El medioambiente ya no es un asunto marginal en las agendas políticas. Lo comprueban hechos recientes como la abrumadora victoria de los partidos verdes de Europa en las elecciones parlamentarias de la semana pasada. Cada vez más, las personas encienden las alarmas frente a una emergencia climática que ya no puede ser prolongada por más tiempo y a la que se le tiene que dar solución inmediata. Esa es la razón por la que ha tomado tanta fuerza en el mundo el movimiento Extinction Rebellion, un grupo que nació en 2018 con cerca de mil manifestantes que bloquearon el centro de Londres. Extinction, a diferencia de muchos otros, no está dispuesto a esperar a que las generaciones venideras resuelvan lo que las anteriores dañaron. De ahí que más de 30.000 personas los sigan en todo el mundo, incluído un grupo de 100 científicos que firmaron un manifiesto existencial en el que aseguran que el punto de no retorno para el planeta son 10 años. Después de eso no habrá vuelta atrás. SEMANA habló con Patricia Mejías, Enrique Muñoz y Nicolás Elíadas, voceros de Extinction España acerca de sus pronósticos, de sus expectativas y lucha. Aquí sus respuestas. Le puede interesar: Café con aroma a bosque: cultivos más amigables con el planeta SEMANA: ¿Qué diferencia a Extinction Rebellion de otros grupos ambientalistas? ¿Se consideran un movimiento político o una organización civil? Extinction Rebellion: Extinction Rebellion nace de una preocupación ecológica, pero supera la frontera de lo ambiental. Sus demandas son políticas, nunca partidistas, y sus acciones y participación son ciudadanas. Puede hacer parte del movimiento cualquiera que comparta las demandas y principios éticos. Estos son: que los políticos digan la verdad sobre la gravedad de la crisis ecológica y climática, y que actúen en consecuencia para revertirla. También, no violencia y respeto mutuo. SEMANA: ¿Y qué ha cambiado desde que ustedes aparecieron en el panorama, cómo presionaron a los políticos? E.R.: El primer impacto que ha tenido Extinction Rebellion es haber puesto la crisis climática en el debate político: por fin se habla de ello con la seriedad que debe plantearse. Esto ha llevado a algunas ciudades, incluso a un país, el Reino Unido, a declarar el estado de emergencia climática, cosa que sin la presión de las acciones y demandas de Extinction Rebellion no habrían hecho. El cambio climático siempre ha estado en la agenda política, pero como un tema residual y secundario. Nuestra misión es que sea visto con la urgencia necesaria que claman los científicos y las evidencias que nos rodean, y que desde el ámbito político se lleven a cabo acciones que no sean solo simbólicas, como declarar la emergencia climática, sino que de verdad sea un tema que cope sus hojas de ruta. Para presionar a la clase política se lleva una estrategia de acciones directas no violentas. Es decir, acciones disruptivas. Las acciones más llamativas han ocurrido en Londres, donde comenzó el movimiento, dado que los seguidores consiguieron bloquear el centro de la ciudad durante 10 días. Le sugerimos: Noruega aporta 17 millones de dólares para enfrentar la deforestación en Colombia SEMANA: ¿Por qué Extinction Rebellion ha crecido a nivel mundial si las problemáticas ambientales son tan diferentes en cada país? Es decir, los problemas que tenemos en Colombia, las razones por las que los políticos no actúan frente a la emergencia ambiental y los contextos culturales de nuestras ciudades son muy diferentes a los del Reino Unido, por ejemplo. Entonces ¿cómo lograron ustedes integrar a personas de todo el planeta? E.R.: Por una razón muy sencilla y compleja a la vez: los efectos de la crisis ecológica son diferentes en cada región, pero lo seguro es que nos afectan a todas las regiones del mundo. Es fácil sentirse identificado con esta lucha cuando en tu vida cotidiana, en la otra punta del planeta, también estás viendo problemáticas ambientales que derivan de las mismas razones por las que se manifiestan personas en otros