Una madre adolescente se quedó sola en su celda para dar a luz a su bebé, quien fue encontrado muerto en septiembre de 2019 después de que su madre, una adolescente vulnerable, se viera obligada a dar a luz sola.
Los hechos ocurrieron en HMP Bronzefield en Ashford, Surrey, donde la joven de 18 años se quedó sola durante 12 horas mientras el personal ignoraba sus gritos de ayuda y la dejaba cortar el cordón umbilical de Aisha con los dientes.
Graves fallas sistémicas contribuyeron a la muerte de un bebé recién nacido en una celda de la prisión de mujeres más grande de Europa, según concluyó un forense. Las llamadas de ayuda de Cleary cuando estaba de parto fueron ignoradas.
El forense principal de Surrey, Richard Travers, dijo que Aisha “llegó al mundo en las circunstancias más angustiosas”. Concluyó que “no estaba seguro” de si nació viva y murió poco después o si nació muerta, según narra el diario The Guardian.
La mujer fue enviada a prisión el 14 de agosto de 2019 y llegó con un registro que indicaba que estaba embarazada de seis meses. En agosto, los servicios sociales le dijeron que buscarían una orden judicial para retirarle a su hijo cuando naciera.
Según las investigaciones, una llamada de emergencia fue respondida por el oficial Mark Johnson, quien no hizo nada al respecto. Por este motivo se encuentra bajo investigación disciplinaria y fue suspendido de sus funciones.
Cuando pidió ayuda por segunda vez, la llamada fue desconectada en la sala de comunicaciones de la prisión, según narra el diario británico, que asegura que la madre califica ese momento como “la peor, más aterradora y degradante experiencia de mi vida”. El forense no pudo determinar si la niña nació muerta o si respiraba cuando nació.
Nuevas cifras también muestran que casi 200 mujeres embarazadas estuvieron en prisión en Inglaterra el año pasado. Muchos países, incluidos Brasil, Ucrania y México, no encarcelan a las mujeres embarazadas y, en cambio, dictan sentencias comunitarias, arresto domiciliario o libertad condicional bajo supervisión.
Nuevos datos publicados ayer por el gobierno muestran que hubo 196 mujeres embarazadas en prisión en el año hasta marzo. El mes con el número más alto fue enero, con 58, según cuenta el Daily Mail.
“Si se hubiera identificado el trabajo de parto de la madre de Aisha y la hubieran trasladado al hospital de manera oportuna para el parto de Aisha, habría habido una oportunidad de tomar medidas efectivas para asegurar la supervivencia de Aisha”, dijo el forense.
En la audiencia se dijo que Rianna no se relacionaría con las enfermeras antes del nacimiento porque temía que los servicios sociales se llevaran a su bebé. Afirmó que se quitaría la vida o mataría a otra persona si su bebé fuera retirado de su cuidado, según se escuchó en la investigación.
En una declaración leída después de la audiencia, Rianna Cleary dijo: “Nada puede cambiar la pesadilla por la que pasé o traer de vuelta a Aisha. Me siento tan triste sabiendo que Aisha podría haber sobrevivido si me hubieran ayudado”.
Otro bebé nacido en prisión también murió en los últimos años cuando Louise Powell, de 31 años, rogó al personal penitenciario una ambulancia en 2020 antes de dar a luz a Brooke en el baño de su celda en HMP Styal en Cheshire. Brooke nació muerta.
La profesora de la Universidad de Hertfordshire y miembro del Royal College of Midwives, Laura Abbot, le dijo a The Times que los tribunales deben “urgentemente” comenzar a considerar el “impacto devastador y los riesgos probados de una sentencia privativa de libertad en una mujer embarazada o madre primeriza, y dejar de enviar a la cárcel”.