Un humilde profesor con ideología de izquierda, originario de Cajamarca, es el nuevo presidente de Perú. José Pedro Castillo Terrones se impuso con el 50,3 % de los votos en una reñida segunda vuelta electoral ante Keiko Fujimori, heredera del legado del encarcelado expresidente Alberto Fujimori, quien obtuvo el 49,7 %.

Los resultados, proclamados por el Jurado Nacional Electoral del Perú en la noche de este lunes, se dan tras varias semanas de suspenso debido al estrecho margen entre los dos candidatos y a las reclamaciones del partido de Keiko Fujimori, que alegó varios casos de fraude desde que se llevaron a cabo los comicios, el pasado 6 de junio. Sin embargo, tras el estudio por parte de la institución electoral, todas las reclamaciones fueron calificadas como infundadas por unanimidad.

Castillo, quien finalmente fue proclamado como ganador, salió del anonimato hace cuatro años al liderar una huelga del magisterio y, tras ganar, se convirtió en el primer mandatario peruano sin lazos con las élites política, económica y cultural. Castillo es entonces “el primer presidente pobre del Perú”, según lo han definido varios analistas, que son cautos por la llegada de la izquierda al poder. El nuevo presidente asumirá su mandato el próximo 28 de julio.

De profesor a presidente

El ahora jefe de Estado irrumpió en la sociedad peruana con un discurso simple y la promesa de “no más pobres en un país rico”. Se lanzó como candidato de Perú Libre, un minoritario partido izquierdista, y el domingo 6 de junio, día de elecciones, llegó con una leve ventaja sobre Keiko en los últimos sondeos difundidos, luego de que diera el batacazo al ganar con 18,9 % la primera vuelta del 11 de abril, que tuvo un récord de 18 postulantes.

De 51 años, Castillo carga con el mérito de canalizar el sentimiento de indignación de una parte de Perú que conectó con su mensaje simple: “No más pobres en un país rico”.

Nació en Puña, un pueblo del distrito de Chota, en la región norteña de Cajamarca, donde vive y trabaja como maestro de una escuela rural desde hace 24 años. Su nombre comenzó a sonar en 2017, cuando lideró una prolongada huelga nacional del magisterio.

Con sombrero blanco de copa alta, típico de Cajamarca, recorrió pacientemente las regiones de Perú, incluso a caballo, para conseguir votos. | Foto: Copyright 2021. The Associated Press. All rights reserved

Está casado y tiene tres hijos. Su esposa es evangélica, pero él católico. La mezcla de moral conservadora y demandas sociales de cambio ha sintonizado bien en un país donde la religión suele ser un factor electoral. Acostumbra a citar pasajes bíblicos cuando apela a la moral para justificar su rechazo al aborto, al matrimonio homosexual y la eutanasia.

“Castillo es una especie de Lula del campo, sin las dotes sindicalistas del expresidente brasileño, pero demuestra ser un buen comunicador”, analiza la periodista y analista Sonia Goldenberg. “Es mucho mejor candidato que Keiko Fujimori para transmitir emociones”, agrega.

Promete crear un millón de empleos en un año y niega que pretenda confiscar los fondos de pensiones de los trabajadores, como aseguran sus críticos. “El pueblo se siente identificado con una persona que nace del mismo pueblo”, dijo el candidato cuando acudió a caballo a votar en la primera vuelta en Tacabamba (Cajamarca), el medio de transporte tradicional de esa zona rural.

Tenso conteo de votos

Tras el cierre de los centros electorales el domingo 6 de junio, un sondeo a boca de urna de la firma Ipsos le había dado la ventaja a Fujimori con un 50,3 % sobre el 49,7 % de su rival, pero después de un conteo rápido de votos de la misma encuestadora se arrojó un resultado inverso, con el 50,2 % para el maestro de escuela rural y el 49,8 % para la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori.

El conteo rápido, que tiene un margen de error del 1 %, “nunca se ha equivocado” en las elecciones presidenciales peruanas, destacó Fernando Tuesta, exjefe de la Onpe.

En un tenso y reñido conteo, Castillo se impuso por un margen corto ante su contendiente, Keiko Fujimori. | Foto: Copyright 2021 The Associated Press. All rights reserved.

Tras un conteo de votos que duró varios días y que dio como ganador a Castillo con el 50,12 % de los votos, contra un 49,87 % para Fujimori, el partido de la candidata realizó centenares de demandas de impugnación de actas de votación con la esperanza de anular miles de votos en regiones que favorecían a Castillo. No obstante, todas las impugnaciones fueron negadas por el Jurado Nacional Electoral.

Una misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) estuvo en Perú vigilando los comicios, al mando de Rubén Ramírez, excanciller de Paraguay, y respaldó la labor de las autoridades electorales peruanas.

El nuevo presidente tomará el 28 de julio las riendas de un país en crisis, que ha tenido cuatro mandatarios desde 2018, que registra la mayor tasa de mortalidad del mundo por la pandemia, con más de 185.000 muertos en una población de 33 millones de habitantes.

La crisis sanitaria obligó el año pasado a semiparalizar la economía por más de 100 días, lo que acarreó una recesión y una caída del PIB del 11,12 % en 2020.

Con información de AFP.