BAGDAD (AP) — Un atacante suicida mató el miércoles a seis personas, incluido un policía iraquí, en un antiguo bastión de los insurgentes en la provincia occidental de Anbar, y otro atacante mató a cinco e hirió a 23 en el distrito de Ciudad Sadr en Bagdad. El ataque en la ciudad occidental de Ramadi, de la provincia de Anbar, fue realizado por un atacante suicida al mando de un minibús que chocó contra un retén de soldados y policías iraquíes, causando la muerte de un oficial y cinco civiles, informó un policía local. Reportes previos señalaban que entre las víctimas había seis policías. En el ataque resultaron heridas otras 19 personas, incluyendo cinco policías, dijo el agente en Ramadi, que se encuentra a 115 kilómetros al oeste de Bagdad. El policía habló bajo condición de permanecer en el anonimato porque no tenía autorización para hacer declaraciones a los medios de comunicación. Anbar era uno de los bastiones de la insurgencia sunita, pero en los últimos meses había permanecido relativamente en calma, en parte porque los líderes sunitas se unieron a las fuerzas dirigidas por Estados Unidos para luchar contra los extremistas. Horas después una bomba en el distrito de Ciudad Sadr en Bagdad mató a cinco personas e hirió a otras 23. Todas las víctimas del ataque eran hombres, informaron un policía y un empleado de un hospital que hicieron estas declaraciones bajo condición de permanecer en el anonimato, pues no estaban autorizados para hablar con los medios de comunicación. La bomba estaba oculta en una bolsa de plástico y explotó cerca de una gran carpa en la que se realizaba el funeral de la esposa de un líder chiíta, indicaron las autoridades. Sólo había hombres en la carpa pues las mujeres que asistieron al funeral estaban en una casa cercana. También el miércoles por la noche una bomba explotó cerca del distrito de Karradah, predominantemente chiíta, en el centro de Bagdad hiriendo a nueve civiles, informó la policía. Nadie se adjudicó la responsabilidad de las explosiones en Ramadi y Bagdad, hay sospechas de que podría tratarse de extremistas sunitas que tienen como objetivo atacar a las fuerzas de seguridad y a los chiítas, presuntamente para iniciar nuevamente los conflictos entre sectas y desestabilizar al país. Los ataques subrayaron las dificultades de seguridad que aún enfrenta Irak a pesar de una importante reducción en la violencia y de la salida de las fuerzas estadounidenses de combate de las ciudades iraquíes. El retiro marcó el aumento en la confianza sobre la protección a la seguridad de parte de las fuerzas iraquíes, aunque las tensiones entre las diferentes sectas del país son todavía una amenaza. En Bagdad, decenas de dolientes, incluyendo altos funcionarios del ministerio de Interior, asistieron al funeral de los policías de tránsito que murieron en el oriente de la capital. Sus colegas encabezaron la procesión en motocicletas. En la ceremonia se transportaron los ataúdes de madera de los policías, envueltos con banderas iraquíes. El policía Jassim Shuwaili, de 24 años, y su compañero Hussein Qassim, de 19, perseguían a dos hombres armados en un auto después de que se negaron a detenerse en un retén cerca de la Zona Verde, donde se encuentran varias oficinas importantes de los gobiernos estadounidense e iraquí, según el general Zuhair Ebada, director de operaciones de la policía de tráfico en Bagdad. Uno de los sospechosos disparó y mató a los policías, el hombre fue arrestado después.