El todavía presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se pronunció el día de ayer, 1 de noviembre, en una rueda de prensa esperada por todo el país, para conocer si aceptaba o no los resultados de las pasadas elecciones que dieron como ganador al expresidente Luis Inacio Lula da Silva.
En el breve pronunciamiento, el primer mandatario rechazó los actos violentos de manifestantes afines a sus ideas que mantienen bloqueadas varias carreteras del país y autorizó la transición de poder al nuevo gobierno, pero no se refirió a su derrota en las urnas.
“Se acabó, es hora de mirar hacia adelante”, dijo el primer mandatario, poniéndole fin a la batalla contra Lula, que fue muy polémica durante la campaña y llevó a su contrincante a ocupar su cargo.
El vicepresidente Hamilton Mourao había asegurado meses atrás que no veía ningún riesgo de que Bolsonaro no aceptara la posible derrota en las elecciones presidenciales.
“Hago fila con nuestro presidente Jair Bolsonaro, agradeciendo a los más de 58 millones de patriotas que creyeron en el proyecto democrático de Dios, Patria, Familia y Libertad! En 2023 seré una de las voces de nuestra derecha en el Senado Federal”, afirmó el general y vicepresidente en su cuenta de Twitter.
Recientemente, fue publicada una entrevista que le realizó el diario O Globo a Mourao, en la que el vicepresidente aseguró que, si bien no comparte con quienes afirman que hubo fraude en las pasadas elecciones de Brasil, sí considera que “uno de los jugadores”, en clara alusión al electo presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, no debió de haber participado.
“Nosotros estuvimos de acuerdo en participar en un juego con otro jugador que no debería de haber jugado. Si estuvimos de acuerdo, no hay nada que reclamar. A partir de ahí no tiene sentido llorar más, perdimos el juego”, sentenció la mano derecha de Bolsonaro.
El funcionario se caracterizó al principio por ser radical, como Bolsonaro, y pasó a ser más moderado y “políticamente correcto”, lo que levantó las sospechas de que podía conspirar contra el presidente, como aseguró en su momento Olavo de Carvalho, el escritor y filósofo brasileño considerado el “gurú” del bolsonarismo.
Sobre las manifestaciones que se han generado en Brasil, Mourao subrayó en la entrevista que las protestas tendrían que haberse producido cuando “el jugador que no debería haber jugado” fue autorizado.
“Ahí deberían haber salido a las calles, pero no lo hicieron. Hay 58 millones de inconformes, pero aceptaron participar en el juego, así que tienen que calmarse”, ha dicho.
Mourao ha hecho balance de estos tres años como vicepresidente de Brasil, un cargo que como él mismo ha dicho le ha ocasionado cierta “frustración”, debido a las pocas competencias de las que dispone, a diferencia de otros regímenes presidencialistas.
“Lo que he aprendido es que hay que saber cuál es el papel de vicepresidente. La Constitución dice que el Ejecutivo es ejercido por el presidente y sus ministros, el vicepresidente es solo un apéndice”, ha lamentado Mourao, quien durante estos años ha protagonizado varias disputas dialécticas con Bolsonaro.
Sobre su relación con el presidente Bolsonaro, Mourao aseguró que no discutió con él públicamente pese a que, si bien sus ideas van por el mismo camino, la forma de hacer las cosas es diferente en cada uno. “Nunca me estreso con él, ni me quitó el sueño. Tomo whisky todos los días antes de dormir, así que no pierdo el sueño”, relató el vicepresidente saliente.
Los aliados y los electores de Bolsonaro que han salido a protestar por los resultados de las elecciones e incluso piden una intervención militar sostienen que Lula da Silva no debería haber participado en las elecciones, debido a unas sentencias por corrupción que después se comprobaron fraudulentas.
Con información de Europa Press*