Otto Sonnenholzner se convirtió en el tercer vicepresidente en renunciar en el mandato del presidente ecuatoriano Lenín Moreno, pero a diferencia de los dos primeros —Jorge Glas y María Alejandra Vicuña— no se va ni obligado ni en medio de escándalos de corrupción. Su dimisión parece más bien una decisión obligada para despejar su camino en la política, a siete meses de las elecciones presidenciales. En su discurso, Sonnenholzner afirmó que Ecuador “enfrentará una de las elecciones más relevantes de su historia y, por ello, hoy el mejor servicio que se puede dar a nuestro país es trabajar en la construcción de un camino que nos lleve lejos de la inequidad, el hambre, el desempleo y la corrupción”. Para conseguir este objetivo, dijo que trabajará por fuera de la Vicepresidencia, “así no quedará duda alguna respecto al uso de recursos públicos para esto”. Esas palabras han dado piso a las especulaciones sobre una posible candidatura suya a la Presidencia. Ya la semana pasada había dicho que empezaría a trabajar para que Ecuador tuviera una opción en las próximas elecciones, un camino en el que no necesariamente participaría. Sin embargo, en su alocución de renuncia no afirmó nada al respecto.
Este hombre de familia, de ascendencia alemana ligada a los medios, de solo 37 años de edad y con una imagen más de ejecutivo empresarial que de político, se había convertido en los últimos meses en la cara más popular del Gobierno, por lo cual medios locales dicen que podría tener capital político suficiente para ser candidato presidencial. ¿Y lo sería a la sombra de Lenín Moreno? Aparentemente, no. ¿Un candidato de empresarios? El medio digital ecuatoriano ‘Primicias‘ ha dicho que, según información que posee, si Sonnenholzner acepta una candidatura, lo haría de manera independiente. Lo que quiere decir que no estaría asociado al partido político Alianza País, del que forma parte el presidente Moreno. Lo anterior coincidiría con algunas partes de su discurso, en donde resaltó su posición como funcionario joven e independiente que le apuesta a las nuevas ideas. “Para alcanzar un mejor futuro para nosotros y, sobre todo, para nuestros hijos, debemos dejar de cometer los errores del pasado”, dijo Sonnenholzner, agregando que “a los jóvenes nos corresponde acabar con ese mal ejemplo de la política del berrinche y del bochinche que solo ha conseguido alejar a los buenos y atraer a los malos”. Al respecto, el profesor Pablo Ospina Peralta, investigador del Instituto de Estudios Ecuatorianos, opina que la partida del vicepresidente responde claramente a fines electorales. El experto le dijo a SEMANA que "quien pretenda lanzar una candidatura asociada al Gobierno tiene por seguro una derrota apabullante. La candidatura de Sonnenholzner buscará presentarse como apolítica, como en cierta forma era el perfil dominante del propio Lenín Moreno cuando fue candidato".
Podría presentarse como un candidato sin ataduras partidistas. "El perfil que quizás esperan vender en las siguientes elecciones es el de un exitoso empresario y un administrador apoyado sin condiciones por varios partidos, personalidades y movimientos políticos cercanos a los círculos empresariales del país", dice Ospina. Sonnenholzner se colocaría, claro está, en la orilla contraria a la del expresidente de izquierda Rafael Correa. En su carta de renuncia a Moreno, le agradeció la oportunidad que le dio de ocupar el cargo durante año y medio, destacando el esfuerzo del presidente por “dar los primeros y difíciles pasos para sacarnos de ese modelo fracasado que solo busca destruir y que tiene sumido en la pobreza y desolación al pueblo venezolano”. Hasta el momento, en Ecuador solo hay una lista de precandidatos a las elecciones. Uno de ellos es Guillermo Lasso, empresario guayaquileño y líder del Movimientro Creo, quien ha sido candidato presidencial desde 2013. La candidatura del partido de gobierno, desgastado por la crisis económica, aún es desconocida.