El Explorer of the Seas, un imponente crucero de 1.020 pies y capacidad para 4.290 huéspedes, se convirtió en el escenario de un evento aterrador que dejó a miles de pasajeros al borde del pánico.
Este buque, operado por Royal Caribbean, surca los mares desde 2000, llevando a turistas en viajes que prometen ser relajantes y llenos de aventura. Sin embargo, durante un recorrido desde Barcelona hasta Miami, los pasajeros vivieron un episodio inesperado que pondría a prueba su valentía.
Un crucero de lujo en medio del caos
El Explorer of the Seas se encontraba navegando por las aguas cercanas a Tenerife, en las islas Canarias, en España, cuando una tormenta de vientos huracanados con ráfagas de más de 100 kilómetros por hora tomó por sorpresa a los pasajeros.
Lo que en principio parecía ser un viaje de ensueño de 12 noches, se transformó en una pesadilla cuando el barco experimentó un “movimiento repentino”, según confirmó la empresa. Este fenómeno, provocado por el viento, inclinó el crucero hasta 45 grados, dejando a los viajeros con una sensación de caos y desconcierto.
Con más de 5.000 pasajeros a bordo, muchos de ellos comenzaron a sentir que la situación era más grave de lo que aparentaba. Los videos grabados por los propios testigos, que rápidamente se viralizaron en las redes sociales, mostraron el momento exacto en que los objetos a bordo comenzaban a caer, los vidrios se rompían y las personas luchaban por mantener el equilibrio.
Testimonios impactantes: “Pensé que el barco podía volcarse”
El pasajero Dan So, quien compartió su experiencia a través de TikTok, relató el terror que vivió al escuchar el ruido de los vasos rompiéndose y a la gente gritando en pánico. “Fue aterrador. Llegué a pensar que el barco podía volcarse y envié un mensaje a mis colegas despidiéndome”, expresó So, claramente impactado por la situación.
En cuanto a los efectos del viento, el Explorer of the Seas no solo vio daños materiales, sino también un aumento en los niveles de ansiedad y miedo entre los pasajeros. Los pasajeros intentaban mantenerse de pie mientras el barco oscilaba violentamente, algunos incluso cayendo al suelo, mientras otros se aferraban a las barandillas en busca de estabilidad.
Un giro inesperado: el viraje brusco que desató el pánico
El caos continuó. Jonathan Parrish, otro pasajero a bordo, relató para el portal ABC de España cómo se encontraba sentado en el teatro del barco viendo un espectáculo, cuando de repente sintió un viraje brusco hacia la derecha. Después, un segundo giro aún más intenso provocó la parada inmediata del espectáculo.
Parrish, al igual que muchos otros, salió del teatro para encontrar una de las áreas comunes del barco convertida en un caos. Objetos rotos, vidrios esparcidos y pasajeros atónitos eran la escena que dominaba el barco.
El “movimiento repentino” que Royal Caribbean mencionó en su comunicado fue descrito por los pasajeros como algo más allá de una simple sacudida. Los efectos de los vientos huracanados fueron tan intensos que incluso se sintieron en las zonas interiores del barco, donde las personas empezaron a gritar de pavor al no poder entender lo que sucedía.
Daños materiales y el impacto del incidente
A medida que las imágenes del incidente se compartieron en redes sociales, se pudo observar el alcance de los daños. Además de los materiales, como vidrios rotos y objetos caídos, la incertidumbre de no saber qué sucedería a continuación fue lo que realmente dejó una marca emocional en los pasajeros.
Como resultado del incidente, un pasajero sufrió una lesión y fue necesario que fuera evacuado hacia un hospital, lo que provocó que el crucero hiciera una parada no planificada en el Puerto de la Luz y de Las Palmas, ubicado en Gran Canaria.
Los videos de los pasajeros mostrando el pánico y la confusión a bordo dieron la vuelta al mundo, convirtiéndose en un recordatorio de cómo el mar puede ser impredecible. Para algunos, este incidente fue un golpe de realidad sobre la vulnerabilidad de los cruceros ante fenómenos naturales extremos.
Según el informe oficial, el incidente tuvo lugar a comienzos de noviembre, y se informó que el crucero reanudó su viaje tres días después, continuando su trayecto por el Atlántico.
Al igual que otros testigos, Parrish recordó que el capitán del barco, en su intervención posterior, indicó que los vientos que azotaban el Explorer of the Seas habían aumentado de manera alarmante. “Los vientos pasaron de 76 kilómetros por hora a 138 kilómetros por hora en pocos minutos”, dijo el capitán Parrish, lo que ayudó a explicar el súbito cambio de condiciones que desató el pánico a bordo.