Hace un año, Hamás atacó a Israel dejando más de 1.000 muertos y cientos de secuestrados a su paso. SEMANA habló con latinos en el territorio judío sobre el aniversario del 7 de octubre, la consecuente guerra en Gaza y las secuelas que deja el conflicto en la población.
“Debemos tener libertad de acción”: Mayor Roni Kaplan, portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel.
Hamás está ya casi moribundo. La cuestión es que, una vez disuelto el ejército terrorista, intentan reagruparse y luchan en una guerra de guerrillas. Ese es el estado en el que se encuentra en este momento la guerra y aún puede demorar. Terminada la campaña en Gaza, debemos tener libertad de acción en cuanto a la defensa dentro de Gaza para evitar ataques terroristas contra israelíes.
Este último año hemos estado combatiendo la guerra urbana más compleja de la historia de la humanidad. Durante 17 años, el ejército terrorista se ha mimetizado dentro de una población civil de 2,4 millones de personas en preparación para la lucha contra una democracia liberal, como lo es Israel, en el entendimiento de que la democracia está sujeta al derecho internacional en conflictos armados.
“Hace un año que no vivo en mi casa”: Janet Cwaigenbaum, uruguaya exresidente en la frontera con Gaza.
No se puede seguir viviendo de esta manera, en la que ya estamos a un año. Yo hace un año que no vivo en mi casa, vivo en otra parte. Está bien que uno aprenda que la casa de uno es donde está su familia, no importa dónde estemos. Pero esto es algo absolutamente loco. Estar en un hotel de vacaciones es fantástico tres, cuatro o cinco días. Pero estar en un hotel con los chicos dentro del mismo cuarto durante seis meses es una cosa impensable.
Es imposible que los niños y los jóvenes vuelvan a sus estudios con normalidad, que la gente mayor se sienta segura. Hay una cantidad enorme de gente mayor que ha sido desplazada, que ha muerto de tristeza, literalmente. En nuestro kibutz murieron ocho, seis defendiendo al kibutz, un joven soldado muy cerca y una chica en la fiesta Nova. Tenemos aún dos cuerpos retenidos en la Franja de Gaza, todavía tenemos 101 rehenes, es una situación muy muy difícil. El país, como país, lo vive con mucha tristeza.
“Es una guerra por su supervivencia”: Marcos Peckel, director de la Comunidad Judía en Colombia.
La guerra en Gaza lamentablemente ya completa un año. Comenzó con el ataque de Hamás a Israel y las declaraciones de que están dispuestos, en cualquier momento, a repetir el mismo ataque. Por lo tanto, Israel está en una guerra imposible. Es de lamentar la cantidad de víctimas civiles palestinas, pero Hamás utiliza los 2 millones de palestinos en Gaza como escudos humanos.
Toda la plata que les llegó de Catar y otras ayudas la invirtieron en su industria bélica, los túneles, en la producción y compra de cohetes, mientras que la población no recibía nada. Esperemos que cuando esto termine Hamás ya no sea más el Gobierno en Gaza. Si bien la ideología va a continuar, por lo menos que militarmente no tengan mayores posibilidades de volver a atacar a Israel y repetir lo del 7 de octubre. Hay que entender que Israel está enfrentando una guerra por su supervivencia. No es una guerra cualquiera por un conflicto territorial o de esas rondas que había con Hamás.
“Fue una pesadilla terrible”: Bella Clara Ventura, escritora y poeta colombiana radicada en Israel.
Fue inesperado, una barbarie que pensábamos que estaba enterrada en el Medioevo o en épocas muy pretéritas y realmente se revive con un dolor tan fuerte que uno no lo cree. Es como pellizcarse y sentir que esto lo está viviendo.
Es lo que estoy viviendo y me pregunto si es un sueño o una pesadilla. Y, realmente, fue una pesadilla terrible. Israel está acostumbrado a vivir en guerras, pero gana la pulsión de vida que tiene el judío, inclusive cuando salió del Holocausto, con la piel forrada a los huesos, con la dignidad totalmente pisoteada, y hay una cosa tan fuerte en el judío sobre la vida que es más fuerte que él y se reinventa. Y es lo que tratamos de ser.
“La sociedad se ha unido”: Igal Goldstein, residente en Israel.
La vida cambió bastante. Los secuestrados son una parte integral del día a día, y la sociedad israelí no puede dejarlos atrás. Los niveles de estrés de la gente son altos. Desde que la guerra comenzó, hay grandes sectores del país que no son accesibles.
Tenemos cientos de miles de personas desplazadas de sus hogares. Salir a hacer un simple paseo en bicicleta requiere planear qué hacer en caso de ataques. Una gran cantidad de gente comenzó a portar armas para protegerse. Muchos negocios han quebrado porque sus dueños se encuentran en servicio militar. Por otro lado, hemos visto cómo la sociedad se ha organizado para ayudar y socorrer a los afectados directos por la guerra y voluntarios que recogen todo tipo de asistencia para los que la necesitan. La sociedad se ha unido.
“El Gobierno no hizo su mayor esfuerzo”: David Rosenthal, politólogo, columnista y analista internacional.
Hay afectaciones a nivel económico, emocional, psicológico. También para mucha gente que trabaja en empresas, los hombres han tenido que ir como reservistas al Ejército a prestar servicio en los frentes de batalla o en cualquier división, así que hay muchas madres solas, más las viudas y los niños huérfanos. Es un panorama bastante trágico, más para las familias de los secuestrados y de los que fueron asesinados.
El Gobierno no hizo su mayor esfuerzo porque tiene que continuar confrontando y llevando la guerra. Además, los terroristas de Hamás exigían a Israel cosas que no eran factibles, como que se les dejase con el control de Gaza y se les entregara todos los terroristas que están detenidos en cárceles israelíes.
“Nos cambió la vida”: Ariel Shegerman, ciudadano residente en Israel.
La guerra es algo no grato. Vivir en guerra no es positivo y siempre el miedo existe. No queremos que mueran soldados, no queremos que muera gente normal. No queremos que mueran tampoco árabes, no queremos que muera nadie por eso. No tengo miedo de la guerra, pero no quiero que muera gente y quiero vivir en paz.
Obviamente, nos cambió la vida porque uno no quiere ver en la televisión que hay muertos o no quiere escuchar en la televisión frases de odio. Pero hay otro lado que no se puede olvidar: son grupos terroristas. Israel no se defiende ante un país, se defiende de un grupo terrorista. No hay que olvidar eso. Y nos cambió todo. Esperamos que vuelvan los secuestrados.
“Muchos se han acercado más a Dios”: Joe Walt, ciudadano israelí.
Ha sido un golpe muy duro para la sociedad israelí y para todos los judíos del mundo que se conectan con Israel. Cientos de familias perdieron a sus seres queridos, amigos, vecinos. Muchos soldados han muerto o quedaron con miembros amputados, por ejemplo, o tienen horarios difíciles entre el trabajo, turnos en el Ejército, no viendo a sus hijos por semanas.
Pero, por el lado positivo, también ha traído mucha unión nacional y comunitaria como pueblo, y a muchos nos ha hecho entender quiénes nos odian y quiénes están con nosotros viendo la realidad. Muchos se han acercado más a Dios también.