El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, visitó el sábado la tumba de su modelo político, un nacionalista-islamista ahorcado por un gobierno militar en 1961, buscando movilizar a su base conservadora la víspera de una histórica segunda vuelta electoral.
La visita al mausoleo del ex primer ministro Adnan Menderes en Estambul representa un símbolo importante para el jefe de Estado, de 69 años, gran favorito de los comicios presidenciales del domingo frente al socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu, de 74 años.
Menderes, emblemática figura de la derecha conservadora turca, fue juzgado y ahorcado un año después de que los militares dieran un golpe de Estado en 1960 para orientar a Turquía hacia un rumbo más laico.
Erdogan, que sufrió un intento de golpe de Estado en 2016, se proyecta en Menderes y lo ha citado en sus discursos.
“Se acabó la época de los golpes de Estado (...): mañana será un día especial para todos nosotros”, dijo el mandatario turco, llamando a sus compatriotas a acudir a las urnas.
Hace dos semanas y pese al desgaste de 20 años en el poder, Erdogan contradijo a los sondeos y se impuso en la primera vuelta a Kiliçdaroglu con el 49,5 % de los votos, y una diferencia de 2,5 millones de sufragios respecto al opositor que obtuvo un 45 %.
Desde entonces, Kiliçdaroglu, que lidera una coalición heterogénea de seis partidos, ha hecho hasta lo imposible por movilizar al electorado, incluyendo la búsqueda de simpatizantes a la derecha.
Sus partidarios salieron a las calles de las principales ciudades para captar votos, sobre todo entre el electorado joven y las amas de casa, que tradicionalmente eligen a Erdogan.
Pero, a diferencia del presidente saliente, omnipresente en los escenarios y la televisión, Kiliçdaroglu ha tenido que luchar para hacerse oír en todo el país.
Según la organización Reporteros sin Fronteras, la televisión pública TRT dio a Erdogan “sesenta veces más tiempo de antena” que a su rival durante la campaña.
“Mantenerse en el poder”
Kiliçdaroglu volvió a denunciar el viernes el bloqueo de sus mensajes de texto “por orden de Erdogan” por parte de la BSK, la autoridad reguladora de las telecomunicaciones.
El bando del presidente “intenta por todos los medios mantenerse en el poder”, aseguró, en una entrevista con la cadena Fox.
Erdogan, en cambio, acusó a “los medios de comunicación occidentales de intentar, como siempre fabricar noticias falsas”.
En cualquier caso, la aritmética le favorece al presidente saliente tras haber recabado el apoyo del tercer candidato que compitió en la primera vuelta, Sinan Ogan, un ultranacionalista que obtuvo el 5,2 % de los sufragios.
Es en parte para halagar a este electorado que Erdogan decidió, en el último día de campaña, visitar la tumba de Mederes, cuyo modelo inspiró al partido AKP islamo-conservador que acompañó su ascenso al poder en inicio de los años 2000.
Acusado de haber ordenado los pogromos antigriegos de Estambul en 1955, Mederes convirtió al islam en una herramienta política, restableciendo la llamada a la oración en árabe y reabriendo miles de mezquitas cerradas.
Para Ahmet Karakoç, un elector de 18 años, entrevistado en Estambul, la principal preocupación es la seguridad.
“Lo primero es la seguridad. Tayyip ha hecho tanto por este país, creo que volverá a ganar”, estimó.
“¡Que Turquía respire!”
Frente a él, Kiliçdaroglu, un economista y ex alto funcionario, buscó infundir calma a un electorado agobiado por la inflación.
“Queremos que el país recobre la paz, que la economía se recupere (...) Creo que sería un buen líder. Un economista estaría bien para nuestro país”, afirmó Ali Öksüz, de 45 años.
Sin embargo, Kiliçdaroglu endureció su discurso de cara a la segunda vuelta e intentando aprovechar el sentimiento antisirio de una parte del país, y prometió expulsar a los 3,4 millones de refugiados sirios que están en Turquía.
La formación de izquierda y pro-kurda HDP le reiteró su apoyo sin condiciones, pese al pacto de Kiliçdaroglu con un pequeño partido reaccionario y xenófobo.
“¡No habrá una tercera vuelta! Kiliçdaroglu tiene que ser presidente, dejemos que Turquía respire. ¡Vayan a las urnas!”, clamó en Twitter Selahattin Demirtas, un de los principales dirigentes del HDP encarcelado desde 2016.
Los colegios electorales estarán abiertos el domingo de 08:00 a.m. (05H00 GMT) hasta las 5:00 p.m.(14H00 GMT) y se esperan los primeros resultados a primera hora de la noche.
Esta vez el CHP se propone desplegar “cinco observadores por urna, no uno ni dos”, anticipó Kiliçdaroglu.
Con información de AFP