El dilema, que (Trump) no comprende del todo, es que muchos de los altos funcionarios de su propia administración están trabajando desde adentro para frustrar parte de su agenda y sus peores intenciones”. De ese modo, un funcionario de la Casa Blanca confesó que en el centro de poder de Estados Unidos varios altos funcionarios ejercen una especie de resistencia interna patriótica contra el magnate. Frases como esa, escrita anónimamente en el periódico más importante de Estados Unidos, bastaron para estremecer como una bomba atómica el ambiente político de Washington.Puede leer: Exasesor de Trump sentenciado 14 días de cárcel en caso sobre RusiaApenas lo leyó, Trump se fue lanza en ristre contra The New York Times mientras defendía su gestión. En redes sociales cuestionó si el autor existía, y agregó: “Si el anónimo sin agallas realmente existe, el ‘Times’ debe, por motivos de seguridad nacional, entregarlo al gobierno de inmediato”. La publicación de ese artículo dio otro indicio sobre el caos que vive el Ejecutivo ‘trumpiano’. Como dijo el comentarista Brit Hume a la cadena Fox News el miércoles por la noche: “Cada semana parece que hay un nuevo desarrollo que significa el comienzo del fin y, sin embargo, la administración sigue adelante; el ciclo de noticias es más rápido y más intenso que nunca. Sospecho que todo esto va a explotar”.Hume se refería al hervidero que era Estados Unidos desde el día anterior, martes, por cuenta de los avances de un polémico libro que verá la luz el próximo 11 de septiembre. Tanto CNN como The Washington Post revelaron pasajes de Miedo: Trump en la Casa Blanca, del prestigioso reportero Bob Woodward, quien junto a Carl Bernstein destapó el escándalo Watergate que obligó a Richard Nixon a renunciar a la presidencia en 1974. Ahora Woodward tiene a Trump en la mira con esa publicación en la que sugiere que el Poder Ejecutivo gringo está al borde de un colapso y que el presidente es un peligro para Estados Unidos. El mandatario, fiel a su estilo, desacreditó la obra por medio de las redes sociales e insinuó que Woodward podría actuar por cuenta de los demócratas de la oposición.Woodward cuenta episodios de fuerte calibre. Los protagonistas que cita hablan de funcionarios que desacatan las órdenes de Trump porque no quieren desatar una tercera guerra mundial. También incluye testimonios de exasesores que cuentan cómo Trump ofende permanentemente a sus subalternos. El legendario reportero, dos veces ganador del premio Pulitzer, tiene a su favor una credibilidad ganada en casi 50 años de carrera. Narra, en 448 páginas, las maromas a las que tienen que recurrir los más cercanos asesores del magnate para asegurarse de que no tome decisiones peligrosas. Por ejemplo, señala que después de un ataque químico en Siria el año pasado dio la orden de asesinar al presidente sirio, Bashar al Asad, y que su secretario de Defensa, Jim Mattis, se vio a gatas para convencerlo de desistir.Le sugerimos:El misterio sobre el autor de la columna anónima contra TrumpDespués de más de 100 horas de entrevistas grabadas y de conversar con una decena de asesores que aún hoy trabajan en el gobierno, Woodward plantea que la alocada presidencia tiene que ver sobre todo con su falta total de experiencia y de interés por aprender, y detalla una Casa Blanca disfuncional en la que el magnate actúa como un jefe impredecible a quien no respetan sus principales asistentes. Los ejemplos incluyen al actual jefe de gabinete, John Kelly, quien supuestamente no baja a Trump de “idiota” y “desquiciado” y describe su papel de la Casa Blanca como el peor trabajo que ha tenido. También al ex consejero económico Gary Cohn, quien dijo que había robado un documento del escritorio de Trump para evitar que este firmara el retiro formal del tratado comercial de Estados Unidos con Corea del Sur. Y menciona al propio Mattis, quien supuestamente ha mostrado su in2comodidad ante la limitada inteligencia de Trump.Sorprendentemente, lo publicado por Woodward no sorprendió demasiado a la opinión pública gringa. Al fin y al cabo, este es el cuarto libro que aparece sobre la presidencia de Trump. Michael Wolff (periodista), James Comey (exdirector del FBI) y Omarosa Manigault (exasesora) ya habían publicado obras que pusieron al magnate en arenas movedizas. Pero la sorpresa ya no surge por lo que se dice sobre el presidente, sino por la unanimidad de las denuncias.

