SEMANA: Si barre en las elecciones de este 23 de julio, como indican las encuestas, ¿qué hará como presidente de España?
ALBERTO NÚÑEZ FEIJÓO: La única encuesta verdadera es la de las elecciones el próximo 23 de julio y hasta que no se cierren las urnas no hay nada ganado. No se trata de barrer en las elecciones, se trata de que los españoles aprovechen la oportunidad de cambio que estaban esperando y opten por otra forma de hacer política. Se trata de derogar el sanchismo. Evidentemente, para ello necesitamos el mayor número posible de votos que nos permitan, sin ataduras, gobernar para todos y superar bloques y bloqueos.
Tenemos un proyecto que buscará recuperar la concordia en nuestro país con una política que una y no enfrente, y que deje atrás la crisis institucional y la mala situación económica que nos lega este gobierno. Derogaremos leyes que han sido nefastas, llevaremos a cabo una rebaja fiscal a las rentas medias y bajas, y los independentistas y populistas dejarán de ser claves en la gobernabilidad de España.
SEMANA: ¿Piensa que las industrias del petróleo y el carbón deben desaparecer, como propone el presidente de Colombia, Gustavo Petro?
A.N.: La sostenibilidad ambiental y transición energética son asuntos fundamentales para nuestra sociedad y, por tanto, figuran dentro de las prioridades de lo que será mi gobierno, si obtengo la confianza de los españoles. Pero cuando hablamos de transición ecológica debemos plantearlo en términos de avanzar hacia una economía descarbonizada, acompañando a los sectores y a la sociedad para que no haya ganadores y perdedores.
Dicho de otra manera, debemos aprovechar las oportunidades que la transición ofrece a una economía como la española, sin dejar a nadie atrás. Sin dogmatismos ni apriorismos ideológicos. Planteamos una evaluación de impacto rigurosa sobre los sectores afectados previa a la toma de decisiones, algo que no ha ocurrido en los últimos años.
SEMANA: ¿Nicolás Maduro es un dictador? ¿Cuál es la solución para Venezuela?
A.N.: No se trata de poner un calificativo. Lo verdaderamente preocupante e inaceptable es que en Venezuela el régimen de Maduro no respete los derechos humanos, que no haya libertad, que más de 7 millones de venezolanos hayan tenido que abandonar su país, que haya presos políticos y que se encarcele o se inhabilite a todos los posibles adversarios políticos, como acaba de suceder con María Corina Machado y con anterioridad con Leopoldo López, Henrique Capriles o Freddy Superlano.
La solución para Venezuela, desde mi punto de vista, pasa necesariamente por que vuelva la democracia, por que se liberen todos los presos políticos, haya libertad de prensa y de expresión, y, fundamentalmente, por que se celebren unas elecciones justas, libres, inclusivas y transparentes.
SEMANA: ¿Está de acuerdo con la legalización de la droga?
A.N.: No, en absoluto. Los datos en torno al consumo de drogas son preocupantes y más aún si analizamos las edades en el inicio del consumo; por tanto, es un asunto que, en ningún caso, debe de tratarse con frivolidad ni asumirse como normal. En nuestras sociedades occidentales, en algunos países se ha avanzado hacia la legalización del consumo de determinadas drogas y, sin embargo, no hemos resuelto el problema de salud pública que genera y que afecta en especial a nuestra juventud.
Más allá de cuestiones sanitarias, la droga nos sitúa ante un gravísimo problema de seguridad, de violencia, de delincuencia, extorsión y corrupción. El narcotráfico es uno de los grandes problemas, y la lucha contra esta lacra, ya sea en los países de origen, tránsito o destino, es uno de los grandes retos que tenemos que afrontar.
SEMANA: ¿Cómo poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania? ¿De qué lado está?
A.N.: La respuesta sobre de qué lado estoy es rotunda: estoy, y no puede ser de otra manera, del lado de quien ha sido ilegal e injustamente agredido, del lado de los ucranianos, que quieren vivir en paz y en libertad. Del lado del respeto a la legalidad internacional de la soberanía nacional y de la integridad de los Estados. Y le digo algo: el pueblo ucraniano va a encontrar todo nuestro apoyo en el ámbito militar, económico y humanitario mientras sea necesario, a la vez que mantendremos el apoyo a las sanciones a Rusia.
