Al menos 23 personas han muerto este miércoles por una explosión registrada en una fábrica de fuegos artificiales situada en la provincia de Suphanburi, en el sur de Tailandia, según ha informado el Cuerpo de Bomberos del país asiático.
La explosión se ha producido sobre las 3:00 p. m. hora local, cuando había aproximadamente una treintena de trabajadores en el interior de la fábrica. Según han revelado varios testigos al diario ‘Khaosod’, la fuerte deflagración ha destruido gran parte del techo y ha provocado la caída de fragmentos y escombros en las inmediaciones.
Se desconoce por el momento el motivo del incidente. La fábrica se encuentra en medio de un campo de arroz y ha quedado completamente destruida, tal y como informan varios medios locales.
Después de los hechos, la oficina del primer ministro, Srettha Thavisin, publicó un video en el que se le ve recibiendo una llamada telefónica del comandante de policía regional y en la que le informa que en el momento de la explosión había entre 20 y 30 trabajadores en la fábrica y no podían encontrar a ninguno de ellos.
Thavisin, que está en Suiza para atender los compromisos del Foro Económico Mundial, interrumpió su agenda para recibir la comunicación e impartir medidas para atender esta tragedia.
Los videos compartidos en redes sociales dejan ver una gran columna de humo producto del incendio que se presentó luego de la fatal explosión. Además, las imágenes que también han circulado por plataformas digitales muestran que en el lugar solo quedaron escombros y restos humanos.
Aunque inicialmente se habló de 20 muertos, la cifra ha ido aumentando con el paso de los minutos y ya son 23 los fallecidos contabilizados.
“Recibimos informaciones (...) que confirman 23 muertos, y ningún herido”, declaró a la AFP el gobernador de la provincia de Suphanburi, Nattapat Suwanprateep, dando un nuevo balance.
“No tenemos muchos daños en otras casas o personas que viven en el poblado” vecino, indicó el policía local Theerapoj Rawangban.
Un hecho similar ocurrió en julio pasado en Sungai Kolok, en el sur del país, donde una explosión en una bodega de fuegos artificiales dejó 10 muertos y más de un centenar de heridos.
Delincuente voló en pedazos al intentar poner explosivos en un negocio
La ciudad de Guayaquil, en Ecuador, se ha convertido en una de las urbes más peligrosas de Latinoamérica, donde los comerciantes viven con el constante temor de las extorsiones, el cual tuvo un nuevo capítulo la noche del pasado 27 de diciembre. Un presunto extorsionador perdió la vida tras detonar una carga de dinamita frente a un local comercial ubicado en la avenida Francisco de Orellana, al norte de la ciudad.
A medida que la noticia se propagaba a través de las redes sociales y los medios de comunicación, la Policía Nacional de la Zona 8, que abarca Guayaquil, y los alrededores de la ciudad, se encargó de proporcionar detalles adicionales sobre este violento episodio que tuvo lugar alrededor de las once de la noche del miércoles, en el cual el hombre perdió la vida tras la brutal explosión de la dinamita.
Los impactantes eventos quedaron registrados en un video que muestra a un individuo vestido de negro, con mascarilla, descendiendo de un vehículo rojo para acercarse a un establecimiento comercial portando un explosivo. En un intento por encender el artefacto, este estalla, generando una nube de humo que envuelve la escena. Segundos después, el vehículo se aleja velozmente, abandonando al presunto delincuente cuyo cuerpo desmembrado yacía en la esquina de la acera.
El estruendoso estallido resonó en el sector, alertando a los residentes y a aquellos ciudadanos que circulaban en sus vehículos en esa hora. Las redes sociales se inundaron con el video de la explosión que cobró la vida del delincuente, mientras los usuarios de la web expresaban su indignación hacia el compañero que lo dejó abandonado tras el trágico suceso que le costó la vida al criminal de inmediato.