SEMANA: ¿Cómo llegó su hijo a El Salvador?

Luz Marina Pérez: Mi hijo, un joven colombiano lleno de muchas ilusiones y sueños por cumplir, viajó inicialmente a México, donde pasó tres meses, y fue retenido por las autoridades migratorias, porque el tiempo que tienen para quedarse es de tres o cuatro meses. Luego, decidió no volver a Colombia, sino que determinó irse para San Salvador en El Salvador, exactamente el 27 de diciembre de 2021, con 23 años.

SEMANA: ¿Qué pasó allá?

L.P.: Allá solo estuvo 15 días, porque el 11 de enero de 2022 fue la última comunicación que tuve con él. Me llamó, como todas las mañanas, para darme los buenos días. Como de costumbre, me habló: “Mamá, ya estoy listo, voy a salir, la bendición. La amo mucho”. Fue lo último que supe de él.

Los miembros de la pandilla Mara Salvatrucha muestran señales con los dedos que representan a su pandilla mientras están detenidos en un centro de detención el 20 de febrero de 2014 en San Salvador, El Salvador. (Photo by Jan Sochor/Latincontent/Getty Images) | Foto: 2014 Jan Sochor

SEMANA: ¿Qué pasó después?

L.P.: Al ver que ya eran ocho días y nada, decidí interponer la denuncia ante la Fiscalía de mi país y el caso fue remitido a El Salvador. Ya son 21 meses desde la desaparición de mi hijo. De las autoridades de allá, 20 meses después, me habló el fiscal en compañía de la psicóloga de la oficina de desaparecidos de El Salvador para informarme que, según las investigaciones de ellos, mi hijo había sido asesinado por las pandillas de la MS-13, la Mara Salvatrucha.

SEMANA: ¿Y le dieron alguna información acerca de lo que le había ocurrido?

L.P.: La causa habría sido un tatuaje de una Catrina que se había hecho en la parte baja del pecho, porque esa muñeca es alusiva a la pandilla contraria de la MS-13. Entonces, el fiscal me informó que mi hijo, según las investigaciones, había sido asesinado y muy posiblemente enterrado en una fosa común de las pandillas.

En El Salvador se vive una guerra contra las pandillas. | Foto: Secretaría de prensa de la Presidencia de El Salvador

SEMANA: ¿Cómo actuaron las autoridades salvadoreñas con el caso?

L.P.: Ha sido muy difícil, porque el fiscal al parecer se molestó porque yo di una entrevista a un canal de El Salvador. Unos días después me dijo que ya no podía volver a tener comunicación directa y que todo sería por medio del consulado. Es una odisea muy difícil, no sé si ya empezaron la búsqueda del cuerpo de mi hijo. Según él me había dicho, había que esperar una autorización de un juez para iniciar la búsqueda y en este momento estoy totalmente incomunicada, sin saber qué está pasando con el caso de mi hijo.

SEMANA: ¿Y las autoridades colombianas?

L.P.: Ha sido muy poco el apoyo. Tengo entendido que se celebró la primera audiencia con las personas involucradas en la muerte de mi hijo y me negaron el ingreso por alguna plataforma, cuando ellos como autoridad, consulado o Cancillería, están en el deber de brindar apoyo. Creo que es un derecho que tengo como víctima, a saber y a estar enterada. Me siento muy poco respaldada, porque ellos deberían ayudarme a hacer presión para buscar el cuerpo de mi hijo. Llevo 20 meses con esta tortura de esperar qué pasó con mi hijo. En su momento, pedí que cuando apareciera me gustaría traer sus restos y hacer una segunda prueba para estar cien por ciento segura de que es él, pero dicen que me van a dar solo las cenizas. Con eso, yo no voy a quedar con la satisfacción de saber si realmente todo es verdad.

Fuerzas Especiales de la Policía Nacional Civil transportan a personas que arrestaron por presuntos vínculos con pandillas en Comasagua, El Salvador, el lunes 3 de octubre de 2022 en la noche. Soldados y policías rodearon y cerraron la ciudad el domingo para buscar pandilleros callejeros acusado de un asesinato. | Foto: Copyright 2022 The Associated Press. All rights reserved

SEMANA: ¿A qué se dedicaba en El Salvador?

L.P.: Trabajaba en una empresa de cobros. Cuando estaba en Colombia, trabajaba como guardia de seguridad y en sus tiempos libres también era barbero.

SEMANA: ¿Cuántos años tenía?

L.P.: En el momento de la desaparición, 23. Hoy debería tener 25.

SEMANA: ¿Qué les dice a las autoridades colombianas?

L.P.: A mí me gustaría pedirles, especialmente al presidente o a la Cancillería, que me apoyen, que no sean indiferentes ante esta situación tan difícil que estoy viviendo. Estoy totalmente desesperada, sin saber a dónde ir, a quién acudir. Que, por favor, me ayuden a que finalmente el caso de mi hijo sea resuelto. Ya que me dieron la terrible noticia de que estaba sin vida, por lo menos que me ayuden a que pueda recuperar el cuerpo y traerlo de regreso para poder darle su último adiós.