Una enfermera de origen estadounidense y su hijo fueron secuestrados en Haití esta semana, según anunció en las últimas horas una ONG cristiana, luego de que Estados Unidos ordenara la salida de su personal no esencial del país, hundido en una espiral de violencia.
“Podemos confirmar que Alix Dorsainvil, la esposa de nuestro director y su hijo fueron secuestrados la mañana del jueves 27 de julio de nuestro campus cerca de Puerto Príncipe mientras servían en nuestro ministerio comunitario”, dice un comunicado publicado en la página web de El Roi Haití.
El Departamento de Estado señaló que está “al corriente de informaciones sobre el secuestro de dos ciudadanos estadounidenses en Haití”, también aseguró que se encuentran en contacto regular con las autoridades haitianas y que continuarán trabajando con ellos.
Según la ONG, Alix Dorsainvil “trabajaba sin descanso (...) para aliviar a las personas que sufren (...) en nombre de Jesús”. Es “una persona profundamente cariñosa y llena de compasión, que considera Haití como su casa y al pueblo haitiano como su familia y amigos”, dijo la ONG.
Y es que el viernes 28 de julio, el Gobierno estadounidense ordenó la salida de Haití de todos los familiares de funcionarios estadounidenses y de los empleados “no esenciales” en territorio haitiano, y a su vez pidió a sus ciudadanos que no viajaran al país debido a la oleada de inseguridad.
La decisión fue anunciada apenas dos días después de que la Embajada de Estados Unidos en Puerto Príncipe confirmara que su personal diplomático había sido confinado en el recinto de la legación debido a “intensos tiroteos” registrados en las inmediaciones de las instalaciones. Asimismo, hizo un llamamiento a “evitar la zona” y realizar “manifestaciones y grandes reuniones”.
Tiradores sobre los techos, violaciones como arma para aterrorizar a la población, secuestros y asesinatos: la violencia de las pandillas que controlan alrededor de 80% de la capital no deja de agravarse en este país donde se superponen crisis política, de seguridad y humanitaria.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y el primer ministro de Haití, Ariel Henry, pidieron la intervención internacional para respaldar a la policía, mientras que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas pidió a Guterres presentar a mediados de agosto todas las opciones posibles, entre ellas una misión liderada por la ONU.
Varios países han respaldado la idea de una fuerza de paz, pero ninguno se ofreció a liderarla.
“Estamos muy concentrados en intentar poner en marcha lo necesario para una fuerza multinacional, incluido encontrar una nación líder que se encargue de ella”, dijo el secretario de Estado Antony Blinken el sábado por la madrugada, antes de hacerse pública la información de la ONG. “Mi expectativa es que muy pronto tendremos progresos de los que informar”.
Haití se encuentra en medio de una escalada de violencia nacional, con zonas prácticamente controladas por bandas armadas, y ataques y secuestros diarios, que se han cobrado la vida desde principios de año de más de 1.400 personas, según estimaciones de Naciones Unidas.
La crisis de violencia generalizada en el país se ha visto agravada por el colapso económico y la epidemia del cólera, por lo que el número de personas necesitadas de ayuda humanitaria en Haití se ha duplicado en los últimos cinco años.
Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció el lunes que había reducido en un 25% su ayuda alimentaria en Haití en julio debido a falta de fondos, pese a que casi la mitad de la población necesita asistencia humanitaria.
“Trágicamente” esta reducción de 25% con respecto al mes anterior significa que 100.000 haitianos se verán privados de la ayuda del PMA en julio, indicó la agencia de Naciones Unidas en un comunicado.
Con información de AFP y Europa Press*