Desde el reconocimiento oficial por parte de Estados Unidos, en diciembre 2017, bajo el mandato de Donald Trump, de Jerusalén como capital del Estado de Israel, varias naciones a lo largo de casi seis años han tomado la misma postura del gigante norteamericano al declarar que la ciudad santa le pertenece a la nación hebrea.

Uno de los países en América que siguió los pasos de Estados Unidos, fue Paraguay, al mando de Horacio Cartes, quien en 2018 había decidido trasladar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén, no obstante, con la llegada de Abdo Benítez, esta entidad retornó a la ciudad costera.

Tel Aviv es considerado el centro tecnológico y financiero de Israel. | Foto: Libre de derechos

Sin embargo, el actual presidente de la nación guaraní, Santiago Peña, confirmó a medios locales los planes que actualmente existen para reabrir la embajada paraguaya en Jerusalén, lo que también llevó a Israel a reinaugurar su embajada en Asunción, según el portal Israel Noticias.

Retorno diplomático entre Paraguay e Israel

Lugo de un distanciamiento entre ambas naciones por regresar la embajada paraguaya a Tel Aviv, Eli Cohen, ministro de Exteriores de Israel, anunció la noticia luego de participar de una reunión con el nuevo presidente de Paraguay, Santiago Peña.

La cita entre ambos políticos recordó cuando Horacio Cartes había decidido mover la embajada a Jerusalén, mostrando así un gran afecto hacia la nación hebrea cinco años atrás, no obstante, con la llegada de Abdo Benítez, esta decisión sufrió un revés al declarar la necesidad de mantenerse neutros en el marco del conflicto árabe-israelí.

En caso tal de que el mandatario paraguayo cumpla con su palabra, Paraguay se uniría a Estados Unidos, Guatemala, Honduras y Kosovo en tener su embajada en Jerusalén, lo que desde Israel se interpreta como una manera de reconocer abiertamente la legitimidad que tiene esta nación al declarar a Jerusalén como su capital.

Jerusalén ha sido una ciudad que ha estado bajo el dominio de varios imperios a través de su historia. | Foto: REUTERS

La relevancia de la capitalidad de Jerusalén

Desde la promulgación del plan de partición del Mandato Británico de Palestina en noviembre de 1947, el cual fue aceptado por los judíos y buena parte de la comunidad internacional, y rechazado por los árabes, se declaró que Jerusalén estaría bajo control internacional hasta que existiera un consenso de cómo proceder con la soberanía de la ciudad.

Llegado el 14 de mayo de 1948, David Ben Gurion declara la fundación del Estado de Israel y, seis horas después del anuncio, varias naciones árabes atacan al recién creado estado hebreo. Esto llevó a que se diera la Guerra de Independencia de Israel, la cual culminó en 1949 con la victoria israelí, en donde se anexionó la parte occidental de Jerusalén, nombrándola su capital, mientras que la parte oriental fue tomada por Jordania (al igual que Cisjordania), y Egipto tomó a Gaza.

Después de la guerra de los seis días librada en 1967, Israel venció a cuatro naciones árabes y anexionó la parte oriental de Jerusalén, teniendo así a toda la ciudad en su poder. Asimismo, puso bajo su jurisdicción a Cisjordania y Gaza, además de hacerse con la Península del Sinaí, la cual regresó a Egipto en 1978, ratificando la paz entre El Cairo y Jerusalén.

Más allá de la política, Israel expresa su sentido de pertenencia a la ciudad por cuestiones religiosas. | Foto: SEMANA

En 1980, Israel realizó una declaración la cual decía que toda Jerusalén era su capital indivisible, lo que no fue del agrado de la comunidad internacional, ya que se alega que es ilegítima esta resolución. No obstante, algunos estados en el siglo XXI han comenzado a cambiar su postura.

Con los Acuerdos de Oslo de 1993 firmados entre Issac Rabin y Yasser Arafat, se puso en marcha un plan para poco a poco ceder los terrenos de Cisjordania para la futura creación de un Estado palestino, no obstante, 30 años después no se ha logrado tal cometido debido a varias razones, entre las que están los constantes ataques por parte de la milicia palestina Hamas, el asentamiento de judíos en Cisjordania y la falta de voluntad política entre Jerusalén y Ramala para entablar conversaciones.