Donald Trump publicó un video en el cual hace una comparación de lo que, según él, sería su ejército contra el de Kamala Harris, en el caso de que ella ganara la presidencia.
En las imágenes de su escenario se muestra a un general enérgico entrenando a sus soldados con fuerza. Mientras el joven está tirado en el piso le grita “no se puede llorar”. Pero en la de Kamala Harris sale una señora de la tercera edad felicitando a los militares en el mes del orgullo gay.
El general continúa pidiéndole al soldado que haga su peor cara de guerra, mientras los soldados de Kamala bailan canciones con coreografías y vestuarios alusivos a la comunidad LGTBI+. Mientras tanto, los soldados de lo que sería un gobierno de Trump escuchan lo siguiente: “Ustedes serán un arma. Serán ministros de la muerte”, sostiene.
“Hagamos al ejército grande otra vez”, cierra el video.
El voto de la mano dura
Cuando el presidente estadounidense, Joe Biden, todavía estaba en liza por la reelección, la estrategia de Trump fue inequívoca. Aunque era apenas más joven que el demócrata, lo criticó por ser débil y senil, y se deleitó con la paliza que le propinó durante su debate televisivo en junio. Esto generó el movimiento partidario que forzó la renuncia del gobernante como candidato.
La entrada de Harris, de 59 años y elegida por Biden como reemplazo, significa que Trump se debe enfrentar a alguien mucho más joven. Trump también tiene que lidiar con el riesgo de que su estilo descarado se le vuelva en contra al tener una oponente femenina y negra.
Según Paul Johnson, profesor de comunicaciones de la Universidad de Pittsburgh, Trump sigue en esa línea. El republicano está impulsando la “visión trumpiana del mundo”, declaró Johnson a la AFP: un mundo “desagradable” y donde “los ‘verdaderos estadounidenses’ deben estar listos para luchar por él, decir verdades incómodas y racistas sobre el mundo y, si es necesario, usar la violencia”. Esto se refleja en las frecuentes publicaciones de Trump en redes sociales y medios con ataques crudos y sexualizados contra Harris y su intento de jugar la carta racial al cuestionar si la demócrata es realmente negra.
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