Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, anunció que oficialmente abandona la carrera presidencial después de semanas de especulación sobre su estado mental y físico a sus 81 años.
“Aunque fue mi intención buscar la reelección, creo que es en el mejor interés de mi partido y del país renunciar [a la contienda] y enfocarme únicamente en cumplir mis tareas como presidente por el resto de mi mandato”, dijo Biden en una carta publicada en la red social X.
“Hablaré con la nación a finales de esta semana con más detalle sobre mi decisión. Por ahora, permítanme expresar mi más profunda gratitud a todos aquellos que han trabajado tan duro para verme reelegido”, señaló el mandatario en la misiva.
Así mismo, aprovechó para “dar las gracias a la vicepresidenta Kamala Harris por ser una socia extraordinaria en todo este trabajo. Y permítanme expresar mi más sincero agradecimiento al pueblo estadounidense por la fe y la confianza que han depositado en mí”.
En la misiva publicada en redes sociales, Biden destacó el trabajo que ha realizado al frente del país norteamericano. “En los últimos tres años y medio, hemos hecho un gran progreso como nación. Hoy en día, Estados Unidos tiene la economía más fuerte del mundo”, resaltó.
También destacó “las inversiones históricas en la reconstrucción de nuestra nación, en la reducción de los costos de los medicamentos recetados para las personas mayores y en la expansión de la atención médica asequible a un número récord de estadounidenses”.
“Permítanme expresar mi más sincero agradecimiento al pueblo estadounidense por la fe y la confianza que han depositado en mí. Hoy creo en lo que siempre tengo: que no hay nada que Estados Unidos no pueda hacer, cuando lo hacemos juntos”, destacó en su mensaje.
El demócrata de 81 años engrosa así el club muy restringido de presidentes estadounidenses salientes que tiraron la toalla en su intento por conseguir un segundo mandato.
Pero es el primero en hacerlo a estas alturas de la campaña. Y el único que tuvo que darse por vencido por las dudas sobre su agudeza mental a raíz de un debate calamitoso con su rival republicano, Donald Trump.
El anuncio se esperaba, por mucho que su equipo de campaña y él mismo se empeñaran en afirmar que llegaría hasta el final.
Un vuelco a una campaña que ya ha experimentado muchas idas y venidas, sobre todo un intento de asesinato contra Donald Trump el 13 de julio durante un mitin.
Ahora el Partido Demócrata tendrá que encontrar a un sustituto o sustituta, cuando faltan pocos días para la convención prevista en Chicago (norte) a partir del 19 de agosto.
Su vicepresidenta, Kamala Harris, sería una elección natural, pero no automática, para convertirse en candidata demócrata.
La última palabra la tienen los delegados del partido: 3.900 personas con perfiles muy variados y en su mayor parte completamente desconocidos para la opinión pública.
Caído en desgracia
Fue el desastroso desempeño de Joe Biden durante su debate del 27 de junio con Donald Trump lo que precipitó los acontecimientos.
Ese día, desde los primeros segundos de la batalla verbal que él mismo había convocado, decenas de millones de telespectadores vieron a un Biden titubeante, confuso, una imagen que dejó a los demócratas consternados y desorientados.
Estaba resfriado y tosía con frecuencia. Su voz era apagada, se trababa al hablar y dejaba las frases inacabadas.
Un espectáculo doloroso que sacó a la luz las dudas sobre su edad que su entorno más cercano se había esforzado en sofocar.
Tan pronto como terminó, la pregunta era inevitable: ¿quién sería el primero en pedirle que pasara el testigo?
El nerviosismo se contagió. Algunos congresistas demócratas se lo pidieron públicamente. Con el paso de los días se fueron sumando pesos pesados del partido.
Uno tras otro, asustados por las encuestas que lo daban como perdedor y por miedo a una victoria abrumadora del republicano Donald Trump, le dieron la espalda. Al comienzo en privado, sugiriéndole que reconsiderara su candidatura.
