El ministro de Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba, calificó como “un mal chiste” que Rusia vaya a asumir el próximo sábado, 1 de abril, la presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad de la ONU, teniendo en cuenta que “está librando una guerra colonial” desde febrero de 2022, cuando lanzó una ofensiva militar sobre territorio ucraniano.
El principal órgano ejecutivo de Naciones Unidas cuenta con 15 miembros, entre los cuales hay cinco permanentes -y con derecho de veto-, como Rusia. El sistema da pie a que la presidencia del Consejo rote por meses entre todos los países, por lo que este mes de abril le corresponde a Rusia dicha potestad.
“Rusia ha usurpado su sitio”, aseveró Kuleba, cuyo Gobierno lleva un año pidiendo una mayor contundencia contra Moscú en el seno de la ONU. “El mundo no puede ser un lugar seguro con Rusia en el Consejo de Seguridad”, anotó el ministro, utilizando en su mensaje la etiqueta #InsecurityCouncil (“Consejo de Inseguridad”).
El jefe de la diplomacia ucraniana subrayó que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, es “un criminal de guerra” y ha recordado que sobre él pesa ya una orden de arresto del Tribunal Penal Internacional (TPI) por la deportación de niños.
Los cohetes de largo alcance, el nuevo activo de Ucrania en el conflicto con Rusia
Los cohetes estadounidenses de largo alcance que Rusia dice haber identificado en el campo de batalla en Ucrania podrían resultar una baza estratégica para Kiev en los próximos meses, apuntan los expertos.
Rusia dijo el martes que había derribado un cohete GLSDB, de pequeño diámetro, alta precisión y un alcance de 150 kilómetros, fabricado por la compañía estadounidense Boeing y la sueca Saab.
Los lanzacohetes múltiples estadounidenses de los que disponen hasta ahora los ucranianos solo alcanzan hasta 80 km por detrás de las líneas rusas.
“Los [lanzacohetes] Himars ya habían obligado a los rusos a reorganizar su mando y su logística, lo que les hace más discretos cerca del frente o les obliga a retroceder más allá de los 80 km del frente”, explica a AFP Léo Péria-Peigné, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).
Ahora, con los GLSDB móviles montados sobre camiones u “orugas”, “los rusos tendrán que encontrar otras soluciones”, en particular duplicar las distancias “con una flota de vehículos ya limitada”.
La costa del Mar Negro controlada por los rusos también se está volviendo accesible a los ataques, lo que dificulta los suministros rusos por barco.
Estados Unidos anunció en febrero que entregaría los nuevos cohetes a Ucrania, sin especificar un plazo, y el gobierno de Kiev todavía no lo confirmó.
El lunes, el ministerio de Defensa británico informó de 14 ataques desde el 21 de febrero en torno a la ciudad de Mariúpol (bajo control ruso, sureste), a más de 80 km del frente.
“Es probable que a Rusia le preocupe que se estén produciendo explosiones inexplicables en una zona que probablemente antes se consideraba fuera del alcance de la capacidad de ataque ucraniana”, dijo la misma fuente.
¿Cuál será el impacto?
El impacto militar está por ver. Cada nueva arma entregada a los ucranianos plantea multitud de interrogantes sobre su eficacia.
Los cohetes no son una excepción, y este modelo se probó por primera vez en Suecia en 2015, según el sitio web de Boeing.
“Este será el primer uso real y masivo de esta arma que pondrá a prueba su rendimiento, especialmente en términos de precisión”, señala Léo Péria-Peigné. Según sus fabricantes tiene una precisión de ataque de un metro.
El anuncio de Rusia del derribo de un cohete GLSDB se produce justo después de la confirmación de la entrega de tanques británicos, estadounidenses y alemanes a Ucrania, claves según el gobierno de Kiev para sus objetivos de reconquista militar.
“Cincuenta tanques, aunque sean los mejores del mundo, difícilmente pueden tener un efecto estratégico, a diferencia de 10.000 GLSDB, en el caso que estos sistemas cumplan sus promesas”, declaró el experto francés.
Por su parte Ivan Klyszcz, investigador del Centro Internacional de Defensa y Seguridad (ICDS), con sede en Estonia, apunta que “la introducción de nuevos sistemas puede cambiar la dinámica del frente”.
Pero por ahora, “el esfuerzo de guerra se basa en hombres y obuses”, asegura.
La entrega de estos nuevos cohetes también muestra que, aunque los occidentales a menudo dudan antes de entregar nuevas armas, en muchos casos terminan dando el paso.
Según Ivan Klyszcz, la lentitud se explica por las dificultades de los aliados para acordar una estrategia común pero también al temor de atraer la ira de Rusia, o incluso de irritar a las opiniones públicas occidentales cansadas por el esfuerzo bélico.
*Con información de Europa Press y AFP.