¿Un tsunami de grandes proporciones que cruza el Atlántico, producto de una erupción del volcán Cumbre Vieja en la isla española de La Palma? El escenario pintado por científicos hace 20 años era demasiado dramático como para que muchos palmeros lo tomaran como real. Muchos, incluso, ya no tenían en cuenta que vivían sobre un volcán. Y el hecho de que hiciera erupción llegó a ser tomado por una noticia falsa. Hasta este 19 de septiembre, cuando, con la erupción, también volvieron a surgir dudas sobre los posibles peligros.
Según los modelos elaborados por los investigadores Steven Ward y Simon Day, la actividad sísmica del Cumbre Vieja podría provocar el desprendimiento de rocas de hasta 500 kilómetros cúbicos, haciendo que se deslicen y generando un tsunami de enormes proporciones.
Estudios posteriores demostraron que los colapsos de las laderas se producen regularmente en todas las Islas Canarias. “Sin embargo”, explica a DW el vulcanólogo Thomas Walter, profesor de la Universidad alemana de Potsdam, “lo más probable es que estas masas rocosas no se deslicen en un solo bloque, como se pronosticaba, sino en varios más pequeños”. Por lo que “el problema no se puede descartar del todo”, agrega el especialista en riesgos geológicos.
Lo que pasa es que “nadie quiere escuchar que vive bajo una amenaza tan drástica”, dice Walter, y destaca que “gracias a la excelente gestión”, en La Palma la erupción actual no le ha causado la muerte a nadie.
Datos satelitales para la vulcanología
La vulcanología ha avanzado a pasos agigantados en los últimos 20 años. “Hoy podemos obtener datos de satélites y radares que nos permiten ver a través de las nubes, incluso a través del humo de cráteres, y escanear el suelo”, dice Walter, miembro de la red de vigilancia de volcanes IPOC.
Los pronósticos en la vulcanología, así como la meteorología, también se basan en la historia. Y si bien cada volcán tiene su propio “carácter”, el vulcanólogo alemán considera importante tener en cuenta la lección que ha dejado una de las islas volcánicas de Krakatoa, en Indonesia: “El derrumbe de Krakatoa, que es mucho más pequeña que La Palma, generó un gran tsunami hace 140 años”. La isla colapsó en una caldera en 1883 y volvió a resurgir sobre el nivel del mar en la década de 1920. Desde entonces, ha habido varios desprendimientos que han desencadenado pequeños tsunamis.
“Un equipo de vulcanólogos italianos realizó entonces las mediciones sísmicas más exactas jamás hechas en Krakatoa, pero el estudio fue ignorado. Hasta el colapso de los flancos del volcán, que ocasionaron un tsunami de grandes proporciones en diciembre de 2018″, advierte el profesor Walter.
Una certeza importante para La Palma
¿Es posible actualmente hacer una previsión para Cumbre Vieja? “Todavía no es posible”, responde Walter, de la Alianza Helmholtz sobre Teledetección (EDA), y agrega que “no hay experiencia de colapso de flancos en La Palma en el pasado. Lo que sí se conoce es el volumen de las antiguas zonas tranquilas”.
Según el profesor Thomas Walter, vulcanólogos de todo el mundo llevan 22 años preguntándose de qué tamaño podría ser un tsunami, si se produjera, hasta dónde se transportarán los sedimentos submarinos y cuál es la magnitud de la liberación de presión en el sistema magmático. Pero, a pesar de los avances, “los datos siguen siendo escasos para poder dar respuestas precisas”, subraya el científico. Cumbre Vieja, como otros volcanes, aún guarda muchos secretos.
Lo que sí parece claro es que en La Palma no se produciría ningún gran terremoto en el futuro. ¿Por qué? El profesor Walter lo explica: “Las condiciones para que se produzca un terremoto de magnitud 8 en la escala de Richter, por ejemplo, tienen que ver con la cercanía a grandes fallas continentales y el flujo de magma, como en el Pacífico, frente a las costas de América Latina y los Andes, Japón o Indonesia”. Walter explica que “la isla canaria de La Palma es tan pequeña que le es simplemente imposible generar tanta energía”. Lo que no significa que los temblores de magnitud 5 no causen daños.
Por lo pronto, hasta este 22 de septiembre “el flujo de lava había reducido algo su velocidad en La Palma”, agrega el experto, al que le “sorprende la cantidad de casas destruidas”, que fueron construidas en las zonas de flujo de la lava, y aprobadas por las autoridades, a pesar de todos los estudios científicos.
El profesor Walter encuentra, de todos modos, “admirable” que los habitantes de La Palma acepten vivir con el riesgo: “Los canarios saben muy bien que viven sobre volcanes activos. Eso es lo que les da la tierra fértil, y es fuente del turismo. Pero también son conscientes de que todo lo que da el volcán, se los puede volver a quitar en cualquier momento”.
*Reportaje DW.