Indignación han despertado en Australia los hechos registrados el pasado mes de enero al interior de un bar o discoteca, donde un cliente propinó una fuerte golpiza a un empleado del establecimiento comercial luego de que este abriera la puerta de un baño en el que el agresor se encontraba sosteniendo relaciones sexuales con otra cliente.

Si bien el hecho sucedió a comienzo del presente año, el episodio tomó nuevamente relevancia esta semana por cuenta del proceso judicial que se adelantó en contra del agresor por los daños causados al trabajador, quien, tras la fuerte golpiza, reportó haber sufrido una incapacidad, y haber quedado con secuelas físicas tras el ataque del hombre.

De acuerdo con los medios internacionales, el responsable, identificado como Billy Dean Fallon, fue llevado ante los tribunales de justicia para responder por sus actos, en tanto generó graves afectaciones a la salud del empleado, quien incluso terminó con una fractura de tabique, objeto de una seguidilla de puñetazos propinada por el cliente.

El hecho, ocurrido el pasado 20 de enero, quedaron además consignados en las cámaras de seguridad del bar, material audiovisual que sirvió para soportar ante las autoridades lo acaecido.

En el video, se muestra cómo a las afueras del baño de mujeres del bar se presentaba una considerable fila de espera para ingresar al espacio, la cual, pese al paso de los minutos, no lograba avanzar, en tanto la persona que se encontraba en su interior se demoraba demasiado.

Al considerarlo una situación atípica, como se muestra en el video, el funcionario, encargado de la limpieza, procedió a tocar varias veces a la puerta; no obstante, ante la falta de respuesta por parte de los ocupantes, decidió intentar abrir la puerta.

El trabajador abrió la puerta cuando la pareja sostenía una relación sexual, y el protagonista del hecho arremetió a golpes contra él. | Foto: Youtube/ Captura de pantalla @Unıversal

Sin embargo, al hacerlo, inmediatamente, un hombre en pantalones cortos y sin camisa, arremetió violentamente en su contra, propinándole una descarga considerable de puñetazos, a punto de enviarlo al suelo, en medio de los gritos de terror de las mujeres que hacían fila para entrar al baño, y quienes se encontraban a pocos metros de la ‘pelea’.

Aunque el trabajador del bar intentó defenderse, y también alcanzó a propinar algunos golpes al cliente, la acción de este último resultó notoriamente más efectiva, dejando en delicada situación al trabajador, quien se encontraba herido en el piso.

Mientras que funcionarios de la seguridad del bar acudieron al lugar para separar la pelea, se hizo evidente que al interior del cubículo del baño no se encontraba solamente el hombre, pues de allí se puede ver salir a una mujer con un vestido corto color verde, quien lleva en su mano la camiseta del agresor, y algunas copas de licor.

Pese a que el trabajador se encontraba visiblemente afectado por la golpiza, su victimario se encontraba ‘encarnizado’, y no cesaba la tanda de puños. En el video también se puede ver como el hombre propinó un cabezazo al trabajador con el que le rompió la nariz, e incluso terminó con sus brazos untados de sangre.

Esta semana, el caso fue expuesto ante el Tribunal de Magistrados de la localidad de Southport , ante el cual debieron comparecer víctima y victimario para precisar lo ocurrido, aunque esto había quedado claro en el video: la reacción violenta se derivó de la interrupción de un encuentro íntimo.

Precisamente, el victimario, un hombre visiblemente atlético, reconoció su error al haber actuado de forma impulsiva en contra del joven trabajador, señalando que su reacción se derivó del temor de que algo malo le pudiera ocurrir a él y su pareja tras ser descubiertos teniendo sexo en el baño del bar.

El hombre admitió que su reacción respondió a un intento por ‘proteger a su pareja’.

Tras conocer los hechos y deliberar, el Tribunal decidió imponer una pena privativa de la libertad al agresor, señalando que esta debía extenderse por espacio de un año.

No obstante, el Tribunal también accedió a otorgar la libertad condicional.

Como parte del castigo, y en compensación por los daños ocasionados, el victimario también deberá pagar una indemnización de 1.500 dólares al trabajador.