"Unasur no necesita, en absoluto, un reemplazo”, dice a DW el internacionalista Eduardo Pastrana, asesor de la Fundación Konrad Adenauer y director del Programa "Política Exterior y Procesos de Integración en América Latina”. No necesita un reemplazo porque ha sido "el proyecto de integración más exitoso en América del Sur, aunque tiene muchos retos”, agrega la politóloga Viviana García Pinzón, del Instituto alemán de Estudios Latinoamericanos (GIGA), en Hamburgo. El tema viene a cuento, tras el anunció de la presidencia de Colombia, este 15 de enero, según el cual, su presidente, Iván Duque, y su homólogo chileno, Sebastián Piñera, avanzan en la creación de un organismo que reemplace la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), con sede en Quito (Ecuador). Puede leer: Duque y su idea de Prosur: ¿palabrería o realidad? "Hemos avanzado en la creación de ‘Prosur‘, que más que una organización burocrática, o al servicio de un Gobierno particular, sea un mecanismo de coordinación suramericano", reveló Duque a la emisora ¡Oye Cali!. Ese "Gobierno en particular” sería el régimen de Venezuela, al que se le asigna equívocamente la creación de Unasur, amén de su consiguiente "instrumentalización” desde Caracas. La analista García Pinzón precisa que "la fundación de Unasur se le debe a Brasil, que buscaba abrir un espacio de autonomía política frente al predominio de Estados Unidos en la Organización de Estados Americanos (OEA)”. Aunque entrara en funcionamiento apenas en 2011, la "UNASUL” fue concebida por el sociólogo y presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), e impulsada por Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010). Eran los tiempos en los que Brasilia aspiraba a convertirse en un poder regional. Pero tras la caída del Gobierno de Dilma Rousseff (2011-2016) Unasur se quedó sin su mayor líder. "Y a Bolsonaro no parece interesarle la región”, acota Pastrana. Venezuela bajo Chávez y Maduro, la piedra en el zapato de la integración Pastrana, egresado de la Universidad de Leipzig, resalta el otro gran obstáculo desde que "Hugo Chávez empezó a hacerle contrapeso a Unasur con la creación de la Alianza Bolivariana para América (ALBA) en 2004”. Oficialmente "para luchar contra la exclusión social”, pero en realidad, "para buscar apoyos en la OEA o la ONU de los países caribeños, más Bolivia y Ecuador, en parte, a cambio de petróleo”. Un sistema desvanecido, como lo demuestra la votación mayoritaria de la OEA el 10 de enero de 2019 para declarar "ilegítima” la nueva presidencia de Maduro. Le recomendamos: Evo Morales inauguró en Bolivia sede del parlamento de Unasur En 2018, la mitad de los 12 miembros, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú, anunció su salida de Unasur, sindicada de "inoperante” al no tomar medidas que evitaran la erosión del Estado de derecho en Venezuela. "No lo hizo porque no tiene los mecanismos; y ni la OEA lo logró, y eso bajo la influencia de EE.UU.”, apunta Pastrana, mientras la politóloga del GIGA agrega, que Unasur, además, "no logró jugar un papel relevante en el proceso de paz de Colombia”, haciendo la salvedad de que "Unasur falló, pero su historia es también una de éxito”. Unasur medió exitosamente entre Ecuador y Colombia, tras el bombardeo de una base de las FARC en 2008, frenó el intento de golpe de Estado contra Rafael Correa en 2010, medió en la secesión impulsada en Bolivia y otros casos más "en los que Unasur logró, en efecto, un espacio de diálogo autónomo regional”. Todo, "gracias a un liderazgo y capacidades de las que carecen tanto Piñera como Duque”, concluye Pastrana, profesor titular de la Pontificia Universidad Javeriana, de Bogotá. Integración impulsada desde abajo Ahora, según Pastrana, "antes que fundar nuevos entes, lo que hay que hacer es definir cuáles son los problemas políticos regionales, y más allá de lo comercial, evaluar los riesgos que corre la Amazonía, el problema del narcotráfico, la minería ilegal, así como las migraciones”. ¿Cómo lograr en América Latina un consenso frente al respeto de los principios democráticos como base de una carta común? "Lo cierto es que la integración política en América Latina se está dando gracias al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, y su arraigo cada vez más firme de la defensa de los derechos fundamentales en los pueblos”, responde Eduardo Pastrana. Una integración transnacional liderada por muchas organizaciones civiles que están influyendo en la toma de decisiones en pro del Estado de derecho y el pluralismo. "Esta es una valiosa novedad en América Latina”, concluye el director del programa "Política Exterior y Procesos de Integración en América Latina de la KAS. Le sugerimos: Seis países suspenden su participación en el bloque sudamericano Unasur Si se elimina Unasur, por haber sido una idea de la izquierda democrática, ¿qué garantiza que Prosur tenga éxito, saliendo de una ideología de derecha? Al final, según García, "es quedarse en la Guerra Fría y su polarización, cuando lo que la región necesita es integración”.