Este lunes 27 de febrero, Ron DeSantis, gobernador de la Florida, firmó la ley que desmantela el régimen fiscal especial que gozaba desde hace décadas la empresa Walt Disney Company en el condado de Orlando, Estados Unidos.
Es importante mencionar que, en este condado se encuentra el parque temático como las instalaciones de la compañía. Esta medida fue aprobada por el Senado y la Cámara de Representantes, la cual permitirá que el gobernador podrá reemplazar a la junta que lidera el distrito “especial” y que fue creada a finales de los años 60.
El distrito “especial” le permitía a Disney construir sus parques temáticos en la zona por integrantes favorables al Partido Repúblico.
A través del Distrito de Mejora de Reedy Creek -en los límites de Orange y Osceola- se permitió que Disney, en una suerte de autogobierno, fuera responsable de establecer y mantener los servicios municipales, así como de emergencias.
En ese sentido, el cuerpo que regía el distrito, el cual estaba formado por personalidades cercanas a la compañía, tendrá ahora cinco integrantes designados personalmente por el gobernador, donde se encuentra el abogado y donante republicano Martin García.
DeSantis busca acabar con el “estatus de Gobierno de Disney” para traer “una nueva época de transparencia” y de “trato preferencial”. La medida asegura que “Disney pagará su parte de impuestos”, precisó en Twitter el funcionario.
La decisión de DeSantis de solicitar al Congreso que pusiera fin al Distrito de Mejoramiento de Reedy Creek es catalogada por los demócratas y algunos republicanos como una suerte de venganza contra la compañía por sus críticas a la ley que prohíbe hablar sobre diversidad sexual en las escuelas primarias del estado de Florida.
Cabe recalcar que DeSantis sugirió en abril posibles represalias contra Disney por sus opiniones. “No apoyo los privilegios especiales en la ley solo porque una empresa es poderosa”.
Ron de DeSantis, usa La Florida para probar formas de llegar a la Casa Blanca
Ron DeSantis aún no anuncia oficialmente su deseo de llegar a la Casa Blanca. De momento él prefiere centrarse en su estado, al que ha convertido en un laboratorio para probar las políticas conservadoras que podrían impulsarlo hasta la presidencia.
El gobernador aparece casi a diario en los medios nacionales como uno de los protagonistas de la batalla cultural impulsada por su partido contra políticos demócratas, empresas y profesores a los que acusa de querer imponer su ideología progresista a los demás.
En Florida, esa batalla se ha traducido en una serie de polémicas medidas educativas. El año pasado, DeSantis aprobó una ley que restringe la enseñanza de asuntos relacionados con la orientación sexual y la identidad de género en escuelas primarias sin autorización de los padres, y otra para acotar los contenidos escolares sobre la raza y su relación con la historia estadounidense.
En enero vetó un curso de secundaria sobre asuntos afroamericanos cuyo contenido tachó de adoctrinamiento, y su gobierno sustituyó a siete miembros de la junta directiva del New College of Florida, colocando una mayoría conservadora al frente de esta universidad pública progresista de artes liberales.
El resultado ha sido cada vez el mismo: el aplauso de los círculos más conservadores de Estados Unidos, la indignación de sus adversarios y críticos, y una cobertura mediática que le ha brindado una exposición nacional al gobernador de 44 años.
Para Charles Zelden, profesor de Ciencias Políticas en la Nova Southeastern University, no hay duda de que DeSantis piensa en la Casa Blanca. “No tiene prisa por declarar que se presenta a la presidencia porque no tiene por qué hacerlo. Está construyendo su marca. Y es más fácil hacer eso diciendo que solo se está centrando en Florida”, dice.
Su gestión durante la pandemia de covid-19, en la que promovió una rápida reapertura de la economía, y su oposición a las medidas sanitarias de la administración de Joe Biden lo convirtieron en una figura popular entre los republicanos.
*Con información de Europa Press y la AFP.