El expresidente peruano Alberto Fujimori salió de la cárcel este miércoles, 6 de diciembre, luego de que el Tribunal Constitucional ordenara su excarcelación por razones humanitarias.
Fujimori, de 85 años y quien padece varias enfermedades, abandonó el penal Barbadillo, en el este de Lima, a las 6:26 p. m. (hora local) en una camioneta gris. El exmandatario llevaba chaleco negro y una mascarilla blanca.
En un fallo inapelable, los magistrados restituyeron en días pasados el indulto que se le había otorgado al expresidente en 2017.
El entonces gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) concedió el recurso de gracia a Fujimori por razones humanitarias, pero la justicia peruana lo revocó atendiendo un pedido de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) a favor de las víctimas del exmandatario que gobernó con mano de hierro entre 1990 y 2000.
El Tribunal Constitucional justificó en un auto su decisión, alegando la salud “resquebrajada” de Fujimori. Al mismo tiempo, recalcó que el exmandatario “ha cumplido aproximadamente las dos terceras partes de su condena”, lo que lo hace beneficiario del indulto.
La semana pasada, la misma corte ya había ordenado la liberación de Fujimori, pero el juez Vicente Fernández se declaró no competente para autorizar su salida de la cárcel, con lo que el caso volvió al Tribunal Constitucional, que este martes emitió su dictamen definitivo.
Fujimori cumple desde 2009 una condena por crímenes contra la humanidad en el penal Barbadillo, una pequeña cárcel para expresidentes al este de Lima, por la muerte de 25 personas en dos matanzas perpetradas en 1991-1992 por un escuadrón del Ejército que los acusaba de ser supuestos guerrilleros de Sendero Luminoso.
Casi 25 años después de dejar el poder, su figura todavía divide al país.
“El presidente se ha mostrado muy conforme, ha tomado con mucha alegría el mandato” de los jueces, manifestó el abogado Elio Riera, a su salida de la cárcel, donde también están los expresidentes Alejandro Toledo y Pedro Castillo, este último encarcelado hace justamente un año por su intento fallido de disolver el Congreso.
“Se hace justicia a un hombre que hizo tanto por el Perú”, celebró el congresista Alejandro Aguinaga de Fuerza Popular, el partido de Keiko Fujimori, la hija mayor del expresidente.
Sin embargo, las víctimas de su gobierno rechazaron tajantemente la decisión de los jueces. Una treintena de personas, con flores y fotos de universitarios asesinados por el escuadrón militar, se concentraron frente al Palacio de Justicia, entonando el grito “el indulto es insulto”.
“Esto es un atropello, un arrebato al derecho a la justicia que tenemos los familiares de las víctimas”, dijo a la AFP Carmen Amaro, hermana del estudiante Armando Amaro Cóndor, víctima de la matanza de la Universidad La Cantuta en 1992.
Así mismo, la Asociación Pro Derechos Humanos condenó enérgicamente la decisión por considerar que la misma supone un desacato a la Corte IDH. “La comunidad internacional observa atentamente este desafío a la legalidad internacional”, agregó en un comunicado.
Carlos Rivera, abogado de las víctimas de las masacres de Barrios Altos y La Cantuta, aseguró igualmente que la decisión del TC es un “punto de quiebre” en la relación entre el Perú y el sistema interamericano.
Fujimori recobró su libertad tras varios giros en torno a su polémico caso. En 2017 recibió el indulto por razones humanitarias, pero el beneficio fue anulado en 2019 por la Corte Suprema para luego ser restituido en marzo de 2022 por el Tribunal Constitucional.
Cuando el año pasado su excarcelación parecía inminente, la Corte Interamericana pidió a Perú que se abstuviera de liberar a Fujimori hasta revisar un recurso de familiares de los asesinados por el ejército en los noventa.
Conocido como ‘El Chino’, Fujimori fue muy popular por su lucha sin cuartel contra la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso, cuyos principales líderes fueron apresados. Todavía siguen activos algunos remanentes dedicados exclusivamente al narcotráfico en la selva central del país.
En noviembre de 2000, en medio de una creciente oposición tras 10 años de gobierno, Fujimori huyó a Japón, la tierra de sus ancestros, y renunció por fax a la Presidencia.
Había detentado un poder casi absoluto tras dar un “autogolpe” el 5 de abril de 1992, disolviendo el Congreso e interviniendo el Poder Judicial.
*Con información de la AFP.