Este miércoles, en horas de la mañana, se desarrolla una elegante y solemne ceremonia en la que la familia real británica y los ciudadanos de ese país trasladan el cuerpo de la fallecida reina, Isabel II, desde el palacio de Buckingham, residencia de la monarca por más de 70 años, hasta el castillo de Westminster, sede del Parlamento Británico, donde será velada en cámara ardiente hasta el próximo 19 de septiembre, fecha en la que se desarrollará su funeral de estado.

El féretro de la reina, un ataúd fabricado hace más de 30 años con roble inglés y plomo, reposa sobre un carruaje especial que es halado por caballos de la Real Horse Artillery, mientras es seguido en un acto solemne por los miembros de la familia real, encabezados por el nuevo monarca, Carlos III.

Sobre el ataúd, cubierto por las insignias de la familia real, también reposan la corona de la reina y un arreglo floral.

El cuerpo de la monarca, reconocida internacionalmente como uno de los personajes políticos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX y lo corrido del siglo XXI, permanecía en el palacio de Buckingham desde la noche anterior, cuando llegó vía aérea procedente de la ciudad de Edimburgo, Escocia, donde los habitantes locales también le rindieron honores a la reina, tras haber fallecido el pasado 8 de septiembre en su casa de descanso de Balmoral.

Al igual que en Edimburgo, llamó la atención de los asistentes que, pese a que la mayoría del cortejo real luce sus uniformes militares de gala, el príncipe Andrés, conde de York, el tercero de los hijos de la reina y el príncipe Felipe, lució traje civil, debido a que el pasado mes de enero, su madre, Isabel II, lo había despojado de sus títulos militares, en medio del escándalo sexual que protagonizó y que empañó la imagen de la familia real.

Una situación similar es la que presenta en esta misma procesión fúnebre el príncipe Harry, segundo de los hijos del rey Carlos III, y quinto en la línea de sucesión al trono, quien también viste de civil, debido a que su abuela, la reina, lo despojó de dicha oportunidad al haberle retirado también sus títulos algunos meses atrás, con ocasión del escándalo conocido como el Megxit, luego de que él renunciara a sus obligaciones y privilegios como miembro de la corona.

El príncipe Andrés, sin embargo, sí podría lucir este mismo miércoles su traje militar durante la llamada vigilia de los príncipes, cuando él y sus tres hermanos adelanten una ceremonia especial resguardando el féretro de su madre. No obstante, dicho permiso no se extendió hasta el lunes, cuando el duque de York lucirá nuevamente de civil para el funeral de Estado de su madre.

Los príncipes Harry y Andrés no tenían permitido usar el uniforme militar tras ser despojados, por la reina, de sus cargos militares honorarios. | Foto: AP Photo/Christophe Ena, Pool

El desfile, que es apreciado a lado y lado de las principales vías de Londres por miles de ciudadanos que han salido a expresar sus respetos a la reina, y a presenciar el fastuoso acto, también cuenta con la participación de otros importantes miembros de la Casa Real, quienes prestaron un servicio cercano a la reina. Entre ellos se destacan el maestro de caballos, el maestro de la Casa, el secretario privado, el lord mayordomo y el mayordomo de palacio, todos ellos desfilan antecediendo el féretro de la reina, quienes a su vez van antecedidos por una banda marcial real que va entonando una marcha fúnebre que le da un ambiente especial al cortejo.

Tras la salida del féretro de la reina y el desfile real desde el palacio de Buckingham, de este mismo lugar partió una caravana de carros de la realeza, en la que son trasportadas, entre otras, la reina consorte y las duquesas de Cambridge y Sussex, esposas de los dos hijos del ahora rey Carlos III, quienes se unirán a la familia en Westminster.

En ese lugar, desde hace algunas jornadas, y pese a las inclemencias del clima, ya se concentraba un importante número de personas que aguardaban para ingresar a la cámara ardiente.

Londres dispuso un completo dispositivo policial para garantizar la seguridad durante dichos actos, y se ha dispuesto también personal logístico y de emergencias para atender cualquier imprevisto en las filas, en las que, por seguridad, tampoco se permite la presencia de menores.

Al paso del cortejo fúnebre por el Big Ben, emblema de la ciudad de Londres, su reloj replicó varias veces.

Durante la estadía del féretro de la reina en cámara ardiente, este permanecerá sobre un catafalco cubierto por una tela púrpura.