El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo este lunes que agentes del Servicio Secreto a cargo de su seguridad le dispararon a una persona, aparentemente armada, "en el exterior de la Casa Blanca", en Washington. Minutos antes, el presidente había sido sacado abruptamente de la rueda de prensa y agentes del servicio secreto vestidos de negro con rifles automáticos corrían por el césped al norte de la Casa Blanca.Trump reapareció poco después en la sala de prensa, donde los periodistas habían quedado confinados, y anunció que alguien había recibido un disparo afuera de la Casa Blanca. "Los agentes del orden le dispararon a alguien, parece ser el sospechoso. Y el sospechoso está de camino al hospital", dijo. Trump dijo que no sabía nada sobre la identidad o los motivos de la persona baleada, pero cuando se le preguntó si la persona estaba armada, respondió: "Por lo que tengo entendido, la respuesta es sí".

Sobre el tema no se dieron a conocer más detalles. Al margen de ello, la Casa Blanca y la oposición demócrata intercambiaron ataques este lunes sobre quién tiene la responsabilidad del estancamiento de las negociaciones para lanzar un nuevo plan de ayuda, mientras siguen aumentando los casos de covid-19 en Estados Unidos y muchos trabajadores ven con angustia que las cuentas se acumulan.El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo que es posible un acuerdo en el Congreso para un nuevo plan de ayuda para aminorar los efectos de la pandemia en Estados Unidos, si los demócratas ceden en algunas de sus demandas. El jefe de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, replicó que es el gobierno quien no busca un compromiso y descalificó el intento del presidente Donald Trump de impulsar una solución sin pasar por el Congreso como algo "risible". Con las negociaciones en punto muerto, Trump firmó el fin de semana órdenes ejecutivas para dar asistencia a los trabajadores y a los negocios, en un momento en que la pandemia de covid-19 sigue avanzando sin control y el desempleo está en un nivel alto. Trump, que enfrenta una dura campaña para su reelección en las elecciones de noviembre, congeló mediante una orden ejecutiva la recaudación de los impuestos sobre la nómina, que depende de los empleadores y que beneficia a las personas que ganen menos de 100.000 dólares al año.