El consejo de seguridad ucraniano pidió este miércoles que se instaure el estado de emergencia en el país, coincidiendo con un aumento del temor a una invasión rusa inminente.
Oleksii Danilov, secretario del Consejo de seguridad y de defensa nacional, dijo que el Parlamento ucraniano “debe dar su visto bueno a esta decisión en las próximas 48 horas”.
Gracias a este mecanismo, las autoridades van a poder “incrementar la protección” del orden público y el de las infraestructuras estratégicas, “limitar la circulación, intensificar la verificación de vehículos y de documentos de individuos”, explicó Danilov.
Se trata de “medidas de prevención para preservar la calma en el país, para que la economía siga funcionando”, agregó. “No tendrá impacto en nuestra vida diaria”, garantizó.
Poco antes, Ucrania anunció la movilización de sus reservistas y pidió a los ciudadanos que salgan de Rusia.
La amenaza de una intervención militar por parte de Rusia sigue aumentando, ya que el presidente Vladimir Putin insiste en que las garantías que ha reclamado en materia de seguridad no han sido escuchadas por los países occidentales.
Kiev está lejos del frente, pero la guerra más cerca los corazones
Los habitantes de la capital de Ucrania observan desde lejos, y sin alterar su rutina, la posibilidad de un conflicto devastador con Rusia. Pero algunos rituales de la retaguardia bélica no vistos en años, volvieron de la noche a la mañana.
Desde el martes, a cada hora en punto, unos altoparlantes potentes hacen sonar el himno nacional “Ucrania no está muerta” en la gran plaza de Maidán.
Pero con un eco limitado, ya que nadie se para a mirar una pantalla gigante donde se proyecta la bandera ucraniana azul y amarilla, ligeramente pixelada.
“El pueblo ruso no necesita la muerte de sus hijos ni nosotros la de los nuestros”, afirmó Zoya Rozuman, de 59 años, que para las próximas semanas tiene otros planes y piensa en arreglar su jardín de cara a la primavera que se anuncia.
“Todo va a estar bien”, afirma sonriente la mujer vestida con un uniforme de limpiadora.
A 800 kilómetros del frente del este, el reconocimiento por Moscú de las regiones separatistas, sí generó en las calles de la capital un temor más concreto de que haya una escalada inminente
“Tenemos miedo de la guerra, sí, pero estamos dispuestos a enfrentarla porque es una guerra defensiva”, resumió Anatoli Tarasenko, de 74 años.
Este jubilado critica que el gobierno “no haya movido un dedo” para impedir, después de la anexión de Crimea a Rusia en 2014, que las dos regiones de los separatistas prorrusos se escapen del redil.
En un momento en que los próximos pasos son inciertos y hay varios escenarios sobre la mesa, desde un statu quo a una invasión, el gobierno ucraniano ya se declaró “en guerra”.
“Tiempo de guerra”
Ante el féretro de uno de los primeros soldados ucranianos muertos en la región del Donbás desde que se reactivó el conflicto, el ministro de Defensa, Oleksiy Reznikov, se apoya en los símbolos.
“Nuestro soldado no murió en tiempos de paz, murió en tiempo de guerra, murió defendiendo a su país contra las abominaciones contra las que resistiremos”, afirmó ante la prensa, los familiares y rodeado de hombres que portaban una flor en la mano y un fusil al hombro.
En Kiev, pocos creen en la guerra total o la posibilidad de una invasión rusa, pero a todos les ronda la idea, de una forma u otra.
Ksenia Balfy, una DJ de 38 años, no planea que su espectáculo del viernes por la noche sea anulado. Para ella, las amenazas de Putin no son “una novedad”.
“Es normal tener miedo, nadie sabe qué va a pasar ahora, pero nosotros, nos quedamos acá y vamos a defender a nuestro país”, agregó la mujer que declaró su determinación a permanecer en la ciudad.
Pero en caso de un ataque ruso, otros habitantes de la capital ucraniana ya comienzan a pensar en retirarse a un lugar del campo más al oeste del país.
Tanto estudiantes como empleados de algunas empresas recibieron en las últimas semanas varios correos con directivas y consignas para prepararse: con qué abastecerse o dónde buscar refugio en caso de un ataque aéreo.
Vencer a Putin
Oleg Koras, de 38 años, se unió a la “defensa territorial” como reservista, pero pese a que entrena dos veces por semana, reconoce que se siente impotente.
“Si las bombas caen sobre nuestra ciudad, qué quieren que hagamos, vamos a buscar refugio. Pero después, vamos a saber responder”, respondió el hombre, que vende en la calle pulseras con los colores de la bandera nacional y que quiere que su ejército “venza” al presidente ruso, Vladimir Putin.
A unas calles, delante de una casa de cambio, un hombre inmortaliza con su teléfono el desplome en directo del rublo ruso en las cotizaciones, que marcó un mínimo debido a la crisis.
Pero más allá de las arengas contra Putin, esta guerra que se perfila entre dos países con vínculos culturales, familiares y lingüísticos muy imbricados, para muchos ucranianos no es un conflicto entre dos pueblos.
Volodimir Jorovy, un investigador de 39 años, se identifica como un “ruso de Ucrania” y tiene una parte importante de su familia al otro lado de la frontera, entre Moscú y Voronej, pero afirma que su hogar es Ucrania.
“Puede que sean los míos, pero si vienen con sus tanques o con cualquier arma, seguro que no voy a estar contento de verlos”, concluyó.
Con información de AFP