En el inicio de 2020, el mundo vive uno de los momentos más álgidos de las últimas décadas y está en la antesala de un conflicto que se cocina con especial fuerza en Oriente Medio. El viernes en la madrugada, Estados Unidos mató con un ataque de dron al poderosísimo general Qasem Soleimani, un dirigente proiraní, y a unas siete personas más en el aeropuerto internacional de Bagdad. La operación se realizó con “un tiro de precisión de dron” que acabó con el vehículo en el que se encontraba el general.
El Pentágono no tardó en declarar que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio la orden de matar a Soleimani después de que una turba proiraní y unos milicianos del Movimiento Popular atacaron la embajada estadounidense en Bagdad (Irak) el martes. Para el mandatario norteamericano, la cúpula del Gobierno iraní auspicia los “ataques terroristas” y el odio hacia los diplomáticos y militares de su país. Por eso, no dudó en enviar 750 soldados adicionales a Bagdad para acordonar y asegurar la embajada después de los ataques, y prometió mandar unos 3.000 más en los próximos días a toda la región. Una paradoja si se tiene en cuenta que hace pocos meses, el mandatario ordenó la retirada de la mayoría de sus soldados de Oriente Medio. Así que nadie esperaba que las cosas fueran a escalar al punto en el que están ahora. El asesinato de Soleimani ya genera reacciones de todos lados. El ayatolá y líder supremo de Irán, Alí Jamenei, prometió una “venganza severa” contra la Casa Blanca. “Estamos esperando el momento y lugar apropiados. Pero su muerte no quedará impune”, añadió. Sin duda, este es el peor momento en la temida guerra de más de 40 años entre Irán y Estados Unidos en suelo iraquí.
El ayatolá Jamenei, jefe supremo de Irán, nombró a Esmail Qaani como comandante de las fuerzas revolucionarias, en reemplazo de Soleimani. La comunidad internacional prendió las alarmas porque la retórica guerrerista de Trump se materializó; algo que podría tener terribles e insospechadas consecuencias. Incluso António Guterres, secretario general de la ONU, condenó las precipitadas acciones de Estados Unidos. “El mundo no puede permitirse otra guerra en el Golfo”, insistió. “Les pido mostrar un máximo de contención en estos momentos de tensión”. Pero en este punto nadie parece escuchar. Si alguna vez hubo una relación bilateral amable, en los años de Jimmy Carter, hoy ya no queda nada. La preocupación del papa El papa Francisco también hizo un llamado a la calma el domingo para mantener "el diálogo y el autocontrol", en medio de las tensiones en Oriente Medio, aunque no citó ningún país en concreto, tras la oración del Ángelus en la plaza de San Pedro en el Vaticano. "En numerosas regiones del mundo se siente una atmósfera terrible de tensión", declaró el papa, saliéndose del texto del discurso distribuido antes, en lo que parece una alusión a las tensiones entre Estados Unidos e Irán. "La guerra solo trae la muerte y la destrucción. Invito a todas las partes a mantener encendida la llama del diálogo y del autocontrol y prevenir las hostilidades", agregó. El asesinato el viernes del general iraní Qasem Soleimani, muerto en un ataque estadounidense en Irak, desencadenó un recrudecimiento de las tensiones en Oriente Medio. Un conflicto difícil de desescalar Así lo confirmó para SEMANA David Castrillón, investigador del Observatorio de Análisis de Sistemas Internacionales de la Universidad Externado y especialista en Asia y África. “Creo que el asesinato de Soleimani podría incrementar los ataques con drones contra refinerías, oleoductos o buques petroleros. También habrá una ruptura entre Estados Unidos e Irak, pues el operativo se llevó a cabo sin el permiso del Gobierno iraquí. Es probable que el parlamento tome la decisión de sacar a Estados Unidos del país y de acercarse aún más a Irán. La tercera implicación es que esto pone el último clavo en el ataúd de las negociaciones nucleares con Irán, y no solo para lo que queda de la administración Trump, sino para las siguientes, así sean demócratas. Será muy difícil desescalar esta situación”.
