Con vientos sostenidos de hasta 298 kilómetros por hora, Dorian azotó el archipiélago norte de Bahamas, destruyó 13.000 propiedas, acabó con la vida de 20 personas y afectó a 70.000 más. Pero el número podría ser mayor, como aseguró el equipo de rescate de las Naciones Unidas y la Cruz Roja. Desde el primero de septiembre, cuando el Dorian tocó tierra en Bahamas, la tormenta no ha parado de crecer. El aumento en el nivel del mar hizo desaparecer gran parte de las islas Ábaco, como se evidencia en las imagenes satelitales. Los sobrevivientes le contaron a la agencia de noticias Reuters que temen que no haya manera de superar la catástrofe y que tengan que migrar a otros países.

Al cierre de esta edición, las operaciones de rescate continuaban, mientras Estados Unidos se preparaba para recibir al enfurecido Dorian en sus costas de Georgia, Carolina del Sur y Carolina del Norte. Los meteorólogos estiman que el huracán recobró fuerza a la salida de Bahamas y que ya estaba en categoría tres, en una escala en que 5 es el máximo nivel de intensidad.