En este asunto no caben actitudes tibias, como las que lamentablemente ha tenido parte del Gobierno español. El rechazo a la agresión rusa tiene que ser contundente y unánime, y, por tanto, no puedo aceptar el que haya países que sean condescendientes o que apoyen directamente esta cruel invasión.
SEMANA: ¿Cree que en América Latina la derecha volverá al poder en las próximas elecciones? ¿Por qué?
A.N.: Confío en que en América Latina, que está en un proceso de transformación evidente, se vuelva a contar con dirigentes que se aparten del autoritarismo, del populismo y de posiciones radicales que no aportan nada bueno para el bienestar de sus ciudadanos y el desarrollo de sus pueblos. Tenemos infinidad de vínculos con América Latina y sería bueno para todos que prevalezcan aquellos que respetan la democracia, las libertades públicas, los derechos humanos y que trabajan día a día por una sociedad mejor. El populismo y la demagogia no han traído nunca nada bueno a América Latina ni a Europa. Viniendo de Galicia, comprenderá que soy muy sensible al asunto de la emigración.
Mi país, España, y mi región, Galicia, han sido históricamente emisores netos de emigrantes que buscaban un futuro mejor. El desarrollo económico de España ha provocado que desde los años ochenta del siglo pasado nos hayamos convertido en un país receptor de emigración y también necesitado de ella. Somos un país de acogida y queremos seguir siéndolo, tenemos lazos de hermandad con Iberoamérica, y considero que la emigración es también una manera de reforzar esos vínculos. Ahora bien, la llegada de quienes vengan, de cualquier nacionalidad, ha de ser ordenada, regular y respetando nuestras leyes, que son también leyes europeas. Solo así es posible la deseada integración.
SEMANA: ¿Cuba es una democracia, como dice la izquierda, o una dictadura? ¿Estados Unidos debe ponerles fin a las sanciones?
A.N.: Cuba, de ningún modo, es un modelo de democracia. Y no ha habido los avances en el respeto a los derechos humanos o a las libertades públicas que deberían haberse producido. Dicho eso, una cosa son las sanciones individuales que se puedan aplicar a los responsables de las violaciones de derechos humanos, que son las que nosotros apoyamos y que no tienen un impacto directo en la vida de la población, que bastante tiene con sufrir los embates del régimen, y otra cosa muy distinta son las medidas de efecto extraterritorial, cuya eficacia pudiera ser discutible y, además, le sirven al régimen para justificar una situación que el propio régimen provoca. Dicho esto, no se puede ser tibio en la defensa de los derechos humanos y la democracia.
SEMANA: ¿Qué piensa de las opiniones y posiciones de la izquierda sobre el cambio climático?
A.N.: El Partido Popular en España siempre se ha tomado muy en serio esta cuestión y lideramos en España la firma de los acuerdos de Kyoto y de París. Existe una evidencia científica en torno al cambio climático, sus causas y consecuencias, y hemos adoptado una serie de compromisos tanto a nivel de la Unión Europea como en un marco global, que asumimos y debemos esforzarnos por cumplir. No se trata de proclamas o de posiciones políticas que se esconden detrás de esta realidad, apuestas por modelos económicos de decrecimiento, que no comparto, y que solo generan frustración y engaño.
Se trata de tomar conciencia de la responsabilidad que nos incumbe a todos, y de impulsar medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, lo que supone grandes inversiones en muchos casos. Considero que este es un asunto lo suficientemente serio como para no plantear objetivos irrealizables, y esto es lo que muchas veces sucede con el ecologismo político de izquierdas.
SEMANA: ¿Qué piensa de la relación entre el presidente de España, Pedro Sánchez, y el presidente de Colombia?
A.N.: Permítame que no juzgue las relaciones personales. Un gobernante responsable tiene que estar por encima de las afinidades o las simpatías personales y aspirar a tener relaciones de Estado a Estado. Las relaciones son de país a país y, lógicamente, los intereses de los países deben prevalecer sobre la posible afinidad política o, incluso, la simpatía o antipatía personal entre quienes los gobiernan. No tenga duda alguna de que nuestra posición va a ser de absoluto respeto y de la mejor colaboración entre nuestro país y todos los países democráticos, ya sea de América Latina o del resto del mundo.