Además, el presidente estadounidense ha dejado claro que actúa en solitario. No solo no tuvo en cuenta a sus aliados internacionales –como Francia, que hoy se queja de que los pone en peligro–, sino que ni siquiera habló con el Congreso de su país antes de tomar esta decisión. La presidenta de la Cámara de Representantes y una de las más férreas opositoras del mandatario, Nancy Pelosi, aseguró que esto podría llevar a “una peligrosa escalada de la violencia” y a una mayor división política en Estados Unidos que, además del tenso proceso de destitución de Trump, ahora tiene que asumir otro problema: el conflicto en Oriente Medio. Por si fuera poco, las bolsas mundiales no tardaron en resentirse. El viernes el petróleo de referencia en Estados Unidos, el WTI, subió 3,55 por ciento. Y es que antes de los constantes ataques con misiles, Estados Unidos ya había impuesto sanciones económicas al petróleo iraní. Así como presiones diplomáticas y políticas que tenían asfixiado al régimen y perjudicado a sus aliados, entre ellos a Irak. Por eso, en la plaza Tahrir de Bagdad, epicentro de las protestas contra el Gobierno y su aliado iraní, las cuales sacuden al país hace tres meses, cientos de iraquíes bailaron y cantaron para expresar su júbilo por la muerte del general Soleimani. Mientras en Irán cientos más lloraron “la muerte de un mártir de la Revolución islámica”.
Qasem Soleimani, general iraní. Para Phillip Smyth, especialista en grupos armados chiitas, “la operación se trata de la decapitación más grande jamás llevada a cabo por Estados Unidos, más que las que mataron a Abu Bakr al Baghdadi u Osama bin Laden”. Mientras tanto, Irak y sus ciudadanos tienen que soportar el fuego cruzado; su territorio se convirtió en un campo de batalla. El presidente iraquí, Barham Salih, instó a la moderación, pero no por eso dejó de advertirle a Estados Unidos que no prestará su territorio para retaliaciones individualistas y desestabilizadoras. Sus tropas tienen la orden de estar preparadas para lo peor. Que Estados Unidos esté a cargo de los asuntos internos de Irak desde 2003, cuando derrocó al régimen de Sadam Hussein, no significa que el Gobierno nacional y las fuerzas vecinas iraníes no tengan ni voz ni voto en lo que sucede en el territorio.
De hecho, las milicias proiraníes han acumulado un enorme arsenal gracias a Irán, aunque peculiarmente también a Estados Unidos, que no ha temido armarlos para combatir al grupo terrorista Estado Islámico. ¿Qué sucederá ahora? Esa, sin duda, es la gran pregunta que hacen muchos. Para la BBC, la intención de Trump de intimidar a Irán y demostrarles a los aliados de la Casa Blanca, como Israel y Arabia Saudita, que su poder de disuasión sigue siendo grande funcionó. Sin embargo, es impensable que un acto así no vaya a tener respuestas igual de duras de Irán y sus ejércitos extranjeros, como Hezbollah; incluso de sus aliados, como Rusia y China, que se oponen a lo sucedido. El panorama es desalentador bajo cualquier lupa. El presidente norteamericano advirtió el sábado por la noche que Estados Unidos golpearía a Irán más fuerte que nunca si Teherán ataca a los estadounidenses en represalia por el asesinato del general Qasem Soleimani. "Si nos atacan de nuevo, lo que les advertiría que no hagan, ¡les golpearemos más fuerte de lo que jamás han sido golpeados antes!", tuiteó el mandatario. En otro mensaje a continuación, Trump dijo que Estados Unidos usaría su "nuevo y hermoso" equipo militar "sin dudarlo" si los iraníes toman represalias.
___________________________________________________________________ ¿Quién era Soleimani? Qasem Soleimani era comandante desde hace dos décadas de la fuerza élite Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, una organización que dirige las acciones militares iraníes encubiertas en el extranjero. Para la Casa Blanca, una milicia terrorista. Empezó su carrera en 1980 durante la guerra entre Irán e Irak. No obstante, fue en la guerra entre Irak y Siria que Soleimani ganó protagonismo. En estos enfrentamientos, las fuerzas Quds, comandadas por el general asesinado, entrenaron a las milicias chiitas, que posteriormente derrotaron al Estado Islámico. Por esta razón, la guerra de Irak fue una oportunidad perfecta para el vertiginoso ascenso de Soleimani. Después de ella, el comandante iraní pasó de ser un hombre discreto a uno de los más importantes de la región.
Para el Gobierno de Donald Trump, sin embargo, Soleimani y sus tropas fueron los responsables de las muertes de cientos de hombres al servicio de Estados Unidos. Por eso, el Departamento de Seguridad estadounidense anunció rápidamente el viernes, previo al asesinato de Soleimani, que él atacaría a diplomáticos y miembros al servicio del país en Irán. Las acciones de Estados Unidos dejaron como resultado una baja importante para Irán y una guerra declarada por el ayatolá Ali Jamenei, quien perdió a su mano derecha. El líder supremo nombró a Esmail Qaani como el nuevo comandante de las fuerzas Quds. Pero es claro que sentirá la ausencia de Soleimani, un hombre que no solo se ganó su confianza, sino que sabía sus máximos secretos. Por eso, Donald Trump se refirió al operativo como un triunfo sin precedentes. Mientras unos lo lloran, otros bailan por las calles de Irak.