Bajo la fachada de un payaso amable, cuyo único propósito era dedicar su vida a sacarle una sonrisa a los más pequeños se escondía una de las mentes más oscuras y perversas de Estados Unidos. El blanco de sus actos eran principalmente niños y jóvenes, quienes no pudieron escapar a torturas, violaciones y un final fatídico.
El payaso “pogo” realmente fue uno de los asesinos seriales más temidos en el país norteamericano y que dejó impregnado en la memoria de cientos de personas sus más clandestinas intenciones. Hoy en día, más de cincuenta años después de que comenzaron los ataques, sigue presente como objeto de estudio lo que pudo esconderse en la mente de quien por nombre llevaba John Wayne Gacy.
Bajo el seudónimo de “Pogo, el payaso” asistió a hospitales y encuentros de beneficencia, mientras los participantes de aquellas reuniones ignoraban por completo quién estaba detrás de un disfraz y sonrisa amistosa.
“El payaso asesino”
Al estadounidense, nacido en marzo de 1942, se le acusó de hacer todo tipo de vejámenes y terminar con la vida de 33 niños y jóvenes entre los 14 y 21 años de edad. No conforme con sus aberrantes actos, terminó enterrándolos en su vivienda en Illinois a comienzos de la década de los setenta.
The New York Times fue uno de los medios que hizo seguimiento a esa historia y subrayó que la fachada de Gacy se derrumbaba por completo cuando en la noche se las arreglaba para engañar a sus víctimas y dirigirlas a su casa (una de sus artimañas era ofreciendo trabajos de construcción).
El portal Crime Museum hace referencia al detonante que llevó a poner la mirada en este hombre. En 1977 un joven se dirigió a las autoridades de Chicago para denunciar que había sufrido abuso por parte de Gacy; sin embargo, más allá de un informe el caso se quedó estancado. No fue sino hasta un año luego que la muerte de un menor de 15 años les hizo revisar aquella vivienda y empezar a descubrir lo impensable.
La mente “perversa” de Wayne Gacy
Según evocan medios internacionales, en su infancia estuvo presente un padre agresivo y alcohólico que lo exponía frente a sus amigos del colegio. A sus siete años habría sido “azotado” por tocar indebidamente a un niño junto a otro compañero, y dos años más tarde fue víctima de abuso por alguien de su círculo familiar.
El “payaso pogo” intentó siempre llevar una doble vida; por ejemplo, tuvo dos hijos y contrajo matrimonio dos veces: la primera en 1964; posteriormente, en 1972.
The Washington Post señala que los primeros restos se encontraron a finales de 1978 y su sentencia a muerte llegó dos años después, misma que se cumpliría el 10 de mayo de 1994 en Illinois.
Aún después de su deceso fueron varias víctimas que no pudieron ser identificadas, el nombre de una de ellas se conoció en 2017 gracias a los avances de ADN. Esta respondía al nombre de James Byron Haakenson, quien según ese diario había sido enterrado en el sótano de Gacy y su desaparición se remonta a 1976 (cuando tenía16 años).
El año pasado, tras un trabajo conjunto entre la ONG Doe Project y la Policía de Chicago, se determinó que uno de los restos hallados (en diciembre de 1978) correspondían a Francis Wayne Alexander.
“Con el cuerpo del joven se encontró una camisa o chaqueta de manga larga de color claro; pantalones de color oscuro; medias; y un cinturón de cuero con hebilla. La fecha de la muerte fue más probable entre diciembre de 1976 y el 15 de marzo de 1977 según la ubicación de los restos entre otras dos víctimas que desde entonces han sido identificadas”, detalló la ONG en un comunicado.