lugares. Naturalmente, las medidas políticas para responder a nuestras demandas deben adaptarse a cada contexto cultural, con soluciones particulares a las problemáticas concretas de cada región, pues de esta forma estaremos remando todos en la misma dirección. SEMANA: ¿Qué decirle entonces a los negacionistas o a los pesimistas que creen que no hay vuelta atrás y que ya es tarde para actuar frente a la crisis climática (o que dicen que no existe dicha crisis)? E.R.: La emergencia nace del presente en el que vivimos, en el que día tras día nos levantamos escuchando noticias funestas que son consecuencia del cambio climático: grandes sequías, grandes inundaciones, grandes epidemias... Y la explicación de todas ellas no puede responderse simplemente por el azar o por el cambio climático natural del planeta. Justificarlas así es una enorme negligencia científica, pues se dejan de considerar factores que derivan de la acción humana, como su consumo masivo de materia, su intensa contaminación y su destrucción casi sistemática de ecosistemas naturales. Existe consenso en la Ciencia que respalda estas teorías con suma contundencia, y quien no quiera afrontar la realidad tal como es, es libre de hacerlo, pero no por ello dejará de ser menos real. En cuanto a los pesimistas, es bien cierto que debimos haber empezado a reaccionar antes, pues la magnitud de las consecuencias ambientales no hace más que crecer con el tiempo. Le recomendamos: No se logró acuerdo para salvar el Ártico SEMANA: ¿Son optimistas frente al futuro? E.R.: Hay que ser realistas. La evidencia científica es contundente, disponemos de poco tiempo y son muchos los pasos que hay que dar para mitigar y adaptarnos a las peores consecuencias de la crisis ecológica. No obstante, esto no debe llevarnos a la desesperanza sino todo lo contrario, debe animarnos a enfrentar el reto que tenemos delante como sociedad y como especie y construir el futuro que queremos. Sin duda, las nuevas generaciones son indispensables, sin ellas nada sería posible. Son las personas que más están sufriendo y van a sufrir los efectos adversos, a la vez que las que menos responsabilidad tienen. Actualmente, a través de sus manifestaciones y huelgas están consiguiendo llevar la situación climática a los medios y traen consigo un halo de fuerza y esperanza. Sin embargo, no debe recaer sobre ellas toda la carga de tener que solucionar esta situación.  SEMANA: ¿Quiénes pueden detener la emergencia climática?¿Creen que la protesta civil es suficiente frente al poder? E.R.: Los que pueden detenerla son aquellos que la han consentido: la clase política. Ha permitido la perjudicial acción de las grandes empresas contaminantes en sus propios territorios, a la vez que ha sido laxa con sus propias metas contra el cambio climático. Son ellos los que tienen el poder y también el deber de revertir esta situación. Sin embargo, paralelamente, la ciudadanía tiende a no valorar su gran poder legitimador y deslegitimador. Su intervención no se limita, o no debe limitarse, a la votación de un líder cada equis años: tiene el poder de la voz, de la opinión pública, de decir no cuando está inconforme con lo que desde arriba le imponen.  En contexto: ¡Qué oso con chucho! SEMANA: Finalmente, ¿en qué ha mejorado el mundo desde que ustedes aparecieron y miles de personas se les unieron? E.R.: El mayor logro de Extinction Rebellion es crear conciencia sobre la situación de crisis ecológica. Naturalmente, queda mucho por hacer y conseguir para que nuestras demandas se materialicen, pero ver a tanta gente unida por unas razones que hasta ahora habían sido frivolizadas y apartadas de la actualidad es muy esperanzador. Y lo más mágico es que no se reduce a la opinión pública, sino que toma cuerpo en acciones participativas tan contundentes y llamativas como pacíficas, que incitan a que se nos una cada vez más y más gente. Las herramientas fundamentales de nuestra lucha, al fin y al cabo, son únicamente dos. Pero dos muy poderosas: la credibilidad y la empatía.