Hace poco más de tres semanas, los talibanes se tomaron el poder en Afganistán y las estructuras políticas, sociales y culturales quedaron sumidas en una incertidumbre con respecto a cómo será el diario vivir en este país.
A esto se le suma que los talibanes han aplazado, en dos ocasiones, el nombramiento oficial de su gobierno, por lo que se desconoce cómo será el mandato y si será igual o más laxo que el de 1996.
La situación económica es quizás una de las mayores problemáticas que tiene el nuevo gobierno talibán, pero algunos comerciantes le han sabido sacar “lo mejor” de la situación.
Unos de ellos son los vendedores de armas, que aprovechan el enfrentamiento de los talibanes con la oposición en diferentes puntos estratégicos.
Por ejemplo, Khan Mohammad exhibe en su tienda todo tipo de armamento para la venta. Situada entre una farmacia y una tienda de alimentación general, su tienda, ubicada en el distrito de Panjwai, en Kandahar (sur), cuna de los talibanes, ha renovado sus existencias.
En el lugar se puede encontrar todo tipo de armas y accesorios como chalecos de camuflaje y cartucheras que se encuentran colgadas en las paredes.
Mohammad muestra a los visitantes todo el arsenal que posee y que se vende sin ningún tipo de restricción o control. En su haber tiene pistolas Smith & Wesson, ametralladoras, cinturones de munición, granadas, walkie-talkies y vasijas llenas de balas, entre otros accesorios.
Cuando terminó el conflicto y los talibanes tomaron el poder, la gente pensó que ya no era necesario tener armas en casa, así que decidieron llevarlas a Mohammad para la venta.
“Gente que tenía armas en casa desde hacía años nos las trajeron”, explicó. “Nosotros las compramos y las vendemos [...] a los muyahidines”, explica, en alusión a los talibanes. “Los talibanes no dejan que nadie más las tenga”, complementa.
Además de las armas, Mohammad ofrece accesorios como gorras de béisbol blancas con la profesión de fe musulmana estampada y banderas del movimiento islamista.
Pero no es el único que vende armas en el lugar, el mercado ahora cuenta con diferentes puestos que ofrecen armamento y accesorios alusivos a los talibanes y sus líderes.
Otro puesto del mercado está decorado con banderas talibanas y fotografías de los principales líderes del movimiento, así como exhibe rifles de asalto (variantes del AK-47 y M4 y M16, de fabricación estadounidense) y hasta ametralladoras ligeras.
Por años, los talibanes adquirieron sus armas y municiones en el mercado negro y de lo que recuperaban en campos de batalla, según indicaban los informes de la ONU sobre la zona y los observadores occidentales.
Pero el creciente colapso del Ejército ha supuesto un maná de armas para los milicianos.
Ahora los talibanes cuentan no solo con armas de infantería de fabricación estadounidense, sino con equipos y vehículos punteros, como los “humvee”, vehículos blindados de transporte de tropas y, al menos, un helicóptero Black Hawk en buen estado de funcionamiento.
Además, siguen sacando provecho de las bases militares afganas y occidentales abandonadas.
En julio conquistaron el distrito de Panjwai, aprovechando la retirada de las tropas lideradas por Estados Unidos de Afganistán y allí tuvieron la oportunidad de recuperar armamento abandonado y otro tipo de accesorios que fortalecieron su ajuar militar.
En el polvoriento mercado de Panjwai, todo lo que los talibanes encontraron en la base del distrito está puesto a la venta.
“Compramos todas estas cosas de los talibanes después de que se apoderaran de la base del Ejército afgano”, comenta Murtaza, un mercader que prefirió permanecer en el anonimato. “Ahora, venimos al mercado para venderlas”.
*Con información de la AFP.