El presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió el miércoles que cualquier intervención externa en la operación militar lanzada por Rusia en Ucrania recibirá una “respuesta fulminante”.
“Si alguien tiene la intención de intervenir desde el exterior en los actuales acontecimientos [de Ucrania], creando inaceptables amenazas de carácter estratégico para nosotros, debe saber que nuestra respuesta (...) será fulminante”, dijo Putin ante el Parlamento ruso.
El Gobierno ruso, añadió, no vacilará en recurrir a su más moderno armamento.
“Disponemos de las herramientas para ello, de las que nadie más puede alardear. Nosotros no haremos alardes, [pero] las usaremos, en caso de necesidad. Y quiero que todos lo sepan”, prosiguió el mandatario ruso.
“Ya hemos adoptado todas las decisiones al respecto”, subrayó.
Putin destacó en varias ocasiones la modernización del armamento ruso, con arsenales de misiles hipersónicos o con el misil balístico intercontinental Sarmat, que fue ensayado con éxito a inicios de mes.
Envío de armas occidental
El envío de armamento pesado de los países de la Otan a Ucrania para apoyarla frente a la ofensiva militar rusa plantea un desafío logístico que podría complicarse si el conflicto se alarga, estiman los especialistas.
Siguiendo los pasos de Francia, Reino Unido, Estados Unidos y República Checa, Alemania anunció el martes que autorizará el envío de vehículos blindados Guepard a Ucrania.
Esta ayuda militar, solicitada desde hace mucho tiempo por Ucrania, se materializa en un momento en que las fuerzas ucranianas se enfrentan a un lento avance del ejército ruso en el Donbás, en el este y en el sur del país.
En este contexto, el envío de “artillería autopropulsada, tanques de combate y vehículos blindados es capaz de dar una fuerza considerable a las tropas ucranianas, o incluso restaurar ciertas capacidades disminuidas por dos meses de guerra”, subraya Léo Péria-Peigné, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (Ifri).
Esta “contribución” armamentística “a corto plazo prevalece” en esta etapa “sobre las consideraciones logísticas a medio plazo, que sin embargo habrá que plantearse”, añade el investigador francés.
Por ahora, París, Washington, Londres y Praga han descartado los equipamientos que requieren varios meses de formación y un importante apoyo logístico, como por ejemplo los tanques estadounidenses Abrams, y han privilegiado los que requieren un apoyo logístico limitado.
El envío de armamento pesado por parte de los países de la Otan a Ucrania para apoyarla frente a la ofensiva militar rusa plantea un desafío logístico que podría complicarse si el conflicto se alarga, estiman los especialistas.
Evacuada la cuestión de la formación, queda la del mantenimiento. ¿Cómo garantizar el mantenimiento de estos equipos y, en particular, el transporte de las piezas de repuesto en caso de avería o destrucción parcial?
Así, para Péria-Peigné, “esta cuestión es compleja, pero quizás menos que en otros países que no tienen el potencial industrial de Ucrania, que tiene infraestructura y un conocimiento considerable en el tema de los vehículos militares y la industria pesada”.
“Si la cooperación entre los industriales europeos y el ejército ucraniano se desarrolla sin problemas, el tema del mantenimiento debería continuar sin ningún obstáculo en particular”, agrega.
Para Carlo Masala, experto en defensa y seguridad de la Universidad de la Bundeswehr de Múnich, la cuestión del mantenimiento no debería entrar en la ecuación inmediata.
“Si pueden usar el Marder durante tres semanas, es mejor que nada. Si el Marder se daña, pues mala suerte”, declaró en el canal alemán Deutsche Welle.
*Con información de la AFP.
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