La obra de Bob Woodward, reconocido periodista en Estados Unidos, se unió a otras que tienen la misma línea sobre la Casa Blanca de Trump. Al dia siguiente de su anuncio, una ‘op-ed’ en ‘The New York Times’ cayó como una bomba .El libro de Woodward añade a esta extensa saga episodios que le ponen los pelos de punta al magnate, como los relacionados con la investigación sobre la trama rusa que adelanta el fiscal especial Robert Mueller. Woodward relata en una escena como John Dowd, abogado de Trump en ese momento, decidió que el magnate ensayara una entrevista de su cliente con Mueller. Según Woodward, el mandatario dudó, tartamudeó y hasta se contradijo en ese ejercicio, lo cual convenció a Dowd de que Trump caería redondo en el perjurio y que nunca debería sentarse con los investigadores del Departamento de Justicia. Además, le aconsejó no testificar jamás.Le recomendamos: Periodista del caso Watergate muestra ahora un panorama desolador del gobierno TrumpLa polémica de ‘The New York Times’El golpe de Woodward se veía venir, pero el de The New York Times tomó a Trump por sorpresa. No solo desató la ira del magnate, sino una verdadera caza de brujas por conocer al autor de la pieza anónima, a quien el presidente acusó de traición a la patria. Incluso, el senador republicano Rand Paul sugirió hacer pruebas con detector de mentiras para saber quién lo escribió. Al cierre de esta edición, cerca de 30 funcionarios se apresuraron a asegurar no ser los autores del artículo, incluido el secretario de Estado, Mike Pompeo, mientras que la Casa Blanca decía tener una lista de 12 sospechosos.Analistas coinciden en que la importancia de la turbulenta semana estuvo, sobre todo, en ese artículo de opinión. Quien lo escribió dice ser parte de un grupo que intenta proteger a Estados Unidos del ‘Calígula’ que vive en la Casa Blanca y dejó claro que vendrán días de incertidumbre para su inquilino: “Dada la inestabilidad que muchos presenciaron, hubo intentos de invocar la enmienda número 25, que iniciaría un proceso para sacar al presidente. Pero nadie quería precipitar una crisis constitucional. Así que haremos lo que podamos para dirigir esta administración en la dirección correcta hasta que, de una u otra manera, se acabe”.Ambos hechos, tanto el libro de Woodward como el artículo, evidencian en Washington una atmósfera de ‘ciudad loca’ y retratan a un líder cuyos principales asesores creen que es un peligro. En una entrevista con Pete Hegseth, de Fox News, Trump acusó al diario de cometer “traición virtual”. Margaret Sullivan, de The Washington Post, escribió que la decisión del Times de publicar la pieza fue “un pantano de rareza: lleno de cuestiones de ética periodística y con posibles consecuencias legales”.En efecto, en el centro del poder político gringo muchos se preguntan si publicar semejante carga de profundidad desde el anonimato no era algo éticamente inadecuado, y si el anónimo columnista no tendría que haber renunciado y salido públicamente a hacer sus denuncias. Todo ello, teniendo en cuenta que una acción como esa justamente alimenta las teorías conspirativas que para Trump y su electorado forman parte del combustible que echa a andar su máquina de desinformación.Los hechos de la semana pasada plantean una nueva situación, si cabe, aún más grave que las anteriores: la presencia de un misterioso movimiento de ‘resistencia’ en el propio centro del Poder Ejecutivo de Estados Unidos, movido por la creciente alarma ante el comportamiento cada vez más errático del hombre más poderoso del mundo. Es difícil pensar en una situación más increíble.