Líbano, una de las naciones más jóvenes del mundo, la cual celebrará el próximo noviembre 80 años de independencia de Francia, es un territorio que se encuentra sumido en una crisis social, política y económica sin precedente debido a la multiculturalidad de sus más de 5 millones de habitantes en escasos 10 mil km2 de superficie.
Esta república, que mantiene en constante confrontación con su vecino del sur, Israel, en gran medida por el grupo Hezbolá, quien ha prometido acabar con la nación hebrea en varias ocasiones, no solo atemoriza a la población israelí sino también a la propia ciudadanía libanesa, debido a que esta organización radical islámica no representa a la población cristiana de la nación, la cual es del 40%.
La violencia: una constante nacional
Desde la época de independencia, la sociedad libanesa ha presenciado varios momentos en donde la violencia se ha tomado las calles, tanto por conflictos internos como externos, lo que ha llevado a que buena parte de sus ciudadanos, huyan del territorio, dejando sus pertenencias y parte de su familia para poder encontrar mejores oportunidades de vida o, al menos, para dejar de escuchar bombas y disparos a diario.
Estos episodios de violencia siguen estando presentes en el 2023. Luego de un reciente alto el fuego entre facciones confrontadas en el campo de refugiados palestinos más grande de Líbano, se consiguió establecer una tensa paz, no obstante, los residentes de estos espacios no ven factible el regresar a sus hogares, reseñó AP. Mientras algunos han perdido sus casas, otros muestran su escepticismo en cuanto al alto en fuego, en donde, según ellos, no dura demasiado, por lo que la violencia vuelve a tomarse la región.
El territorio como zona de conflicto internacional
Desde la disolución del Imperio Otomano tras finalizar la Primera Guerra Mundial, Oriente Medio se convirtió en una de las zonas más conflictivas del mundo debido a la partición de ese territorio de una manera colonial más no cultural.
Asimismo, con el Plan de Partición del Mandato Británico de Palestina en 1947, que dio pie a que el Estado de Israel se estableciera el 14 de mayo de 1948, las naciones árabes mostraron su inconformismo frente a este hecho que sometió aparte de la comunidad judía y árabe a serias confrontaciones.
Tras la victoria de la diplomacia en ciertas ocasiones, los estados árabes de Oriente Medio han comenzado a dar un paso al costado para intentar normalizar las relaciones con sus vecinos, sin importar la religión, las alianzas internacionales o las acciones económicas que concretan, para que con el paso del tiempo, la región pueda ser un espacio propicio para que los desplazados puedan regresar a sus hogares.
¿Dos tratados de paz en camino?
Con la apertura diplomática de Arabia Saudí, un Estado con gran peso protagónico en la región, las autoridades nacionales intentan ratificar dos acuerdos que permitirían la normalización de relaciones diplomáticas con Israel, con mediación de Estados Unidos, y por otro lado, un tratado de paz entre el gobierno de Yemen y rebeldes hutíes para establecer la paz en esta nación árabe con el apoyo de la ONU.
Con estos dos acuerdos estaría más cerca la creación de un estado palestino en Cisjordania y Gaza, lo que permitiría el regreso de miles de refugiados en los campos de Líbano por parte de UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo) a sus propiedades, y por otro lado, con el establecimiento de la paz en Yemen, este territorio tendría la posibilidad de convertirse en uno de los países más desarrollados de la península Arábiga como sus vecinos, Arabia Saudí y Omán.