Medios italianos han recogido la historia de un sacerdote identificado como Don Mattia Bernasconi, quien el pasado fin de semana, y en medio de la fuerte ola de calor que azota a Europa, decidió celebrar una particular eucaristía que, tras ser divulgada en las redes sociales, ha generado conmoción en los sectores más conservadores de la Iglesia, y ha suscitado una ola de críticas, pese a que el sacerdote ya ha presentado explicaciones para soportar su decisión, aclarando lo ocurrido.
El hecho en cuestión adelantado por el sacerdote católico consistió en que, en búsqueda de la comodidad de sus feligreses, quienes no acudían al templo en medio de la ola de calor, decidió migrar del altar de su parroquia a la playa, donde, empleando un colchón inflable, y sin lucir su tradicional vestimenta litúrgica, decidió celebrar una eucaristía, ante un grupo de fieles que acudieron, al igual que él, en traje de baño.
Ante la particularidad del hecho, esta ceremonia litúrgica trascendió a las redes sociales, donde se convirtió en objeto de comentarios y opiniones encontradas, llegando incluso a ser retomado por diversos medios de comunicación locales como un hecho curioso en medio de la fuerte ola de calor, llegando también a conocimiento de los superiores religiosos del sacerdote, quienes, mediante una comunicación difundida en la página web de la arquidiócesis de Crotone, jurisdicción a la que está adscrito el sacerdote, rechazaron y condenaron la acción del religioso.
Según apartes del texto de los superiores jerárquicos de Don Mattia Bernasconi, retomados por medios internacionales, “la celebración eucarística tiene un lenguaje particular, está hecho con gestos y símbolos que es justo respetar y valorar, no hay que renunciar a ellos con tanta superficialidad”.
En ese mismo sentido, la iglesia italiana también afirmó que “es necesario mantener ese mínimo decoro y atención por los símbolos”, haciendo referencia al particular escenario en el que el cura, en lugar de lucir alba, casulla o estola, vistió un traje de baño, y sobre un colchón inflable predicó la palabra de Dios.
El hecho ocurrió el pasado fin de semana en aguas del Mediterráneo y, según explicó el religioso, se llevó a cabo en el cierre de un campamento del que participaban jóvenes voluntarios de una organización que administra tierras confiscadas a la mafia en ese país.
Ante las críticas, este miércoles 27 de julio, el sacerdote publicó un comunicado en el que presenta excusas, y aclara que con su actuación nunca deseó ‘banalizar la eucaristía’, ni enviar mensajes diferentes a los habituales desde el púlpito de los templos convencionales, aclarando que esta fue una opción a la que acudió para, sin importar la ola de calor, poder seguir llevando a cabo su labor pastoral y evangelizadora.
“Fue simplemente una misa con la que se concluía una semana de trabajo con los jóvenes que participaron en el campamento”, aclaró el sacerdote, lamentando que los elementos que decidió usar, o que tuvo a su mano para realizar la eucaristía, hubiesen resultado “fuertes y elocuentes”, reconociendo que ‘pecó’ de ingenuidad, al ‘no darles el justo peso’ .
“Pido humildes disculpas desde el fondo de mi corazón por la confusión causada por las imágenes divulgadas en los medios”, afirmó el sacerdote, quien ahora es objeto, además de un proceso al interior de la institución religiosa, de una investigación de la Fiscalía de Crotone, donde se le señala de presuntamente haber incurrido en una “ofensa a una confesión religiosa”.
En su comunicación, el sacerdote afirmó que la decisión fue tomada porque en el lugar " no había áreas sombreadas y la arena ya estaba caliente”. Además, advirtió que, antes de optar por el agua, ya habían buscado otros escenarios para la celebración, pero “al no encontrar ninguno me pareció significativo, en el contexto del campamento que acabamos de vivir, celebrar en el mar, sumergidos en la tierra que nos acogía al trabajo, y reflexionar sobre los días que acabábamos de pasar”.
“Os aseguro que no ha faltado la atención y el cuidado por la palabra y la Eucaristía, pero fuera de contexto la forma es más elocuente que el fondo y un momento de oración vivido con intensidad y sentido por los jóvenes allí presentes ha tocado la fe de muchos”, dijo el sacerdote, manifestándose triste porque, para sus superiores, hubiese trascendido más la forma que el fondo.
En el mismo sentido, el religioso admitió que, tras darse cuenta de la ‘indelicadeza de sus actos’, “en la misa que celebré el lunes por la tarde en la iglesia de la parroquia de San Luigi, pedí perdón al Señor por mi superficialidad que hizo sufrir a muchos”.
En declaraciones entregadas por el sacerdote al diario italiano Corriere della Sera, este afirmó que “se suponía que éramos un grupo pequeño, pero mucha gente se unió a la liturgia. Alguien tomó fotos que comenzaron a circular en la web”, aduciendo incluso que algunas personas de las que participaron de la particular celebración se acercaron posteriormente para agradecerle por esta, afirmando que se “sentían alcanzadas por la Iglesia, incluso en la playa”.
Pese a las voces de condena en contra del sacerdote, también se han expresado voces de solidaridad con este, incluso de diputados de su país, quienes han señalado que más allá del simbolismo mismo del acto religioso, el cura, en esencia, respondió a su obligación sacerdotal, agradeciendo que, aún en medio de las situaciones adversas referidas a la ola de calor, siguiera llevando la palabra de Dios a los fieles.
En medio de la polémica, y en entrevista con el referido medio de comunicación, el sacerdote, quien se sintió satisfecho por la celebración religiosa, admitió que “no volvería a hacerlo”.