Un hecho de violencia estremece a Ecuador. En medio de una manifestación política, en el norte de Quito, sicarios asesinaron a balazos al candidato presidencial Fernando Villavicencio.
“El candidato fue trasladado urgente a una casa de salud, y fuentes cercanas confirmaron su fallecimiento. Uno de los asesores de Villavicencio confirmó al periodista Carlos Vera que el candidato murió”, aseguró El Diario, un medio del vecino país.
Un periodista, Pablo Arellana, que estaba con él en ese momento, en el colegio Anderson de la capital del país, narró lo que sucedió. El candidato iba de salida para montarse en un carro y en ese momento un hombre llegó un arma y le disparó tres veces en la cabeza. Los hechos quedaron registrados en video.
Recientemente, a Villavicencio le habían llegado amenazas. Se le atribuían al grupo delincuencial Los Choneros. “Aquí estoy, dando la cara no le tengo miedo... Esto lo que hace es confirmar que nuestra propuesta afecta a estas estructuras criminales”, había dicho. Señaló “que si sigo refiriéndome a él y a su estructura, ellos atacarán en mi contra”.
“La alerta de la amenaza la realizó el capitán de Policía Nacional Cristian Cevallos, jefe del Dispositivo de Seguridad, quien realizó el parte policial de lo ocurrido, aplicó el código de alerta permanente y recomendó poner la denuncia respectiva en Fiscalía. La amenaza surgió el viernes 28 de julio en Manta, Manabí, cuando uno de los colaboradores de la campaña de Villavicencio fue abordado por varios sujetos no identificados con la finalidad de entregar un mensaje de parte de José Adolfo Macías Villamar, alias Fito”, había reportado El Diario.
“Pese a las nuevas amenazas, seguiremos luchando por la gente valiente de nuestro #Ecuador”, escribió Villavicencio en la red social X, antes Twitter. En un comunicado, su alianza Construye-Gente Buena (integrada por partidos de centro) informó por esa misma red social que “esta es la segunda amenaza que recibe en menos de 48 horas el equipo de campaña del candidato”.
El más reciente mensaje de intimidación llegó a través de WhatsApp al teléfono de un coordinador de seguridad del candidato, un periodista que fue miembro de la Asamblea Nacional disuelta por el presidente Guillermo Lasso en mayo haciendo uso de una facultad constitucional, lo que dio paso a los comicios generales anticipados para completar el actual período de cuatro años (hasta mayo de 2025).
“Ya sé que eres el de seguridad, de hoy no pasas... te estoy vigilando”, señala el texto de Construye-Gente Buena difundido por Villavicencio. El comunicado agregó que pese a las amenazas, Villavicencio no suspenderá su campaña de cara a las elecciones del próximo 20 de agosto.
Hace poco, el candidato realizó un recorrido por la ciudad costera de Machala, al suroeste y capital de la provincia bananera de El Oro (fronteriza con Perú). Siendo presidente de la comisión legislativa de Fiscalización, Villavicencio continuó denunciando casos de corrupción como lo venía haciendo cuando se desempeñaba de periodista. Y esas denuncias le costaron la vida.
La seguridad, el tema de la campaña en Ecuador
De cara a una elección atípica, crece la zozobra por el crimen y el narcotráfico en Ecuador, donde los presidenciables levantan la bandera de la mano dura contra la inseguridad en medio de crímenes, amenazas y un estado de excepción. Junto a las elecciones de presidente y vicepresidente y de los 137 congresistas, se celebrarán dos consultas populares promovidas por ambientalistas para frenar la explotación de petróleo y minerales en dos zonas declaradas reservas de la biosfera.
Al asesinato de Villavicencio se suma también el de un alcalde y un aspirante a asambleísta, intimidaciones contra un candidato presidencial, otros homicidios y una masacre carcelaria que dejó más de una decena de muertos atizan el clima de inseguridad. En 2022 los asesinatos casi se duplicaron con respecto al año anterior, 25 por cada 100.000 habitantes, y para 2023 pasaría a una tasa de hasta 40, según proyecciones de expertos.
