En Italia, un alto tribunal decidió destituir a la profesora Cinzia Paolina De Lio, maestra de secundaria, quien habría faltado a trabajar 20 de los 24 años de servicio que estuvo vinculada a la institución en la ciudad de Venecia.
“No estaba preparada y no estaba atenta”, dice el reporte, que justificó el despido de la profesora.
De acuerdo con el diario británico The Mirror, De Lio usó el tiempo que acumulaba en vacaciones, en los permisos que tenía para conferencias, las licencias por enfermedad y los permisos por razones personales y familiares, para simplemente evitar ir a trabajar.
La mujer, especialista en Filosofía y Literatura, siempre mostró poco interés en enseñarle a sus alumnos durante su período de trabajo.
De hecho, la inspección informó que algunos alumnos se negaron a participar en sus lecciones porque consideraban que la mujer estaba demasiado distraída con su teléfono. Además, no contaba con los libros de texto y solía pedirle a sus propios alumnos los libros para dar la clase.
Tema legal
La escuela donde trabajaba es privada y en 2017 la mujer fue despedida, por primera vez, por estos argumentos; sin embargo, la maestra fue reincorporada en 2018, cuando llevó el caso a los tribunales italianos.
La investigación de los tribunales resultó irse en contra de ella misma, pues llegó a la conclusión de que la mujer técnicamente solo había trabajado cuatro años de 24 que estuvo vinculada, es decir, que estuvo 20 años sin trabajar.
Tras este hallazgo, la decisión de reintegrarla fue revocada y respaldada por la Corte Suprema.
Defensa
La mujer argumentó, a su favor, que ella tenía “libertad de enseñanza”, pero su explicación fue rechazada por el tribunal, que argumentó que era responsabilidad del maestro garantizar el derecho de los estudiantes a estudiar.
El Tribunal Supremo italiano dictaminó que la Sra. De Lio era “permanente y absolutamente inadecuada” para el puesto.
Ahora De Lio se describe a sí misma laboralmente como periodista independiente, según The Mirror, ha condenado el fallo y prometió “reconstruir la verdad”.
La mujer fue, final y definitivamente, despedida el pasado 22 de junio, por una sentencia de Casación por “incompatibilidad con la docencia”.
Testimonios
El diario italiano La Repubblica recogió el testimonio de una niña que estuvo en clases con esta profesora y quien contó su experiencia.
Francisca B, como el diario dio a conocer a la antigua estudiante de secundaria, comentó: “Ella fue mi profesora de Filosofía en el tercer año de secundaria, pero nunca la vi más de diez veces”.
La antigua estudiante de colegio, que tiene hoy 22 años, cuenta cómo la mujer usaba sus permisos de licencias para ausentarse: “Nunca tuvo continuidad: venía unos días y luego llevaba largos periodos de enfermedad. Cambiamos a varios maestros suplentes o, a veces, nos hacían salir temprano de la escuela”, afirma.
La joven cuenta que durante ese periodo de la vida no prestaban mucha atención a ese tipo de cosas, pero tenía una impresión de lo que estaba pasando: “Éramos adolescentes y no nos hacían demasiadas preguntas, sin embargo, cuando preguntamos a los demás profesores, nos dijeron que enviaba certificados de enfermedad y se quedaba en casa por motivos de salud”.
Sobre los pocos momentos que estaba en clase, la joven afirma: “Ella nunca siguió el programa educativo, no explicaba, ni siquiera tenía libros de texto. Se pasaba las horas de clase hablando de los juzgados que la perseguían porque la tenían entre manos, pero insistía en que iba a continuar con su verdad”.
Francisca B también comentó que la profesora no establecía una relación con sus alumnos: “Nunca estableció una relación con nosotros, ni siquiera tenía tiempo, tanto que muchas veces se equivocaba de nombre porque ni siquiera nos conocía. Luego puso puntos al azar, las pocas preguntas eran descabelladas: no nos explicó ningún autor de filosofía, pero mágicamente todos sacamos 9 y 10. Nos puso puntos altos para que no pudiéramos quejarnos y tal vez informarlo al director. Supongo que se sintió culpable y trató de protegerse así”.
La mujer cuenta que los mismos estudiantes pusieron la alerta por lo que pasaba, sin embargo fue un proceso muy largo para que se tomaran medidas: “Involucramos a los otros profesores que estaban al tanto de sus ausencias y su comportamiento en clase, pero parecían casi resignados, nadie tomó el asunto en sus propias manos. Otras clases también fueron a reclamar al director y, quizás, llegó una inspección a la escuela en esa ocasión. Al terminar mi tercer año de bachillerato, en efecto, llegó a mi clase otro profesor de Filosofía”.