que personajes como Antony Blinken, secretario de Estado estadounidense, llegó a primeras horas del jueves 30 de noviembre a Tel Aviv para mantener discusiones con los dirigentes israelíes sobre una prolongación de la tregua con Hamás y la entrada de más ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.
“Queremos que se prolongue esta pausa, porque ha permitido liberar a rehenes y trabajar en la asistencia humanitaria para quienes lo necesitan desesperadamente”, dijo Blinken en Bruselas. Las historias que tuvieron que vivir cientos de familias bajo cautivero son escabrosas y ejemplifican la crueldad de Hamás con los civiles, que no tienen nada que ver en este conflicto en Medio Oriente.
En una entrevista con el canal de televisión francés BFM, Devoran Cohen compartió las angustiantes condiciones que su sobrino Eitan Yahalomi, de tan solo 12 años, enfrentó durante 52 días. Relató que el niño fue golpeado al llegar a Gaza y obligado a presenciar videos terroríficos de los ataques del 7 de octubre, provocándole cicatrices físicas y emocionales. La liberación de Eitan trajo consigo una alegría palpable. Según compartió la tía del niño en una entrevista con la televisión francesa, “(cuando liberaron a Eitan) estábamos muy felices”.
No obstante, esta felicidad se ve empañada por la preocupación ante las posibles secuelas que estos eventos podrían dejar en su sobrino. En sus propias palabras: “Es inimaginable. No sé quién podría hacer algo así”. A pesar de su deseo inicial de creer que Eitan sería bien tratado, la realidad la llevó a concluir de manera contundente: “Esas personas son monstruos”. Además, según informes del diario The Times of Israel, el padre de Eitan, Ohad, resultó herido de bala en un tiroteo y aún permanece en cautiverio en Gaza. Asimismo, el testimonio de Ruti Munder, liberada junto con su hija y su nieto, revela condiciones infrahumanas, con rehenes hacinados en pasillos subterráneos y habitaciones con escasa electricidad.
Según contó el Canal 13 de Israel, el relato de Munder destaca la asfixiante realidad de dormir en bancos sin colchones, mientras que otros ni siquiera contaban con una sábana para protegerse del frío. La división forzada de familias por parte de Hamás ha sumido a muchos en la incertidumbre sobre el destino de sus seres queridos.
El sufrimiento también se traduce en la escasez alimentaria. Los rehenes, inicialmente alimentados con pollo, arroz y té, vieron empeorar su situación, llevándolos a pasar hambre y perder peso considerablemente. La dieta, limitada a dos rebanadas de pan al día al final de su cautiverio, refleja las condiciones precarias a las que fueron sometidos y que repercutieron en la pérdida de hasta 7 kilos para los Munder.
La liberación de los niños no ha marcado el fin del tormento, ya que muchos muestran profundos efectos por la tensión psicológica. “La parte más impactante e inquietante de nuestro reencuentro fue que Emily solo susurraba. No la podía oír. Tuve que poner mi oído en sus labios. Había sido condicionada a no hacer ningún ruido”, resultado de semanas de obligación por parte de sus captores, que han dejado huellas invisibles pero duraderas del cautiverio. Padres como Thomas Hand describen el doloroso proceso de recuperación de sus hijos, que lloran “hasta quedarse dormidos por las noches”, contó a CNN.
Las historias de adultos, como Elma Avraham, de 84 años, ilustran un trato inhumano de Hamás, negando incluso medicamentos vitales, a pesar de las graves condiciones médicas. La liberación de la adulta mayor en estado “grave y potencialmente mortal” y su traslado urgente a un hospital en helicóptero subrayan la urgencia de abordar las secuelas físicas y emocionales de estos secuestros en sus víctimas. Tali Amano, hija de Elma Avraham, dijo en The Times of Israel: “Mi madre no merecía volver así”.
Y afirmó con indignación: “Mi madre fue médicamente descuidada. La Cruz Roja se negó a entregarle sus medicamentos. Llegó al hospital con un ritmo cardiaco de 40 latidos por minuto y una temperatura corporal de 28 grados centígrados, al borde de perder el conocimiento y con heridas en todo el cuerpo”.Hagai Levine, en su calidad de jefe de asuntos médicos del Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas, no dudó en levantar su voz de condena al describir las condiciones de detención como una afrenta a la humanidad. Señaló, inequívocamente, que son inhumanas y carentes de toda dignidad.
La estrategia de Hamás
Wassim Nasr, experto en terrorismo de France 24, destacó que los rehenes liberados por Hamás y los prisioneros palestinos excarcelados por Israel, hasta el momento, eran considerados “fáciles de liberar”. En su análisis, Nasr sostuvo que estos individuos no tenían un alto valor en términos de negociación y se marcará, según él, el inicio de un proceso complicado a medida que las solicitudes de liberación involucren a figuras más representativas para ambas partes. En sus palabras: “No es de extrañar, porque no hay que olvidar que se trata de las personas más complicadas de mantener en términos logísticos”.
Nasr subrayó que Hamás aligera una carga al liberar a estos rehenes, ya que lidiar con niños pequeños o ancianos que deben ser trasladados regularmente sigue siendo una tarea difícil. “Hamás está liberando actualmente rehenes de menor valor”, indicó Nasr.
“Por ejemplo, en este momento hay una proporción de un rehén por cada tres prisioneros palestinos liberados por Israel, mientras que la anterior proporción, en el momento de la liberación del soldado franco-israelí Gilad Shalit (en octubre de 2011), era de un rehén por cada 1.000 prisioneros palestinos liberados. Hamás sabe que tiene muchos otros rehenes que podrá capitalizar de otras formas, en particular soldados y oficiales superiores del Ejército israelí”, señaló el periodista.
Por otro lado, Yonathan Arfi, presidente del Consejo Representativo de las Instituciones Judías en Francia (Crif), compartió su perspectiva sobre la elección de Hamás en la selección de rehenes. Según Arfi, “Hamás es un movimiento cínico” y al elegir a quiénes liberar busca maximizar el impacto mediático en su favor.
En una entrevista con Europe 1, Arfi argumentó: “Por supuesto que eligió a los niños para darse, en cierto modo, una imagen honorable y caritativa. Pero no nos engañemos, esta emoción que nos recorre a todos en ese momento forma parte de la estrategia de comunicación de Hamás”. Las palabras de Arfi sugieren que la decisión de Hamás está motivada no solo por consideraciones humanitarias, sino también por una estrategia cuidadosamente calculada para influir en la percepción pública.