Con apenas 88 casos activos de covid-19 al cerrar el primer semestre del año, Uruguay es la única de América cuyos ciudadanos ya pueden viajar a la Unión Europea (UE) sin excepciones. A pesar de que sus dos vecinos, Brasil y Argentina, están en los picos de la pandemia de coronavirus, Uruguay ha vuelto a la normalidad. A la vez, las inmobiliarias se llenan de consultas de argentinos que huyen del coronavirus y de la crisis económica. Con menos de 1.000 infectados en total, el país es la envidia continental. Mientras que Estados Unidos y Brasil están vetados para ingresar a la UE por su nefasto desempeño, Iberia ya anunció un vuelo semanal a partir del 5 de julio desde Uruguay, y Air Europa retomará dos frecuencias desde el 15 de julio.

No solo eso: Uruguay es la primera nación de la región en retomar las clases, con la excepción del departamento de Treinta y Tres, vecino con Brasil. También será el primero en reanudar la liga de fútbol. La normalidad se respira en las calles, los centros comerciales están abiertos, los bares y restaurantes reciben clientes y la gente camina por la Rambla de Montevideo como si nada hubiera pasado. El Gobierno de Luis Lacalle Pou, que asumió el primero de marzo casi con la pandemia, apeló a la responsabilidad de la gente y logró controlar los focos de infección sin paralizar las actividades. Lo hizo a pesar del horror en el vecino Brasil, donde los casos de coronavirus superan el millón y medio y con el cual las fronteras son, en varios puntos, apenas una calle. Detectaron el primer contagio el 13 de marzo, importado desde Europa. El país cerró sus fronteras terrestres con Argentina y Brasil, suspendió los vuelos y las clases, cerró centros comerciales y recomendó trabajar online.

El Gobierno de Luis Lacalle Pou, que asumió el primero de marzo en pleno inicio de la pandemia, apeló a la responsabilidad ciudadana para controlar los focos de infección sin paralizar las actividades. “Desde el 13 de marzo tomamos medidas contundentes, claves para tener hoy esta buena situación”, dijo a SEMANA Remo Monzeglio, subsecretario de Turismo de Uruguay. Y añade: “Nos preparamos para recibir la pandemia en el peor panorama. Calculábamos que con 8.000 enfermos colapsaría el sistema de salud, pero nunca superamos los 1.000. Vivimos una satisfacción controlada, sin euforia, porque esto no es un partido de fútbol. Sentimos un disimulado discreto orgullo”. Por ahora continúa la cuarentena obligatoria de 14 días para quienes lleguen del exterior, y solo ingresan ciudadanos, residentes y personas con una autorización especial.

Habrá que esperar lo que sucede con los hermanos grandes de Uruguay, Brasil y Argentina, para ver qué pasa con el turismo. Monzeglio opina que “sería un milagro tener una temporada de verano normal. En todo caso, esperamos traer gente en el invierno europeo, en temporada de verano”. Entretanto, del otro lado del río de la Plata cada vez consultan más en las inmobiliarias de Montevideo y Punta del Este. Con más de 60.000 casos de covid-19 concentrados en el Área Metropolitana de Buenos Aires, muchos argentinos sufren una pavorosa crisis económica y ven a Uruguay como un refugio. “Argentina siempre fue un gran inversor en el mercado inmobiliario, pero en los últimos años se habían retraído por la crisis”, le dijo a SEMANA Teófilo Banchero, miembro de una de las desarrolladoras inmobiliarias más importantes de la capital uruguaya. La tendencia aceleró después de los cambios de gobierno en ambos países, con el triunfo simultáneo del peronista Alberto Fernández en Argentina y de Luis Lacalle Pou en Uruguay, quien cerró 15 años de gobierno izquierdista.

Lacalle Pou adoptó un plan de facilidades económicas para conseguir inversiones, como reducir los requisitos de residencia fiscal, y envió al Parlamento un proyecto para ampliar de cinco a diez años el tax holiday, periodo en el que no se tributa sobre las rentas obtenidas en el exterior. Banchero opina que van a subir las inversiones: “Va a venir gente a Montevideo, porque es una ciudad balnearia y tiene atractivos para las personas que llegarán a trabajar”. Sería injusto definir a Uruguay solo por sus ventajas tributarias. Aunque vienen creciendo el narcotráfico y el delito, los extranjeros elogian su seguridad jurídica, su tranquilidad, la ausencia de aglomeraciones y las playas o las sierras al alcance de la mano. Es el país del momento.