El Reino Unido está en alerta máxima. La reina Isabel II fue puesta bajo supervisión médica en su castillo de descanso en Escocia. El Palacio de Buckingham utilizó una palabra que pocas veces pone en un comunicado “preocupación”.
“Después de una evaluación adicional esta mañana, los médicos de la reina están preocupados por la salud de Su Majestad y han recomendado que permanezca bajo supervisión médica”, se lee el texto oficial.
El Palacio de Buckingham agregó que “la reina permanece cómoda y en el castillo de Balmoral”, en Escocia. Se sabe que ya todos los miembros de la familia real fueron informados de la situación y que se descartó, por ahora, llevarla a un hospital.
A sus 96 años, la reina sigue trabajando de manera incansable. Y ante esta nueva situación de salud, se le ha pedido postergar sus reuniones. Una de ellas era importante, su cita con el Privy Council del Reino Unido.
Este año, en junio, la reina celebró su jubileo: 70 años en el trono la convirtieron en la monarca más longeva de la historia del Reino Unido.
En esa celebración, la reina no asistió a la misa en la catedral de San Pablo, en Londres, tras haber sentido “un cierto malestar” en el primer día de festejos. Esos días pusieron de presente ante el mundo la magnitud de su reinado.
Según The Times, para hacerse una idea de cuánto ha abarcado la reina, si su coronación fue vista por 20 millones de espectadores en el entonces raro televisor en casa de un privilegiado vecino, la de su sucesor la presenciarán miles de millones, muchos desde su teléfono inteligente. Si en 1955 la casa real envío 395 telegramas de felicitación a ciudadanos que cumplían 100 años, en 2020 la cifra ascendió a 16.254.
Cuando subió al trono, la reina recibió los pedazos rotos de un imperio en que no se ponía el sol. Le esperaba ceder, con una sonrisa, más poder del que habían perdido sus antecesores. No tenía cómo definir una era, como Isabel I o Victoria I, señaló el diario. Pero a punta de constancia, de leer el ánimo de la nación, de vivir en el presente y de hacerse la mujer confiable y digna con la que todos quieren ser asociados, regeneró el trono.
Hizo de la monarquía una institución “que permea las capas más profundas de la sociedad y que, como ninguna otra, atiende las necesidades cotidianas del país, agradeciendo y visitando a quienes lo requieren”, según su biógrafo Robert Hardman.
Pocos han lidiado tantos escándalos familiares, pero ella es la única que jamás avergüenza al país. De ahí que el apoyo de los británicos haya sido abrumador aun en las horas más bajas y que la preocupación cada vez que su salud falla sea tan grande.
A punto de los cien años, ha envejecido, pero no caducado, no gobierna, pero sí ostenta autoridad. Maestra del soft power, no está en el crepúsculo sino en la cima, mientras que su reinado y su vida extraña y compleja engrosan los anales de los récords y la historia.
El reinado en cifras
34 - Países de los que ha sido jefa de Estado, que hoy se reducen a 15, como Canadá, Australia, Jamaica, entre otros.
13- Presidentes de Estados Unidos que ha conocido. Solo le faltó Gerald Ford.
7- Papas con los que se ha entrevistado. No lo pudo hacer con Juan Pablo I, pues duró 33 días en el pontificado.
100- Países que ha recorrido.
150- Visitas oficiales, con lo cual le ha dado varias veces la vuelta al mundo.
112- Visitas de Estado de las que ha sido anfitriona.
30.000- Personas que invita cada año a sus Garden Parties, en las cuales se consumen 27.000 tazas de té, 20.000 sánduches y 20.000 rebanadas de torta.
510- Fundaciones benéficas bajo su protección, a través de las cuales ha recogido más 1.500 millones de dólares.
21.000- Compromisos que ha cumplido en su reinado.
4000- Leyes a las que le ha dado el consentimiento real.
200- Retratos para los que ha posado.