Los medios de comunicación estadounidenses, citando fuentes anónimas, afirmaron que el expresidente Barack Obama, la exjefa de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y los líderes demócratas en el Congreso Chuck Schumer y Hakeem Jeffries expresaron su preocupación.
Y las imágenes de Joe Biden dando positivo para covid-19, bajando con dificultades la pasarela de su avión, no hicieron más que amplificar el nerviosismo de su bando.
Entretanto, Donald Trump, que milagrosamente sobrevivió a un intento de asesinato, parece disfrutar de un estado de gracia, con victoria.
Biden propone a Kamala Harris como candidata
En un trino, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, apuntó a Kamala Harris para ser su sucesora en la carrera presidencial.
“Mi primera decisión como candidato del partido en 2020 fue elegir a Kamala Harris como mi vicepresidenta. Y ha sido la mejor decisión que he tomado. Hoy quiero ofrecer todo mi apoyo y respaldo para que Kamala sea la candidata de nuestro partido este año”, señaló.
Y agregó: “Demócratas: es hora de unirse y vencer a Trump. Hagámoslo”.
Trump reacciona con ferocidad a renuncia de Biden
Se esperaba que la respuesta de Donald Trump fuera contundente y el magnate fue fiel a su estilo. “El corrupto Joe Biden no era apto para postularse para presidente, y ciertamente no es apto para ocupar el cargo, ¡y nunca lo fue!”, señaló en su red social.
Agregó que el demócrata llegó al cargo mediante mentiras. “Todos los que lo rodeaban, incluidos su médico y los medios de comunicación, sabían que no era capaz de ser presidente”, agregó.
Aprovechó para echarle de nuevo la culpa de los problemas que vive Estados Unidos, y especialmente de la migración. “Ahora, miren lo que le ha hecho a nuestro país, con millones de personas cruzando nuestra frontera, totalmente sin control ni investigación, muchos de ellos provenientes de prisiones, instituciones psiquiátricas y de un número récord de terroristas. Sufriremos mucho a causa de su presidencia, pero remediaremos el daño que ha causado muy rápidamente”, puntualizó.
Este es el texto completo de la carta publicada por el presidente Joe Biden:
“En los últimos tres años y medio, hemos hecho un gran progreso como nación. Hoy en día, Estados Unidos tiene la economía más fuerte del mundo. Hemos hecho inversiones históricas en la reconstrucción de nuestra nación, en la reducción de los costos de los medicamentos recetados para las personas mayores y en la expansión de la atención médica asequible a un número récord de estadounidenses. Hemos proporcionado atención críticamente necesaria a un millón de veteranos expuestos a sustancias tóxicas. Se aprobó la primera ley de seguridad de armas en 30 años. Se nombró a la primera mujer afroamericana para la Corte Suprema. Y se aprobó la legislación climática más importante de la historia del mundo. Estados Unidos nunca ha estado mejor posicionado para liderar que hoy.
Sé que nada de esto se podría haber hecho sin el pueblo estadounidense. Juntos, superamos una pandemia única en un siglo y la peor crisis económica desde la Gran Depresión. Hemos protegido y preservado nuestra democracia. Y hemos revitalizado y fortalecido nuestras alianzas en todo el mundo. Ha sido el mayor honor de mi vida servir como su presidente. Y aunque ha sido mi intención buscar la reelección, creo que es en el mejor interés de mi partido y del país que me retire y me centre únicamente en el cumplimiento de mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato.
Hablaré con la Nación a finales de esta semana con más detalle sobre mi decisión. Por ahora, permítanme expresar mi más profunda gratitud a todos aquellos que han trabajado tan duro para verme reelegido. Quiero dar las gracias a la vicepresidenta Kamala Harris por ser una socia extraordinaria en todo este trabajo. Y permítanme expresar mi más sincero agradecimiento al pueblo estadounidense por la fe y la confianza que han depositado en mí. Hoy creo en lo que siempre tengo: que no hay nada que Estados Unidos no pueda hacer, cuando lo hacemos juntos. Solo tenemos que recordar que somos los Estados Unidos de América”.
*Con información de AFP.