Como una buena nueva para el comienzo del año 2022, Nicolás Maduro anunció este 1 de enero que “Venezuela abandonó el estado de hiperinflación”, un estado de la economía que comenzó en noviembre del año 2017 y que se ha visto frenado tras “cuatro meses seguidos con una inflación de un dígito.
Actualmente, el vecino país vive una dolarización transaccional, por lo que la mayoría de los productos se comercializan en la divisa estadounidense y no en la moneda nacional, llamada “bolívar digital”.
“Yo puedo declarar políticamente, con el resultado del manejo de la inflación entre los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre, que ha sido de un dígito con tendencia a la baja, que Venezuela abandona el estado de hiperinflación”, recalcó en una entrevista televisada que le hizo el escritor Ignacio Ramonet.
Cuestionado en torno a las medidas que ha tomado el régimen venezolano para controlar la inflación, Maduro argumentó que “el país siempre ha tenido una economía inflacionaria antes de la guerra económica, del bloqueo y las medidas coercitivas por el Gobierno de Estados Unidos. Una economía con setenta años de ingreso petrolero y de alto consumo de mercado interno que generó siempre un desbalance frente a la capacidad de consumo interno con la capacidad de producción y satisfacción de esas necesidades”.
La inflación en noviembre de 2021 en el país -medida por el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) del Banco Central de Venezuela (BCV)- fue del 8,4 %; en octubre fue del 6,8 %, y en septiembre del 7,1 %. Aún no han publicado el dato a cierre de diciembre.
Venezuela entró en noviembre de 2017 en un periodo de hiperinflación que se puede considerar superado, según los especialistas, tras 12 meses consecutivos con incrementos de los precios por debajo del 50 % cada mes. Diciembre de 2020 fue el último mes en el cual el INPC registró un incremento superior al 50 %, concretamente del 77,5 %, precisó la agencia de noticias DW en Español.
Nicolás Maduro pronosticó que las autoridades económicas declararán también el fin de la hiperinflación “en los próximos meses”, si bien aclaró que él puede hacerlo ya “políticamente”.
Según datos del Observatorio Venezolano de Finanzas, la inflación acumulada de 576,3 % agobia la vida del venezolano común, sumado a una dolarización a la cual no todos tienen acceso. La firma Ecoanalítica calcula que una familia de cuatro integrantes necesita mensualmente 700 dólares para cubrir gastos de alimentos, educación, pago de servicios públicos, entre otros.
Las principales razones por las que huyen los venezolanos de su país son la hiperinflación y los bajos sueldos que ha profundizado la crisis social y económica desde el año 2017. El poder adquisitivo del ciudadano común se ha desplomado, ya que el monto mensual fijado por el régimen de Nicolás Maduro no les alcanza a los trabajadores de instituciones públicas ni para comprar dos libras de carne.
El sueldo mínimo en Venezuela es de diez bolívares (menos de tres dólares según el cambio oficial), que equivale a poco más de 10.000 pesos colombianos al mes. Esta cantidad se vuelve sal y agua en el bolsillo de los venezolanos, quienes comenzaron el año 2022 con salarios de miseria.
Venezuela tiene uno de los salarios mínimos más bajos de la región y uno de los más precarios del mundo. Pese a este crítico panorama, la firma Ecoanalítica habla de una leve mejoría en la economía venezolana, que en 2021 ha registrado la menor contracción de los últimos ocho años, reseñó el diario El Nacional. La dolarización y las continuas inyecciones de divisas que hace el Banco Central de Venezuela para estabilizar el precio del dólar ha hecho que en los últimos meses bajara el índice de inflación.
Esta leve mejoría en la economía no es percibida o no genera un impacto en la mayoría de la población, ya que el 94,5 % está en pobreza en el país, según los resultados de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi). Este mismo estudio señala que la pobreza extrema se ubicó en 76,6 % y que solo 5 % de la población ha mejorado sus ingresos.