Este martes 14 de junio se conoció que el Parlamento ruso, específicamente la Duma del Estado, aprobó en primera lectura (de tres) una serie de enmiendas al Código Penal que castigará de manera severa la colaboración con organizaciones extranjeras “en contra de los intereses nacionales” y cambiarse de bando en aquellas “acciones donde Rusia participe que impliquen el uso de armas”, según informó El País.
La nueva ley contempla que se apliquen penas entre 12 y 20 años de cárcel, y además una multa de hasta medio millón de rublos, es decir, casi 80.000 euros, sanciones que recibirían los ciudadanos rusos que en “operaciones militares participen en ellas en contra los intereses del país”, registró EP.
Además, cambiarse de bando, recibirá un castigo de dos y ocho años de prisión y un millón de rublos a quien efectúe cualquier tipo de “colaboración con organizaciones extranjeras, no solo servicios de inteligencia, que estén dirigidas contra la Federación de Rusia”, agrega.
De otro lado, las tropas rusas trataron de rodear a las fuerzas que “siguen resistiendo” en la estratégica ciudad de Severodonetsk, en el este de Ucrania, donde se libra una batalla con un costo humano “aterrador”, según Kiev.
Esta localidad industrial, que antes de la guerra tenía 100.000 habitantes, así como su vecina Lysychansk, se encuentran desde hace semanas bajo el fuego de las tropas rusas. Su caída significaría la pérdida del último reducto de Kiev en Lugansk, una de las dos regiones que junto a Donetsk conforman la cuenca minera del Donbás.
El ejército ruso anunció que organizará el miércoles un corredor humanitario para los civiles atrincherados en la fábrica química de Azot, de Severodonetsk, y que los evacuados serán transportados a la región separatista prorrusa de Lugansk.
Por su parte, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, aseguró que el coste humano de esta batalla “es muy alto, simplemente aterrador”, pero se mostró confiado un vuelco de la situación si recibe más armas occidentales.
Estados Unidos ya empezó a entregar armas pesadas a Ucrania. El secretario norteamericano de Defensa, Lloyd Austin, presidirá el miércoles una reunión en Bruselas del Grupo de Contacto para Ucrania donde se discutirá una posible aceleración de las entregas.
La resistencia
Entre tanto, para Rusia, controlar Severodonetsk allanaría el camino para hacerse con otra gran ciudad del Donbás, Kramatorsk, una etapa importante para conquistar toda esta región que en parte ya estaba en manos de rebeldes respaldados por Moscú desde 2014.
El gobernador regional de Lugansk, Serguéi Gaidai, afirmó que los rusos “intentan rodear” a los ucranianos en Severodonetsk y Lysychansk, así como en las localidades cercanas de Pryvillya y Borivske. Según Gaidai, los rusos recibieron el refuerzo de “dos grupos de batallones tácticos. La situación es extremadamente grave”, añadió el gobernador; el lunes admitió que las tropas ucranianas habían sido expulsadas del centro de Severodonetsk después de semanas de resistencia.
Oleksandr Striouk, jefe de la administración de Severodonetsk, informó de la destrucción de un tercer puente que unía la ciudad con Lysychansk en “bombardeos masivos”, pero aseguró que no están “aislados”. “Hay vías de comunicación, aunque son complicadas”, señaló.
El gobierno ucraniano anunció que recibió los cuerpos de 64 soldados que murieron defendiendo la acería de la ciudad Mariúpol, ahora en manos rusas. Se trata de un intercambio con Rusia, que a su vez recuperó los restos de un número no precisado de sus soldados.
En Lysychansk, los daños son también considerable y la localidad no dispone de agua, electricidad ni cobertura telefónica. Desde allí, la artillería ucraniana aprovecha la posición elevada de la ciudad para atacar a las tropas rusas que tratan de hacerse con Severodonetsk, al otro lado del río Donetsk.
*Con información de AFP.
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