Este sábado se conoció que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, estaría planeando huir del país soviético en caso tal que su invasión a Ucrania no prospere y el Ejército ruso sea derrotado en el territorio del vecino país.
En este sentido, y tras el cambio que está tomando este conflicto, donde Ucrania se rearma para retomar y recuperar Jersón, y cuando la ofensiva a Donbás está estancada, el rumbo de la cruzada en Ucrania tomaría un giro inesperado, ya que ante el rumor sobre la huida de Putin cada vez es más fuerte. Además, los presuntos quebrantos de salud del presidente ruso también serían otro motivo de la retirada.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, señaló en rueda de prensa, en el marco de su visita a Uganda, que Moscú nunca ha negado las negociaciones con Ucrania después de que el proceso se haya paralizado tras el cruce de acusaciones de ambas partes.
Según el titular de Exteriores ruso, Occidente –Estados Unidos, Gran Bretaña y varios países europeos– prohibieron a Kiev negociar con Rusia sobre la base de los acuerdos alcanzados en marzo, tal y como ha recogido la agencia de noticias TASS.
El canciller ruso dijo que Moscú aceptó la propuesta de negociaciones en el inicio de la operación militar de Rusia en territorio ucraniano, y para el 29 de marzo las consultas llegaron a “una etapa muy interesante”, cuando Kiev presentó un proyecto del acuerdo de paz y Rusia lo respaldó.
“Dije en una entrevista hace unos días que Rusia no tiene prejuicios contra las negociaciones con Ucrania. Inmediatamente, incluso pasaron algunas horas, cuando el portavoz del Departamento de Estado (Ned Price) dijo que Estados Unidos cree que ahora no es el momento para Ucrania para llevar a cabo conversaciones con Rusia”, explicó.
El más reciente ataque
Rusia lanzó este jueves varios ataques sobre infraestructura militar y edificios residenciales en Ucrania, cuyas fuerzas tratan de recuperar territorios ocupados por Moscú en una contraofensiva en el sur.
Al menos cinco personas murieron y 25 resultaron heridas tras un bombardeo ruso en Kropivnitskyi, unos 300 km al sur de Kiev, en el centro de Ucrania, indicó el gobernador regional Andriy Raikovitch en Telegram.
Citado por la agencia Interfax-Ucrania, Raikovitch precisó que había 12 soldados entre los heridos y que los bombardeos destruyeron “equipos aeronáuticos”, un avión civil An-26 y aeronaves de entrenamiento, así como edificios colindantes.
Horas antes, Ucrania informó que Rusia había destruido parcialmente una base militar en Liutij, unos 30 km al norte de la capital ucraniana.
Los misiles, uno de los cuales fue derribado por las fuerzas aéreas ucranianas, fueron lanzados desde la península de Crimea, que Rusia se anexó en 2014, precisó Oleksiy Gromov, un alto funcionario militar ucraniano.
Además, Rusia también bombardeó la región de Chernígov, en el noreste de Ucrania, con lanzacohetes múltiples. Según Gromov, el ataque se lanzó desde la vecina Bielorrusia, un aliado de Rusia.
Ucrania “no se rendirá y no bajará los brazos”, dijo el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en Telegram.
En la región ocupada de Jersón, en el sur del país, las tropas ucranianas llevan a cabo una contraofensiva para recuperar el territorio perdido tras cinco meses de un conflicto que ha dejado miles de muertos y millones de desplazados según la ONU.
“Terror de los misiles”
“Es una mañana agitada. Una vez más, tenemos el terror de los misiles”, añadió Zelenski.
Al menos una persona murió y dos resultaron heridas en un ataque en la región de Dnipró, en el centro del país, según el gobernador Valentin Reznichenko.
En el noreste, dos ataques con misiles S-300 alcanzaron la segunda ciudad ucraniana, Járkov, en la madrugada.
“Estás seguro solamente en los refugios y en el metro. Pero eso es todo”, lamentó su alcalde, Igor Terejov, en una entrevista con la AFP.
La ciudad, a pocos kilómetros de la frontera rusa, sufre intensos bombardeos, aunque los rusos nunca lograron ocuparla.
Después de fracasar en la toma de la capital a finales de marzo, las fuerzas rusas centraron su ofensiva en el sur y en el este de Ucrania, aunque siguen bombardeando otras partes del territorio.
En la provincia de Donetsk, que junto a la de Lugansk conforma la región del Donbás (este), las tropas de Moscú continúan su avance cerca de Síversk y Bajmut.
Y en Toretsk, un bombardeo ruso dejó dos muertos y tres personas pudieron ser rescatadas de entre los escombros, dijeron los servicios de emergencia locales.
La región, que Rusia busca conquistar por completo, está controlada en parte por separatistas prorrusos desde 2014.
Más al sur, en Mikolaiv, próxima al mar Negro, otro bombardeo “masivo” destruyó una escuela e hirió al menos a una persona, según el gobernador regional Vitaliy Kim.
La urbe está a menos de 100 kilómetros de Jersón, una ciudad cuya región homónima cayó en manos rusas poco después de la invasión el 24 de febrero. La zona es fundamental a nivel estratégico, ya que limita con la península de Crimea.
El domingo, las autoridades ucranianas aseguraron que la liberarían “definitivamente” en septiembre.
En las últimas semanas, el Ejército ucraniano, respaldado por el envío de artillería de largo alcance de las potencias occidentales, recuperó terreno.
Tres aldeas fueron reconquistadas en las dos últimas semanas, aseguró el alto militar ucraniano Gromov.
La víspera, las autoridades de ocupación denunciaron que un ataque ucraniano había alcanzado el puente Antonovski sobre el río Dniéper, clave para el abastecimiento de las tropas de Moscú.
*Con información de la AFP.
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