Con salida al Pacífico y ubicado entre Colombia y Perú, los principales productores mundiales de cocaína, Ecuador ha incautado unas 530 toneladas de drogas desde 2021, cuando asumió el mandatario Guillermo Lasso. El derechista disolvió en mayo la opositora Asamblea Nacional, en medio de un juicio político que enfrentaba por supuesta corrupción.
La medida puso fin a la crisis institucional y dio paso a comicios generales anticipados el 20 de agosto, con eventual segunda vuelta el 15 de octubre. Pese a estar habilitado, Lasso decidió no buscar su reelección. “Son elecciones atípicas porque se producen en un contexto de alta zozobra producto del crimen organizado”, dice Santiago Cahuasquí, politólogo de la Universidad Internacional SEK.
Una treintena de candidatos, incluidos seis de los ocho presidenciables, tienen resguardo policial, de acuerdo con el Consejo Electoral. La mayoría de los protegidos está en la costera provincia de Los Ríos (sur), donde rige un nuevo estado de excepción desde la semana anterior. La medida se extiende a Manabí, donde el 23 de julio fue baleado el alcalde Agustín Intriago, y a la localidad de Durán, en la provincia de Guayas, ambas en el suroeste.
Sin excepción, los candidatos han convertido la seguridad en eje de campaña. Lideran las intenciones de voto la abogada Luisa González (26,6 %), única mujer en liza y afín al exmandatario socialista Rafael Correa (2007-2017), el periodista Fernando Villavicencio contaba con el 13,2 %, el abogado indígena Yaku Pérez (izquierda, 12,5 %) y el economista y exvicepresidente Otto Sonnenholzner (derecha, 7,5 %), según una reciente encuesta de Cedatos.
Las propuestas sobre seguridad son variadas: construir una cárcel de máxima seguridad en la Amazonía, colocar inhibidores de señales de telecomunicaciones en las penitenciarías, equipar a policías y militares o impulsar reformas legales para endurecer sanciones.
“Esta ola de violencia genera el caldo de cultivo perfecto para populismos seguritistas. Por eso, la campaña tiene como punta de lanza temas relacionados con seguridad, y todos o la mayoría de candidatos hablan de una estrategia de mano dura como única solución”, comenta la experta en seguridad Carla Álvarez.
Lasso ha intentado lidiar con la violencia en calles y cárceles a través de numerosos estados de excepción, que le permiten movilizar a militares. Al estilo del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, el gobernante ahora suele divulgar fotos de presos semidesnudos, apiñados y atados tras intervenciones de la fuerza pública para frenar masacres entre sí, que desde 2021 dejan más de 430 muertos.
Los estados de excepción han tenido “poco resultado”, apunta Álvarez, agregando que “el crecimiento de la violencia no ha sido lineal, sino exponencial” en Ecuador, con 18,3 millones de habitantes. Cahuasquí señala que “el contexto de criminalidad hace que existan candidaturas que plantean posiciones que van en contra de los derechos humanos”.
Al politólogo le preocupa “que crezca en la población el sentimiento de desprotección”, porque eso da pie a “que florezcan posiciones extremistas. Juegan con las pulsiones de la gente (...) sin ningún tipo de propuesta de fondo, sino que recurren a la exacerbación del miedo, la desconfianza y el peligro”, señala.
Un 38 % de los ecuatorianos estaba “preocupado” y “pesimista” por la situación del país y un 11 % consideraba que los presidenciables deben tener “disposición para acabar con la delincuencia”, según encuestas de Cedatos.
En referencia a los asesinatos y amenazas a políticos, Cahuasquí sostiene que “cuando el crimen organizado empieza a tomarse las estructuras de representación del Estado, hay interferencia directa en la política, el Estado mismo se convierte en presa fácil” de las mafias.
Habrá “una elección sin garantías para los candidatos, sin garantías para los electores”, enfatizó.
La muerte de Fernando Villavicencio empaña la campaña y deja una estela violenta en el ya difícil panorama democrático de ese país.
*Con información de AFP.