Una publicación ha causado polémica por su contenido y lo que sería la revelación de detalles, nunca antes conocidos, sobre cómo las tácticas de espionaje a través de mujeres durante la guerra fría lograron entrar a distintas oficinas privadas que eran objetivo de la inteligencia rusa.
El periodista e investigador Mark Hollingsworth, quien ha escrito varios libros y ha revelado estudios sobre la familia Real Saudita y biografías como la de Mark Tatcher y Tim Bell, ha revelado avances sobre lo que será su nueva obra: ‘Agentes de Influencia’.
Hollingsworth comenzó su trabajo como empleado del premiado programa ‘World In Action’ de Granada TV, y actualmente realiza frecuentes contribuciones a The Times, Mail on Sunday, The Guardian y The Sunday Times.
En un artículo publicado en el Daily Mail por el mismo autor del libro, el escritor revela cómo se creó en la guerra fría esta “academia” de seducción con el objetivo de recaudar información valiosa para la KGB, la agencia de inteligencia de la Unión Soviética.
“El objetivo era obtener kompromat: información, grabaciones y fotografías comprometedoras que podrían usarse como palanca para persuadir a un oficial de inteligencia o diplomático para que espíe para la KGB o revele secretos”, dijo Hollingsworth.
Uno de los casos más recientes fue noticia internacional, cuando a diferencia de los espías que permanecen en anonimato, Anna Chapman, la “sofisticada agente de Rusia” que le contó al mundo que hizo parte de una red de espionaje rusa de 10 personas después de trabajar para Barclays Bank.
Según Daily Mail, la KGB usó varias estrategias que incluían espionaje, incendios provocados, drogadicción, chantaje y persecución para acumular esta información condenatoria que pudiera usarse para comprar y vender influencia política.
El libro, que se publicará el próximo 13 de abril, habla de la instrucción que recibían mujeres jóvenes y “desfavorecidas” para hablar con extranjeros en clubes, vestíbulos y hoteles e incluso “burdeles ficticios” equipados con cámaras y micrófonos para conseguir información de alta calidad.
Uno de los clubes mencionados por el autor del libro es el Eve Club, un centro que servía como lugar de espionaje, poco iluminado y ubicado en un club nocturno subterráneo en Londres, según lo cuenta el medio Tdpel que reseñó parte de la publicación.
En ese club se incluía a nueve diputados, 12 embajadores, 30 diplomáticos y otras personalidades como el duque de Norfolk, quienes se encontraban con exóticas mujeres semidesnudas en pequeños escenarios que entretenían a los hombres.
Sobre la relación de esta estrategia de colecta de información con Vladimir Putin, el autor del libro aseguró en Daily Mail que el ahora presidente de Rusia fue un ex oficial de la KGB, quien rápidamente insertó a sus compañeros ex KGB en todas las esferas de la vida rusa al asumir el poder en 1999.
Como se sabe, actualmente en la hoja de cargos a nivel mundial contra Vladimir Putin está el presunto asesinato patrocinado por el estado de varios disidentes como Alexander Litvinenko y persecuciones políticas a opositores como es el reconocido caso de Alexei Navalny.
“Los ex oficiales de la KGB instalados por Putin, conocidos como los ‘siloviki’ (hombres fuertes), controlaban los ministerios clave del gobierno, las fuerzas del orden y las empresas estatales”, aseguró Hollingsworth en el Daily Mail.
El escritor también aseguró en el artículo que Vladimir Putin creó un estado KGB. También revivió la doctrina de las ‘medidas activas’ como arma de política exterior.
“Es por eso que los diplomáticos británicos enviados a Moscú han recibido, durante generaciones, un informe de seguridad del MI6 advirtiéndoles que tengan cuidado con lo que dicen”, asegura Hollingsworth.
También, el periodista e investigador cuenta la historia de Ray Mawby, un diputado conservador y ministro subalterno que fue un recluta exitoso que espió para la agencia de seguridad checa a cambio de un pago, entregando así planos de la planta de la oficina privada del Primer Ministro en la Cámara de los Comunes.