El pasado domingo se llevó a cabo el segundo desfile militar de los talibanes desde que llegaron al poder, el 15 de agosto. En esta oportunidad, el grupo armado que tomó el control de Afganistán desfiló en vehículos blindados militares de Estados Unidos, mostrando el poder que tienen ahora y la salida de las tropas estadounidenses.
Los vehículos militares fueron otorgados por Estados Unidos al Gobierno afgano antes de que este perdiera el control sobre el país, el cual fue retomado por los talibanes. Sin embargo, desde la Casa Blanca aseguraron que todo el armamento y los carros militares habían sido destruidos o devueltos al país de origen, pero algunos quedaron en manos del grupo armado que los utilizaron para demostrar su poderío en Afganistán.
Asimismo, en varios videos también se ve que los talibanes utilizaron para su desfile helicópteros de procedencia rusa.
El desfile estuvo relacionado con la graduación de soldados recién entrenados, según dijo a Reuters un portavoz del Ministerio de Defensa, Enayatullah Khwarazmi. En ese sentido el funcionario añadió que 250 nuevos reclutas se habían graduado en servicio el domingo y por esta razón se realizó el evento militar.
Además los talibanes para realizar el desfile utilizaron más de diez vehículos militares blindados de seguridad M117 fabricados en Estados Unidos, que conducían lentamente por una carretera importante de Kabul, además de helicópteros MI-17 que patrullaban por encima. Muchos soldados llevaban rifles de asalto M4 fabricados en Estados Unidos, según medios locales.
Ataques contra el EI
Entretanto, los talibanes lanzaron ataques este lunes contra supuestos escondites de la rama local del grupo yihadista Estado Islámico en la provincia meridional afgana de Kandahar, informaron fuentes policiales.
La operación contra el grupo yihadista Estado Islámico-Khorasan (EI-K) empezó hacia la medianoche en cuatro distritos de la provincia y prosiguió en la mañana, detalló a la AFP el jefe talibán de la policía provincial, Abdul Ghafar Mohammadi.
“Cuatro combatientes de Dáesh (acrónimo árabe del EI) fueron abatidos y 10 detenidos hasta ahora (...). Uno de ellos se hizo estallar en una casa”, informó.
Un miembro de los servicios de inteligencia talibán que solicitó el anonimato indicó a la AFP que al menos tres civiles perdieron la vida.
Desde su regreso al poder en Afganistán el 15 de agosto, los talibanes, que prometieron traer estabilidad tras años de guerra, se enfrentan a una ola de atentados del EI-K.
El grupo es particularmente activo en los alrededores de la ciudad de Jalalabad (este), uno de sus antiguos bastiones, donde atacó a los talibanes en varias ocasiones.
El EI-K también atacó a la minoría chiita en Kunduz (noreste), Kabul y en la ciudad de Kandahar, donde un atentado contra una de sus mezquitas a mediados de octubre mató al menos a 60 personas.
El grupo conoce un nuevo impulso estos meses, tras haber sido debilitado en 2019 por operaciones del ejército afgano apoyado por Estados Unidos.
Islamista sunita, como los talibanes, el EI-K es aún más radical y promueve una “yihad global”. Representa la principal amenaza al gobierno talibán, que tiende a minimizar su influencia.
*Con AFP