Un joven murió tras caer del techo de un supermercado en el noroeste de Francia la madrugada del viernes, en la tercera noche de protestas y saqueos en el país, informaron la Policía y la Fiscalía.
Las dos versiones sobre lo ocurrido divergen.
Según la Policía, el joven cayó “en el marco de un saqueo” de supermercado en Petit-Quevilly, una localidad a 6 kilómetros de Ruan, capital de la región de Normandía.
La Fiscalía de Ruan apuntó, en cambio, que esa tienda “no estaba siendo atacada por saqueadores” en ese momento.
La víctima, de unos 20 años, había subido con otro joven al techo de un centro comercial en el cual hay muchas tiendas, precisó el fiscal Frédéric Teillet.
La Prefectura indicó que el muchacho cayó del techo y resultó gravemente herido. Según el fiscal, falleció por la tarde.
“El segundo individuo, que fue detenido, explica que ambos subieron al techo hacia las 5 de la tarde para tratar de penetrar en la tienda a fin de recuperar un objeto, sobre el cual no dio precisiones, que se les habría caído adentro” del establecimiento, reportó Teillet.
Francia vive desde el martes una ola de protestas y de violencia urbana, provocada por la muerte de un joven baleado por un agente en la periferia de París.
El balance de los enfrentamientos en la última noche fue elevado. El Gobierno informó de la detención de 875 personas (408 en París y sus suburbios) y de 249 agentes heridos, así como de 492 edificios atacados y cerca de 2.000 vehículos calcinados.
La primera ministra, Élisabeth Borne, dijo que se estudiarían “todas las opciones”, entre ellas el estado de emergencia que piden la derecha y la ultraderecha, pero finalmente el Gobierno recurrió a medidas de otro tipo para evitar más disturbios.
Por un lado, reforzó el número de agentes –el jueves se movilizaron 40.000– y autorizó el despliegue de blindados de la Gendarmería, un cuerpo militar que tiene competencias de seguridad pública, sobre todo en zonas rurales.
Macron apeló a la “responsabilidad” de los padres de menores que participan en los disturbios, para evitar que salgan a la calle, y de las redes sociales, para que retiren contenidos vinculados con las protestas e identifiquen a sus usuarios.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, pidió además la suspensión de grandes eventos como conciertos, del servicio público de tranvías y autobuses a partir de las 9 de la noche y la venta de cohetes, bidones de combustible y productos inflamables.
El Gobierno se encuentra bajo presión, entre la derecha y la ultraderecha, que le piden mano dura –e incluso una “represión feroz” en palabras del político ultra Éric Zemmour– y quienes reclaman medidas de apaciguamiento.
Dos sindicatos de policía, entre ellos el mayoritario Alliance, llamaron en un duro comunicado al “combate” contra las “hordas salvajes” que protagonizan los disturbios y advirtieron al Gobierno que “entrarán en resistencia” una vez superada la crisis.
La oposición de izquierda condenó el comunicado, que calificó de “amenaza de sedición” y de “llamado a la guerra civil”. El líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon llamó al “poder político” a “retomar el control de la Policía”.
Sin referirse al comunicado, el ministro del Interior apeló a los agentes a “respetar las leyes y la deontología” y subrayó que la “minoría de los delincuentes [de los disturbios] no representa la inmensa mayoría de los habitantes de los barrios pobres”.
Los hechos relanzaron el debate recurrente de la violencia policial en Francia, donde en 2022 trece personas murieron en circunstancias similares a las del Nahel, y sobre las fuerzas del orden, vistas por parte de la población como racista.
La ONU pidió a las autoridades francesas ocuparse seriamente de los “profundos” problemas de “racismo y discriminación racial” en sus fuerzas de seguridad, unas acusaciones que el Ministerio de Exteriores calificó de “totalmente infundadas”.
La justicia investiga además como un intento de homicidio la agresión contra dos policías vestidos de civil en Marsella (sureste), y, en la Guayana, territorio francés en Sudamérica, las autoridades anunciaron la muerte de un hombre por una “bala perdida” destinada a policías
*Con información de la AFP.