Este martes 7 de febrero, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pronunció su segundo discurso sobre el estado de la Unión, en el que abogó por la justicia social de su país. También aprovechó para hacer una advertencia a China, nación que continúa con discrepancias que se acentuaron luego del derribo (hace algunos días) de un supuesto globo “espía”.
Sin embargo, adicional a su intervención, un hecho que ocurrió previo a su discurso llamó la atención. Minutos antes de que el mandatario se subiera a la palestra, imágenes captaron a su esposa, Jill Biden, ubicándose en el recinto en medio de aplausos.
Lo que llamó la atención y hasta generó tema de debate fue que cuando se acercó al esposo de la vicepresidenta Kamala Harris, Doug Emhoff, lo saludó con lo que dio la impresión de ser un beso en la boca, sin que se descarte que se haya tratado de una cuestión por el ángulo de la cámara.
En seguida, la primera dama se ubicó junto a él, mientras esperaba el mensaje de su esposo, y la reacción de los presentes frente a lo sucedido segundos atrás no evidenció sorpresa o inmutación.
Medios internacionales como Fox News y CNBC TV hicieron eco del momento que se viralizó en redes sociales y despertó una serie de comentarios entre quienes llegaron a cuestionarse si ese tipo de acciones eran “normales”. Otros defendieron que se había tratado de un gesto entre amigos y que no debía ‘dar pie’ a malinterpretaciones.
“No puedo imaginar que Kamala esté feliz con esto”; “Como adulta nunca he besado a un hombre en los labios a menos que fuera una pareja”; “Estoy seguro de que fue un beso rápido... eso es normal... entre amigos cercanos... así es como se crea un malentendido cuando se trata de un acto inocente”, fueron algunos de los comentarios en Twitter.
¿Qué dijo Joe Biden en su discurso?
El presidente estadounidense advirtió a China que su gobierno no dudará en tomar acciones si sentía amenazada la soberanía de su país. Sus palabras llegaron días después de que un globo del gigante asiático fuera derribado al sobrevolar territorio norteamericano y que incluso fue calificado como un elemento ‘espía’.
“Como dejamos claro la semana pasada, si China amenaza nuestra soberanía, actuaremos para proteger nuestro país. Y lo hicimos”, resaltó el mandatario. No obstante, su intervención tuvo mayor énfasis en la política interna de cara a su tercer año en la Casa Blanca. Ante el Congreso, Biden hizo referencia al sector industrial y la justicia social.
“Mi plan económico es invertir en lugares y personas que han sido olvidados”, que “se han quedado atrás o han sido tratadas como si fueran invisibles” durante las últimas décadas, dijo. “Ningún multimillonario debería pagar una tasa impositiva más baja que un maestro de escuela o un bombero”, agregó.
Reforma policial en Estados Unidos
El país norteamericano ha estado golpeado en los últimos meses por una ola de tiroteos que mantienen en vilo a la población y que, según The New York Times, han cobrado la vida de más de 60 personas en las primeras semanas del año en curso. California ha sido epicentro de algunos de los ataques. Al respecto, hizo otra insistencia.
“Unámonos y terminemos el trabajo de la reforma policial” para que los agentes que tengan comportamientos ‘violentos’ respondan, y se ponga fin a las armas de asalto peligrosas “de una vez por todas”, hizo hincapié el jefe de Estado.
Según AFP, en directo lo escuchaban los padres de Tyre Nichols, quien murió en Memphis luego de presuntamente ser golpeado por la policía, así como Brandon Tsay, que desarmó al autor de un tiroteo contra la comunidad asiática en California.
Durante su intervención también instó a los republicanos, quienes desde noviembre tienen mayoría en la Cámara Baja, a avalar una reforma. “Si no aprueban mi profunda reforma migratoria, al menos aprueben mi plan para suministrar los medios y agentes necesarios para proteger la frontera”, exhortó Biden.
Lula da Silva visita a Joe Biden
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, viaja este jueves a Washington, Estados Unidos, para intentar fortalecer la relación con su par estadounidense, Joe Biden, que mantuvo altibajos durante el mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro. Apenas un mes después de asumir su tercer mandato como presidente, Lula, de 77 años, será recibido por el jefe de Estado norteamericano, este viernes en la Casa Blanca.
“Lo más destacable de esta visita es su carácter político, el hecho simbólico de que ocurre al inicio del mandato del presidente Lula”, dijo Michel Arslanian Neto, responsable del Departamento de América Latina y Caribe del Ministerio de Relaciones Exteriores del ‘gigante suramericano‘.
“Es una oportunidad para que ambos líderes tengan un encuentro personal, un contacto al más alto nivel que dé un impulso a la relación”, añadió Arslanian Neto, quien prevé un “calendario de intercambio de visitas” por venir.
Según la Casa Blanca, Biden y Lula abordarán “el apoyo firme de Estados Unidos a la democracia brasileña” y los “desafíos en común”, como el “cambio climático, la seguridad alimentaria, el desarrollo económico, el fortalecimiento de la paz y la seguridad, y la migración regional”.
El Gobierno de Brasil busca “reafirmar la colaboración estratégica” con Washington, “energizar la cooperación en áreas centrales para ambos presidentes: el medioambiente y la defensa de la democracia”, explicó Fernanda Magnotta, coordinadora de relaciones internacionales de la fundación FAAP, en Sao Paulo.
La democracia de ese país se vio ensombrecida a comienzos de enero de este año, una semana después de la investidura de Lula, cuando más de 4.000 bolsonaristas vandalizaron los edificios de la Presidencia, el Congreso y la corte suprema en Brasilia. Su pedido principal, en ese momento, fue el cese de funciones del presidente.
La agresión contra las sedes del poder público recordó un hecho similar contra el Capitolio de Estados Unidos hace dos años por parte de simpatizantes del entonces presidente estadounidense, Donald Trump, que rechazaron los resultados.
Por su parte, “un gran tema de afinidad” entre los dos mandatarios será “la lucha contra la radicalización de la extrema derecha, representada por el bolsonarismo en Brasil y el trumpismo en Estados Unidos, dos movimientos hermanos”, dijo a AFP Guilherme Casaroes, politólogo de la Fundación Getulio Vargas.