Ucrania prometió el domingo mantener abierto su espacio aéreo para los viajes internacionales pese a las advertencias estadounidenses de que las tropas rusas, en maniobras cerca de la frontera, pueden invadir su territorio en cualquier momento.

“El espacio aéreo de Ucrania permanece abierto y el Estado está trabajando para prevenir los riesgos para las compañías aéreas”, indicó el Ministerio de Infraestructura en un comunicado publicado en Facebook. “El cierre del espacio aéreo es un derecho soberano de Ucrania y no se ha tomado ninguna decisión en este sentido”, agregó.

Entre tanto, un embajador ruso afirmó que a su país le “importan una mierda” las posibles sanciones de los países occidentales en caso de que invada Ucrania.

“Disculpen mi lenguaje, pero todas sus sanciones nos importan una mierda”, le dijo Viktor Tatarintsev, embajador de Rusia en Suecia, al diario Aftonbladet en una entrevista publicada el sábado 12 de febrero por la noche en su página web.

“Ya hemos tenido tantas sanciones y, de alguna manera, han tenido efectos positivos en nuestra economía y agricultura”, afirmó el veterano diplomático, que habla perfectamente sueco y ha sido destinado al país escandinavo en cuatro ocasiones.

“Somos más autosuficientes y hemos sido capaces de aumentar nuestras exportaciones. No tenemos quesos italianos ni suizos, pero hemos aprendido a hacer buenos quesos rusos utilizando las recetas italianas y suizas”, señaló.

“Las nuevas sanciones no son positivas, pero no son tan malas como los occidentales quieren que parezcan”, añadió.

Tatarintsev los acusó de no entender la mentalidad rusa. “Cuanto más Occidente presiona a Rusia, más fuerte será la respuesta rusa”, insistió.

Estas declaraciones tienen lugar en momentos en que los países occidentales temen que Rusia esté preparando una invasión a Ucrania, en cuyas fronteras ha desplegado más de 100.000 soldados.

Bolsonaro visita Rusia

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, visitará Rusia este martes 15, en un viaje que enfureció a Washington en plena crisis entre Moscú y los países occidentales por Ucrania.

Para los analistas, el viaje del mandatario brasileño —que además visitará el jueves Hungría con el liderazgo de su aliado, el primer ministro Viktor Orban— difícilmente podría haber llegado en peor momento y responde a preocupaciones de política interna.

“El momento es muy malo”, le señala a la AFP Guilherme Casaroes, analista político de la Fundación Getulio Vargas (FGV).

“Estará cada vez más tenso en la frontera” de Ucrania, donde el ruido de las botas rusas frustra las esperanzas de una desescalada.

“Estados Unidos presionó mucho a Brasilia para que lo cancelara”, le señala a la AFP Felipe Loureiro, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Sao Paulo (USP). Varios ministros también se manifestaron en contra.

Sin embargo, una cancelación “habría enviado la señal de que Brasil es un títere de Estados Unidos”, añade, y el presidente ruso, Vladimir Putin, ansioso por demostrar que no está aislado, “se habría enfurecido”.

La invitación de Moscú a finales de noviembre, cuando ya se asentaban las tensiones, será por tanto honrada, pese a la amenaza de una guerra en Europa: el presidente ultraderechista se reunirá el miércoles en el Kremlin con su homólogo ruso, un “hombre fuerte” a quien admira.

Bolsonaro dijo que viajaría a la capital rusa para “mejorar las relaciones comerciales” con su “socio”, “consciente de los problemas que tienen algunos países con Rusia”.

La potencia latinoamericana aboga por el “diálogo” y evita involucrarse en este conflicto con tintes de Guerra Fría. El sábado, al confirmar su viaje, Bolsonaro le pidió “a Dios para que reine la paz en el mundo”.

La motivación del mandatario, a quien las encuestas auguran una derrota en las elecciones presidenciales de octubre frente al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva —muy probable candidato—, es “electoralista”, dice Casaroes.

Debilitado, Bolsonaro “no tiene prácticamente nada que mostrar después de tres años en el cargo; ir a Rusia ahora es para él un signo de grandeza”, aseguró.

El mandatario “ha suscitado el rechazo de Estados Unidos, China, Europa”, añade Casaroes, que considera “sin precedentes” el aislamiento diplomático de Brasil.

El presidente brasileño apunta, por tanto, a “un último golpe diplomático”, indica el analista.

“Necesita afianzar a su electorado radical” acercándose a líderes autoritarios como Putin y Orban, mientras satisface al poderoso lobby de la agroindustria.

Bolsonaro también podría encontrar en Putin un aliado en una campaña que promete ser tensa, en unas elecciones en las que ha advertido que impugnará cualquier derrota.

Loureiro afirma que para Bolsonaro “el objetivo principal de esta visita no es económico sino que se relaciona con su intención de causar una disrupción en la elección en Brasil. Y sabemos que a Rusia le gustan los ciberataques y la desinformación”.

Según una fuente de la diplomacia brasileña, las discusiones se centrarán en las inversiones rusas en hidrocarburos e infraestructura en Brasil y el comercio bilateral, que aún es modesto.

Brasil, miembro con Rusia de los BRICS (más India, China, Sudáfrica) se convirtió por un plazo de dos años en miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, donde podría eventualmente ponerse del lado de Putin en la disputa sobre Ucrania, tras apoyar a Estados Unidos hace una semana.

*Con información de AFP.