Con el acuerdo se logró superar uno de los obstáculos que impedía una votación temprana de la nueva ley de atención médica en Estados Unidos. Pero aún cuando la presidenta de la cámara, Nancy Pelosi, calificó el acuerdo como "un gran paso adelante" en la ley más importante para el presidente Barack Obama en materia interior, los líderes intentaban sin éxito apaciguar las preocupaciones de demócratas, tanto moderados como conservadores, que han retenido el avance del proyecto de ley por una semana. En la Casa Blanca, Obama se reunió con senadores en un intento por acelerar un acuerdo bipartidista que ya lleva semanas en discusión. Toda esta actividad ocurría mientras la administración de Obama y líderes democráticos trataban de despegar la impresión de que la aprobación de la legislación se estancaba a pesar de meses de esfuerzo y negociaciones. Funcionarios demócratas en la cámara baja dijeron que se había alcanzado un acuerdo respecto a cambios en Medicare para poner a prueba y recompensar a los doctores, hospitales y otros proveedores de atención médica que ofrezcan un servicio de alta calidad. Los críticos alegan que el sistema actual sólo paga por volumen —remunerando a los proveedores sin importar si tratamientos médicos adicionales contribuyen a una mejor atención del paciente. De acuerdo con lo negociado, el Instituto de Medicina completaría un estudio en septiembre de 2011 recomendando cambios a la actual estructura de pagos. La Casa Blanca tendrá 45 días para presentar el reporte en el Congreso, y entraría en efecto en febrero de 2012 a menos que el poder legislativo lo bloquee. Por otro lado, los legisladores acordaron pedir un segundo estudio también realizado por el Instituto de Medicina para investigar las diferencias regionales en los pagos a proveedores de Medicare, que sería implementado en el 2014. AP